Como si existieran dos cepas del mismo virus, la catalana y la madrileña, el presidente regional Quim Torra anunciaba este domingo que la Generalidad "continuará tomando decisiones, las que considere oportunas y necesarias" independientemente de las medidas del decreto de alarma anunciadas un día antes por el presidente del Gobierno.
En la práctica, esas decisiones de Torra han sido, de momento, las mismas que las decretadas por Pedro Sánchez. "Autoconfinamiento domiciliario" y "paro de país".
El relato del nacionalismo catalán ha chocado, sin embargo, con la evidencia de que el virus no ha mostrado ningún respeto por las fronteras imaginarias que separan Cataluña del resto de España. Tanto el vicepresidente regional catalán, Pere Aragonès, de 37 años, como el defensor del pueblo catalán, Rafael Ribó, de 74, han dado positivo por coronavirus este domingo.
Con más matices y menos beligerancia, el presidente autonómico vasco, Iñigo Urkullu, ha mostrado su "disposición a una colaboración total", aunque se ha quejado de unas medidas que dice no entender "desde la eficacia práctica y profesional".
Según Urkullu, los ministerios de Sanidad e Interior ya han contactado con las consejerías regionales equivalentes. "La idea es mantener la misma fórmula de colaboración que hasta ahora" ha anunciado el presidente autonómico del País Vasco para transmitir la idea de que, en la práctica, nada ha cambiado para los ciudadanos de la región.
Café para todos
No ha gustado en los gobiernos autonómicos catalán y vasco que Torra y Urkullu se hayan visto obligados este domingo a compartir videoconferencia con Pedro Sánchez y con el resto de presidentes autonómicos españoles.
Tanto Torra como el PNV, por boca de su portavoz, Josu Erkoreka, han acusado al presidente de querer imponer un 155 encubierto. El consejero de Interior de la Generalidad, Miquel Buch, ha llegado a afirmar que el estado de alarma decretado por el Gobierno es un "café para todos". "En Cataluña hemos hecho lo que teníamos que hacer, otras comunidades no lo han hecho", ha dicho Buch en Twitter.
Alejandro Fernández, líder del PP catalán, ha respondido por su parte a las amenazas –"no permitiremos que se vulneren nuestras competencias y más viendo que el Gobierno español está respondiendo tarde y mal"– de la portavoz del Gobierno autonómico, Meritxell Budó. Lo ha hecho con un mensaje en el que ha exigido "unidad" a Torra.
Tampoco se ha librado de las críticas del nacionalismo catalán la ministra de Defensa Margarita Robles. Entrevistada por Catalunya Ràdio, Robles ha dudado cuando ha sido preguntada por el posible confinamiento de Madrid. Un confinamiento que los nacionalistas catalanes llevan exigiendo, de forma insistente, desde hace días.
"Todos creemos que sabemos de todo, pero yo cada día me doy cuenta de que sé de menos y en estos temas sanitarios tampoco sé", ha contestado Robles, ganándose las críticas de unos medios catalanes que este domingo actuaron como repetidores de esa consigna de la Generalidad que culpa de la epidemia a Madrid por partida doble: tanto sanitaria como políticamente.
Tremendismo por barrios
La resistencia de los gobiernos vascos y catalán a someterse al decreto de alarma del Gobierno no deriva tanto de una discrepancia profunda con las medidas adoptadas por este –más allá del confinamiento de la ciudad de Madrid exigido por el nacionalismo catalán– como de una cuestión de orgullo regional.
Aunque el decreto sólo estará en vigor durante un periodo de quince días, tanto JxCAT como ERC como el PNV creen humillante que se transmita la idea de que sus respectivos gobiernos regionales no son capaces de gestionar una epidemia como la del coronavirus.
Pero el tremendismo ha ido por barrios. Mientras el PNV ha mantenido un perfil bajo y, a regañadientes, ha acatado las órdenes de Sánchez, el nacionalismo catalán ha montado en cólera y presentando el coronavirus como un problema generado en Madrid y que en Cataluña ha quedado prácticamente confinado a la población de Igualada.
El rencor generado por el decreto de alarma del Gobierno ha llegado hasta el último rincón de las redes sociales. La prófuga de la Justicia Clara Ponsatí se ha burlado de los fallecidos en Madrid con el mensaje "de Madrid al cielo". Ponsatí no ha tardado en borrar su mensaje tras la avalancha de críticas recibidas, aunque no antes de que a muchos usuarios les haya dado tiempo de hacer una captura de pantalla de su tuit.
Tampoco la tertuliana Pilar Rahola ha podido evitar las interpretaciones políticas del estado de alarma. "Ya lo tenemos: 155 encubierto con la excusa del coronavirus: 'policías bajo el mando de Interior'. No sólo han actuado tarde y mal, sino que ahora quieren controlarlo todo ellos. Irresponsable y ahora recentralizador. Una vergüenza", escribió en su cuenta de Twitter.
Txagorritxu, colapsado
En realidad, la actuación de las autoridades catalanas y vascas en su lucha contra el coronavirus no ha destacado por una eficacia especial en comparación con la del resto de las comunidades españolas.
En Álava, por ejemplo, uno de los principales focos de la epidemia, la tasa de infectados es de 123 por cada 100.000 habitantes. La de Madrid, otro de los focos de la epidemia, es de 53. La media nacional, de 17.
Tan extrema es la situación en Álava, que en el Hospital Universitario Araba Txagorritxu se han suspendido las operaciones y reconvertido quirófanos en UCI. Los infectados por coronavirus ocupan ya seis de las siete plantas del hospital.
No es muy diferente la situación en Cataluña, donde los profesionales de la Sanidad se quejan de los continuos cambios de protocolo ordenados por el Instituto Catalán de la Salud (ICS). "Llevamos seis protocolos o más en una semana, a veces envían dos distintos al día", han dicho fuentes del sector a EL ESPAÑOL.
El Servicio de Urgencias de Vigilancia Epidemiológica de Cataluña (SUVEC) ya no hace la prueba del PCR –reacción en cadena de la polimerasa, que sirve para detectar gérmenes microscópicos– a pacientes con sintomatología grave, de los que ni siquiera se informa y que ni siquiera se consignan en las estadísticas. La orden en esos casos es recluir al paciente en casa y aplicarle un tratamiento sintomático.
Sin UME en Cataluña
El Ministerio de Defensa ha ordenado desplegar a los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en las zonas de mayor riesgo de propagación del coronavirus para realizar reconocimientos "previos". Las ciudades escogidas han sido Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, León, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
No hay noticias, de momento, de que la UME vaya a ser desplegada también en los focos de infección de Cataluña y el País Vasco. Torra y Urkullu evitarán, por el momento, el mal trago de ver al Ejército español en las calles de sus regiones.