José Luis Martínez-Almeida (Madrid, 1975) se hizo con las llaves del Palacio de Cibeles que tenía Manuela Carmena a principios de verano de 2019, contra todo pronóstico y contra todas las encuestas. Hasta entonces era un político desconocido para la opinión pública, tapado por la alargadísima sombra de su mentora, la todopoderosa Esperanza Aguirre, a la que sustituyó en el grupo parlamentario del Ayuntamiento de Madrid cuando detuvieron a Ignacio González y ella se alejó definitivamente de la política.
Este abogado del Estado, soltero y sin hijos, con un perfil mucho más técnico que político, ni siquiera era la primera opción que tenía en mente Pablo Casado para recuperar la Alcaldía de Madrid. Por unas razones u otras, finalmente Génova apostó por él. Y ganó. Desde entonces, llama poderosamente la atención a cercanos y contrarios la buena sintonía que mantiene con Begoña Villacís, una fiel colaboradora de otro signo político. Alcalde y vicealcaldesa son un equipo desde el primer día que firmaron el Gobierno de coalición, un tándem que se ha hecho mucho más resistente y compacto conforme la pandemia se ceba con crueldad con Madrid. En todos los partidos hay alguien que los pone de ejemplo de cómo ser buenos gestores en un momento tan complicado.
Madrid se ha convertido en el principal foco de infección del coronavirus en España y ha sido precisamente en la gestión de esta crisis donde José Luis Martínez-Almeida ha resurgido como un gran gestor, rápido y audaz. Quienes lo conocen destacan su perfil "de abogado del Estado, que se sacó su oposición concienzudamente, trabajando duro y sin persistir" como la receta que ahora utiliza para gestionar el caos sanitario de la capital.
Almeida ha destacado por su agilidad a la hora de tomar medidas para cortarle rápido el paso al coronavirus y, en la medida de sus competencias, ha tomado la delantera incluso al Gobierno central. Él ha optado por "aparcar las polémicas" con el Gobierno "porque no tenemos un minuto que perder" y solo ha aparecido públicamente para dar a los ciudadanos directrices, claras y rotundas, con un único objetivo: frenar cuanto antes la curva de contagios.
EL ESPAÑOL detalla a continuación las diez medidas que Almeida ha ordenado en días, conforme los contagios en Madrid se multiplicaban y los hospitales empezaban a colapsar, por delante incluso que el Gobierno central. La última la tomó ayer mismo: en Madrid no habrá desahucios ni se cobrará el recibo del alquiler a las seis mil familias que viven en pisos propiedad del Ayuntamiento de Madrid el tiempo que dure la pandemia.
1. El Ayuntamiento alarga dos meses más la campaña del frío para proteger a las personas sin hogar. El domingo 15, el consistorio habilitó un hotel y una pensión para protegerles, pero era insuficiente. Este martes se habilitaron 150 camas en Ifema, la feria de Madrid, para aquellos sin hogar que no tengan síntomas puedan tener un techo bajo el que cobijarse.
2. Madrid aprobó el viernes un decreto extraordinario para suspender el funcionamiento del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en los alrededores de los centros hospitalarios de toda la ciudad. Conforme la crisis se multiplicaba, Almeida optó por dejar sin servicio el servicio de pago de aparcamiento en la ciudad para garantizar que todos los madrileños que no puedan ir a teletrabajar puedan ir en sus propios vehículos hasta sus centros de trabajo y evitar así que la gente coja el transporte público.
3. Tras confirmar aglomeraciones en terrazas de bares y restaurantes que podían convertirse en focos de contagio, el Ayuntamiento de Madrid decretó la suspensión de todas las terrazas el viernes. Al mismo tiempo, Almeida reconocía en una entrevista lo que ningún político se atrevía a decir aún abiertamente: "El cierre de Madrid está más cerca de lo que pensamos".
4. Tras viralizarse vídeos en los que se veía aglomeraciones de gente en parques de Madrid, el sábado 14, horas antes de que se decretase el estado de alarma, Almeida cerró todos los parques públicos de la ciudad.
5. El Ayuntamiento de Madrid fue la primera administración que suspendió los plazos administrativos para todos los madrileños.
6. También fue el primer consistorio en firmar un paquete de rebajas fiscales antes de conocerse el plan de choque puesto en marcha por el Gobierno. En concreto, Almeida destinará 63 millones de las arcas madrileñas para rebajar en un 25% el IBI a 106.000 locales de los sectores más afectados: ocio y hostelería; y otro 25% de descuento en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE). Para el alcalde, el paquete que paliase la emergencia económica debía ir de la mano de la emergencia sanitaria.
7. El alcalde de Madrid fue el primer alcalde en exigir al Gobierno de España que permita a los ayuntamientos poder usar el superávit para paliar las consecuencias económicas del coronavirus. El Real Decreto aprobado el martes por el Gobierno lo contempla.
8. Siguiendo las recomendaciones sanitarias, el martes 10 de marzo cerró al público museos, teatros, centros culturales y deportivos municipales. A través de un bando municipal, pidió "comprensión" a los ciudadanos. "Espero que pronto se abran de nuevo las puertas de la cultura y el deporte a todos".
9. Almeida envió un mensaje apelando directamente al civismo de los jóvenes cuando se suspendieron las clases por la alerta sanitaria. El objetivo era convencerles de lo importante que era que ellos también se mantuvieran en cuarentena: "Sé que los jóvenes de Madrid van a saber estar a la altura de nuestra ciudad. Es el momento de que demuestren su coraje, su civismo, su compromiso con ella". El vídeo se hizo viral.
10. El alcalde cerró el Zoo y el parque de atracciones el jueves 12 y ordenó el balizamiento de 134 zonas infantiles y áreas deportivas de los quince parques de la ciudad.