Las rutinas de los presos del procés continúan inalteradas como si la epidemia de coronavirus no existiera al otro lado de los muros de la cárcel. La Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima de la Generalidad de Cataluña no ha suspendido sus permisos de salida, concedidos en base al artículo 100.2 del reglamento penitenciario.
La Secretaría de Medidas Penales (los antiguos Servicios Penitenciarios de la Generalidad), sí ha decidido replicar, en cambio, las medidas adoptadas este jueves por Instituciones Penitenciarias. Es decir, la suspensión de visitas que no se realicen en locutorio.
"No hay una información clara", afirman fuentes de los servicios penitenciarios de la Generalidad. "De momento, como en las cárceles del resto de España, la Generalidad ha anulado los vis a vis y sólo permitirá las comunicaciones a través de locutorios. Las salidas programadas también han sido anuladas. Pero sobre permisos no hay ninguna instrucción explícita".
Una segunda fuente de la cárcel de Lledoners confirma la noticia: "Los presos del procés siguen a día de hoy [viernes] saliendo a la calle".
Curso suspendido
En el caso de Oriol Junqueras, que obtuvo de las autoridades de Lledoners un permiso para impartir un curso de Historia del Pensamiento Occidental en la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), su permiso de salida sigue en pie a pesar de que las clases presenciales han sido suspendidas en todas las universidades catalanas y a pesar de que, de forma extraoficial, se da por acabado el curso 2019-2020.
El dato es aún más llamativo si se tiene en cuenta que el permiso de Junqueras, que le fue otorgado hace apenas dos semanas y que le permite salir de la prisión seis horas al día, tres días a la semana, fue concedido aun cuando su curso no habría empezado hasta pasadas las fiestas de Semana Santa.
La justificación dada por la UVic-UCC en su momento fue que Junqueras emplearía las seis horas diarias de permiso en "preparar las clases y adecuar los contenidos a los perfiles de los alumnos". En la práctica, Junqueras está acudiendo ahora a su despacho en la universidad para preparar unas clases que probablemente no imparta jamás. Al menos, presencialmente y durante este curso.
Vis a vis prohibidos
Instituciones Penitenciarias decidió el pasado jueves restringir las visitas a todos los centros penitenciarios españoles menos a los catalanes, cuya competencia tiene transferida la Generalidad. La prohibición de todas las visitas que no se realicen en locutorio –como los vis a vis– está justificada por la necesidad de que el virus no penetre en la cárcel, un entorno de alto riesgo y en el que el contagio del virus sería muy difícil de contener.
"Una cárcel puede convertirse fácilmente en un foco de muy alto riesgo. Por eso la prioridad absoluta ahora mismo es que el coronavirus no entre en las prisiones", afirman fuentes sanitarias. El virus, salvo en circunstancias excepcionales, sólo puede entrar en una prisión de tres maneras. A través del personal de la prisión, a través de las visitas o a través de presos que hayan estado de permiso y se hayan contagiado en el exterior.
En el primer caso, Instituciones Penitenciarias ha prohibido el acceso a las prisiones a cualquier persona que no sea personal laboral, funcionario o personal extrapenitenciario imprescindible. En el segundo caso, se han prohibido las visitas vis a vis y de cualquier otro tipo –abogados, organizaciones no gubernamentales, periodistas, políticos– que no se produzcan en el locutorio, es decir a través de una mampara de cristal.
Tampoco hay traslados
Instituciones Penitenciarias también ha prohibido los traslados de presos de un centro a otro y las actividades docentes en el interior de la prisión. Los nuevos ingresos deben además pasar por una cuarentena en observación antes de ser ingresados en los módulos con el resto de los presos.
Pero para el tercer caso, Instituciones Penitenciarias no ha tomado ninguna medida, como tampoco lo ha hecho la Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima de la Generalidad. Los presos en tercer grado y los clasificados en segundo grado que gozan de los beneficios del artículo 100.2 siguen saliendo a la calle como lo hacían antes del estallido de la epidemia y volviendo a la cárcel cada noche, o entre semana, como venía siendo habitual.
"El principal peligro de que se anulen los permisos o los vis a vis es la conflictividad interna", afirman fuentes penitenciarias. De momento, no se han registrado incidentes en las prisiones españolas por las restricciones a las visitas, como sí se han producido en Italia. Pero está por ver lo que puede ocurrir si algunos presos continúan disfrutando de sus permisos de salida. Porque eso convierte en absurdas las medidas restrictivas aplicadas al resto de los presos y genera un agravio comparativo difícil de justificar.
Sólo dos positivos
Aunque el caso de Oriol Junqueras es el más llamativo de todos por la suspensión de la actividad docente en todo el país, no lo son menos los del resto de los presos del procés. Carme Forcadell obtuvo el permiso para cuidar de su madre enferma. En el mismo caso que Forcadell está Dolors Bassa.
Jordi Cuixart aprovecha su permiso para trabajar en su propia empresa, la Aranow Packaging Machinery. También Joaquim Forn sigue acudiendo a su puesto de trabajo en Mediapro como "especialista en asuntos legales" y a pesar de que el exconsejero de Interior autonómico no tiene mayor experiencia en ese terreno.
Jordi Sànchez está realizando tareas de voluntariado. Jordi Turull trabaja en un despacho de abogados de Terrassa. Josep Rull, en la Mútua de Terrassa. Finalmente, Raül Romeva trabaja en una asociación privada, para la que evalúa los avances de los Acuerdos de Paz de Dayton.
No hay noticia de que en ninguno de esos casos se hayan adoptado medidas de teletrabajo. A día de hoy sólo se conocen dos positivos por coronavirus en las prisiones españolas. El de una trabajadora del Centro Penitenciario Madrid VI y el de un preso de la cárcel de Zaballa, en Álava, tras tener contacto con un agente de la Ertzainza infectado.