1. El coronavirus y Pedro Sánchez lograron ayer lo que no lograron Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy.
2. Que durante quince días, los ciudadanos españoles seamos una nación unida bajo un Gobierno único y unos derechos y unas obligaciones iguales en todo el territorio nacional.
3. Por primera vez desde 1978, un gaditano, un madrileño, un bilbaíno y un barcelonés tendrán acceso a los mismos servicios y responderán frente a las mismas autoridades, sin discriminaciones ni privilegios de ningún tipo.
4. Pero sólo durante dos semanas que se harán largas, muy largas, por el encierro y el coronavirus, pero cortas, muy cortas, para aquellos que creen que España es una nación, y no tres, o cinco, o diecisiete.
5. No pintaba bien la tarde. Hicieron falta tres reuniones del Consejo de Ministros, la última de siete horas de duración, y varios aplazamientos de la comparecencia del presidente del Gobierno, para dar a luz un decreto de alarma muy debatido.
6. Pero, sobre todo, muy filtrado.
7. En algunos casos, las filtraciones parecían tener como objetivo presionar a la otra parte: Podemos al PSOE y el PSOE a Podemos. En otros, parecían querer forzar una situación de hechos consumados.
8. Como sabe todo estratega político, algunas filtraciones acaban convirtiéndose en realidad por el simple hecho de aparecer publicadas negro sobre blanco. Y de ahí algunas de las de ayer.
9. Pero no ocurrió así esta vez. Para sorpresa de muchos, Pedro Sánchez acabó anunciando unas medidas que habrían firmado, sin excesivos peros, Pablo Casado e Inés Arrimadas. Quizá, incluso, Santiago Abascal.
10. Pero no desde luego Quim Torra, Oriol Junqueras o Iñigo Urkullu.
11. Según esas filtraciones, Pablo Iglesias habría exigido durante el Consejo de Ministros nacionalizar la sanidad, las eléctricas y los medios de comunicación.
12. También habría pedido Iglesias que el decreto de alarma no fuera aplicado en Cataluña y el País Vasco, lo que en la práctica suponía romper la unidad de acción nacional en la respuesta a la epidemia. Probablemente, poner en riesgo la salud e incluso la vida de millones de ciudadanos.
13. Según esas mismas filtraciones, la voz cantante de la oposición a Iglesias la habría llevado Nadia Calviño.
14. Calviño habría amenazado con dimitir –"o él o yo"– frente a alguna de las exigencias más disparatadas del vicepresidente. Buena parte de los ministros socialistas la habrían secundado en ese órdago.
15. Si ese duelo existió en esos términos, entonces la ganadora por aplastamiento fue Calviño.
16. Sánchez puso todos los medios sanitarios y de otros tipos, públicos y privados, al servicio del Gobierno durante quince días. Es probable que esa medida deba alargarse durante más días. Pero una nacionalización no es eso, sino algo muy diferente.
17. Sánchez insistió una y otra vez durante su comparecencia frente a la prensa en la idea de que el virus no entiende de ideologías o de territorios. Era su manera de decir que los presidentes autonómicos no tendrán mando en plaza durante el periodo de tiempo en el que esté vigente el estado de alarma.
18. En la práctica, Mossos d'Esquadra y Ertzainza pasarán a estar bajo las órdenes del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
19. El rechazo de Torra y Urkullu a asumir lo que durante el día de ayer denominaron "un artículo 155 encubierto" dibujaba un escenario política y sanitariamente demoledor en el peor momento posible.
20. "No podemos aceptar que el Gobierno español confisque nuestras competencias en salud, seguridad y transporte. Necesitamos apoyo, no recentralización" dijo Torra. En la práctica, un misil en la línea de flotación de la lucha contra la pandemia.
21. "No permitiremos que se vulneren nuestras competencias y más viendo que el Gobierno español está respondiendo tarde y mal" dijo la portavoz del Gobierno autonómico catalán, Meritxell Budó.
22. Que uno de los motivos de que el Gobierno estuviera "respondiendo tarde y mal" fueran las presiones de los presidentes vascos y catalán es una posibilidad que Budó, aparentemente, ni siquiera llegó a contemplar.
23. Torra llegó a ordenar a los Mossos cerrar los accesos a Cataluña, una medida flagrantemente inconstitucional, durante esas horas en las que el Consejo de Ministros parecía atascado en un debate eterno y sin salida a la vista.
24. En las redes sociales se llegó a hablar de "golpe de Estado" de las autoridades catalanas por su empeño en librar la guerra contra el coronavirus por su cuenta y riesgo. El enfado era lógico: Torra aprovechó un vacío de poder para hacer de su capa un sayo y ejercer durante unas pocas horas de primer ministro de su pequeño reino de taifa.
