El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, se puso en cuarentena el pasado jueves. Su pareja, madre de sus tres hijos y ministra de Igualdad, Irene Montero, dio positivo por infección de coronavirus y él pasó a aislamiento preventivo en su casa de Galapagar. Hasta ahí, todo bien.
Es más, al Consejo de Ministros extraordinario del jueves, en el que se aprobaron los cuatro primeros paquetes del plan de choque contra la pandemia en España, Iglesias acudió de manera telemática. Sin embargo, este sábado sí ha ido a Moncloa. ¿Por qué? ¿Por qué saltarse una cuarentena para decretar que los españoles se deben confinar en sus casas?
La realidad es que Iglesias quería estar, de cualquier manera, en la reunión. Según fuentes de la Vicepresidencia segunda, prefería hacerlo por videoconferencia. Pero, en todo caso, el líder de Unidas Podemos quería entrar a fondo en los contenidos del Real Decreto, sobre todo ante la lucha interna dentro del Ejecutivo por las medidas económicas y las territoriales.
Miedo e incomunicación
Y la explicación logística hay que buscarla en los propios servicios jurídicos de Presidencia del Gobierno. Según ha sabido este periódico en fuentes de la Vicepresidencia, "el presidente le convocó al Consejo de Ministros y no se habilitó la asistencia telemática".
Y además de en una más que sospechosa falta de comunicación entre el Ejecutivo y los partidos de la oposición. Este periódico ha confirmado en fuentes del PP y de Cs que no había riesgo alguno de rechazar el Real Decreto, y menos por esa razón. Sin embargo, desde el PP aseguraron que nadie se había puesto en contacto con ellos de Moncloa a este respecto.
Ante el temor a que algún grupo político impugnara las medidas que se habían de tomar este sábado, el Real Decreto para imponer el estado de alarma, Moncloa reclamó a Iglesias que acudiera de manera presencial.
El lío territorial
Iglesias, de hecho, había reclamado al presidente entrar por videoconferencia a la reunión y no veía conveniente la imagen que daría el conjunto del Gobierno saltándose sus propias normas "excepcionales" para aprobar un "estado de alarma", el segundo en democracia.
Las mismas fuentes de Vicepresidencia afirman que "obviamente, Iglesias ha seguido un protocolo sanitario, definido desde Moncloa, para asegurar que su asistencia [a la reunión del Consejo] era perfectamente viable".
A media tarde, el lehendakari del Gobierno Vasco, Íñigo Urkullu, y el president de la Generalitat catalana, Quim Torra, lanzaron el desafío territorial: no aceptan la "confiscación de competencias" que anticipa el borrador de Real Decreto publicado por EL ESPAÑOL.
Distintos dirigentes de las formaciones separatistas ya califican el mando único decretado por Moncloa como "un nuevo 155 encubierto". Pedro Sánchez, ante el descontrol del coronavirus, se ha visto obligado a confeccionar un "mando único" con capacidad de acción "inmediata" en todo el Estado. Una medida que los nacionalistas catalanes y vascos interpretan en clave invasiva.
Las claves del retraso
Y ahí está una de las claves de la pelea interna que alargó tanto el Consejo de Ministros. Las medidas no estaban cerradas cuando los miembros del Gobierno llegaron a Moncloa, se debatieron punto por punto. Y fuentes conocedoras del debate revelaron a este periódico que Iglesias habría defendido que el ámbito territorial de las medidas del estado de alarma debía tener en cuenta lo que Urkullu llamaba "la singularidad del Estado autonómico".
El caso es que Iglesias quería defender las posturas de Unidas Podemos: los trabajadores, los desfavorecidos, y la España federal. Por mucho que sus diputados sean 35 frente a los 123 del PSOE, el hecho de estar decretando el estado de alarma se entendía como un cambio de paradigma. Una especie de renegociación sobrevenida de la coalición. Quizá temporal, pero al fin y al cabo, un hecho.
Después de varias semanas en las que el líder de Unidas Podemos ha reclamado al presidente que se anticipara más a los acontecimientos, con las reticencias dela Vicepresidencia económica de Nadia Calviño, lo cierto es que Iglesias ha acudido a la sala especial habilitada en Moncloa con la idea de incluir algunos puntos que no aparecen en los borradores de Real Decreto a los que ya ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
La rama morada del Ejecutivo echa en falta más salvaguardas para "los más vulnerables". Por ejemplo inyecciones económicas directas a pequeñas y medianas empresas, así como a autónomos, que palíen los daños que ya están sufriendo por el colapso económico que está causando la emergencia sanitaria.
Y, en ese sentido, a pesar de pagar el precio de que se le acuse a él de haber roto la cuarentena, el secretario general de Podemos cree que es preferible su presencia en la reunión más importante de un Gobierno de España desde hace décadas.