25. Pero Sánchez, ayer sí, estuvo a la altura y puso el interés nacional por encima de los chantajes de los líderes regionales vascos y catalanes. También de las presiones del caballo de Troya de estos en el Consejo de Ministros, que es Podemos.
26. Sánchez no concretó sin embargo las medidas económicas con las que se intentarán paliar las consecuencias del parón del país durante un mínimo de dos semanas. Un parón que podría ser demoledor para empresas, autónomos y asalariados del sector privado.
27. Y eso es una prueba evidente de que el principal foco de discrepancias entre el PSOE y Podemos es, precisamente, ese: las medidas económicas.
28. En la práctica, el Gobierno durante las próximas semanas estará formado por sólo cinco personas: Pedro Sánchez, Fernando Grande-Marlaska, Salvador Illa, José Luis Ábalos y Margarita Robles.
29. La respuesta de Pedro Sánchez ayer facilita la lucha contra la pandemia, pero dificulta sobremanera la continuidad del Gobierno.
30. En primer lugar, porque Podemos ha quedado radicalmente desautorizado. Ninguno de sus ministros gozará del más mínimo poder en ese quinteto designado por Sánchez para liderar la respuesta a la epidemia.
31. Dicho de otra manera: Sánchez no confía en ninguno de los ministros de Podemos, que han demostrado ser más activistas universitarios que líderes con peso para momentos graves como el actual.
32. Y, en segundo lugar, porque Torra y Urkullu recibieron el decreto de alarma como lo que es en realidad: un 155 mucho más duro que el que aplicó Rajoy en 2017.
33. El decreto de Sánchez también contempla la posibilidad de desplegar el Ejército en cualquier parte del territorio nacional. Una nueva afrenta en la mente de Torra y Urkullu, que han visto como el coronavirus demolía cualquier fantasía de autarquía regional que pudieran albergar en sus respectivos territorios.
34. Pablo Casado compareció inmediatamente después de Sánchez e hizo lo que se esperaba de él. Criticar las dudas, los rumores, la tardanza y la improvisación del Gobierno a la hora de tomar medidas. Pero también apoyar las medidas de Sánchez. Él, como he dicho antes, las habría firmado sin dudar.
35. La solución ideal que deseaban ayer muchos españoles, un Gobierno de concentración nacional de PSOE, PP y Ciudadanos, sin Podemos y sin nacionalistas, no llegó a producirse. Pero quizá se produzca dentro de unos meses.
36. "La coherencia de Pedro Sánchez dura 24 horas" decían ayer las redes sociales, descartando de plano la posibilidad de que el presidente haya aprendido la lección tras comprobar en sus propias carnes la inaudita deslealtad, incluso en tiempos de urgencia nacional, de Podemos y los nacionalistas. Pero también es cierto que todos los viajes empiezan con un primer paso. ¿Por qué no podría ser este el camino de Sánchez hacia el sentido de Estado?
37. Un último apunte. Iglesias, teóricamente en cuarentena, acudió al Consejo de Ministros como si las medidas de aislamiento exigidas al resto de ciudadanos españoles no fueran de aplicación en su caso.
38. Podemos filtró que su presencia había sido exigida por Sánchez. También filtró que se habían tomado todas las medidas necesarias para evitar cualquier posibilidad de infección.
39. El PSOE filtró a su vez que el enfado de los ministros del PSOE y de Pedro Sánchez era enorme y que la decisión de acudir al Consejo de Ministros había sido unilateral por parte de Iglesias.
40. Ganada la batalla al rocambolesco egoísmo nacionalista, queda una segunda, y muy importante, batalla por librar. Es la batalla de las medidas económicas, que Podemos pretende aprovechar para imponer un programa económico que no tendría ninguna posibilidad de prosperar en circunstancias de normalidad, pero que Iglesias cree poder forzar gracias a la situación de excepcionalidad generada por el coronavirus.
41. Pedro Sánchez debe ganar también esta segunda batalla. Sería demoledor que la sociedad española ganara la batalla al coronavirus para caer derrotada, pocas semanas después, por el bolivavirus económico de Podemos.
42. Ayer, Sánchez ejerció por primera vez de presidente de todos los españoles. De todos, incluidos catalanes y vascos no nacionalistas. No es bueno que lo haya hecho forzado por el coronavirus y no por voluntad propia. Pero en su haber está haber resistido las presiones de aquellos que sostienen su presidencia.
43. Tiempo habrá para depurar posibles responsabilidades, y muy principalmente la tardanza en actuar frente a la amenaza, algo que parece grabado a fuego en la genética del PSOE. Pero ayer, Pedro Sánchez fue el presidente de todos los españoles. Para algunos fue una sensación nueva. Casi reconfortante. Como si España fuera una nación de nuevo. Que esa sensación dure tanto como poco debería durar el coronavirus.