"Me mintió, nos mintió a todos, mintió en sede parlamentaria, lleva mintiendo una semana, es bochornoso que usted siga al frente de la Policía y de la Guardia Civil... salga de aquí dimitido". Fernando Martínez Maíllo machacó al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien no supo defenderse con argumentos de ninguna de sus acusaciones.
Tras la publicación en EL ESPAÑOL y otros medios de la carta de destitución al coronel Pérez de los Cobos, que desmontaba todo lo dicho hace una semana en rueda de prensa, un día después en la sesión de control del Congreso, y más tarde en la comisión de Interior del Senado, el elxjuez sólo supo aferrarse al cargo y agradecer los largos aplausos de la bancada socialista.
Desde que hubo terminado a mediodía la reunión del Consejo de Ministros, Marlaska había tenido tiempo de prepararse su salida a los micrófonos y las pantallas. Contrariamente a lo acontecido la semana pasada, en la que tuvo que improvisar su presencia en la rueda de prensa posterior a la reunión del Gobierno, esta vez pudo esperar hasta la sesión de control del Senado, ya por la tarde.
Y es que el ministro está consiguiendo algo novedoso: ser el personaje de la semana. Y no sólo del día, que más no habían durado los focos de los escándalos apuntando a un miembro del Ejecutivo desde su toma de posesión y, sobre todo, desde la llegada del coronavirus.
Hace ya 15 días que estalló el caso 8-M, cuando este periódico reveló que el forense daba por "cierto y seguro" que sin los actos autorizados en la jornada del Día Internacional de la Mujer "se habría evitado una amplia difusión del virus".
A partir de entonces, la clave estaba en el contenido del informe de la Policía Judicial, reclamado por la juez del 51 de Madrid, que investiga al delegado del Gobierno. De ese documento quiso saber el ministro y la directora general de la Guardia Civil: pero el coronel Pérez de los Cobos se negó a facilitarlo, lo destituyeron, dimitió el DAO, cayó el número tres... y este martes, EL ESPAÑOL publicaba la carta de destitución, en la que María Gámez admite que ésa es la razón del cese: que "incumplió su deber de comunicar" lo requerido "a la cadena de mando".
Contodo esto por detrás, al senador Martínez Maíllo, del PP, no le quedaba otra que calificar de "insostenible" la situación política del ministro. "Debería salir de este pleno del Senado con la dimisión presentada", apuntó. "Porque ya sabemos la verdad, al ver el documento del cese a Pérez de los Cobos. Lo primero es que su destitución sí tiene que ver con el informe del 8-M, y que les investiga a ustedes. Lo segundo, que lo cesó por cumplir con su deber, habría que ascenderle y no echarle. Y lo tercero, que me mintió, nos mintió a todos en sede parlamentaria".
El senador popular, con el gesto encendido y crispado, recordó la respuesta de Marlaska el pasado viernes en la comisión de la Cámara Alta, "me dijo que ni usted ni nadie de su departamento se interesó siquiera por ese documento... y ahora vemos que echaron al coronel por no entregarlo. No sólo es una injerencia, es que le añaden la mentira; por favor, salga de aquí dimitido".
La defensa de Marlaska
El ministro no tenía mucha escapatoria, así que jugó a hallarla por la tangente dialéctica. Su argumento fue reiterar la contestación de la semana anterior, pero cambiando algún matiz, por si colaba: "Ni este ministro ni nadie del departamento ha hecho injerencia, nadie ha pedido acceso al contenido de informe alguno".
Marlaska añadió, para reforzar la veracidad de esta reformulación, una repetición de lo ya dicho en la rueda de prensa del martes pasado: "Lo único que hemos hecho es una nueva conformación de los equipos", basados en la confianza, ya se sabe.
Pero patinó al rematar la respuesta. O lo había hecho una hora antes al portavoz del Gobierno, María Jesús Montero... Marlaska bajó el micro, con enfado y nervios, tras decir que "nuestra diferencia con ustedes es que nosotros, al perder la confianza, damos las razones. Ustedes no lo hacen".
La ministra había dicho exactamente lo contrario en la sala de prensa de Moncloa: "En un cese a un cargo de libre designación no es necesario dar ninguna explicación, se pierde la confianza y punto".
Los salvoconductos a etarras
A continuación, la líder de Ciudadanos en Cataluña, Lorena Roldán, fue el segundo turno ante Marlaska. Lo pilló ya bastante groggi y no le costó desarmarlo. Aunque, de hecho, su pregunta no tenía mucha esquiva: "¿Por qué su departamento dio salvoconductos a familiares de etarras para que los visitaran en cárceles de otras provincias mientras los españoles estaban confinados y no podían siquiera enterrar a sus muertos?".
El ministro se quejó de que le habían cambiado el texto de la cuestión, pero trató de colocar el mensaje improvisado de que "el derecho penitenciario para todo el mundo se aplica con carácter humanitario".
Pero no le valió a Roldán, que ya se esperaba algo así: "Ustedes son inflexibles con los ciudadanos de bien, pero son humanitarios con los que siembran el terror", espetó. "Es un escándalo que ustedes le den permisos a los etarras para que los visiten en la cárcel. ¿Acaso tiene esto que ver con ese pacto con Bildu?".
La líder liberal aplicó la psicología inversa que últimamente trae a Marlaska por la calle de la amargura. Si hace una semana se quejaba él mismo de que "cada vez estoy más incómodo con las preguntas de las víctimas", el antaño juez antiterrorista se topó con otra andanada de Roldán: "Vergüenza le tenía que dar con lo que fue usted como juez contra ETA. No tenga la desfachatez de utilizar a las víctimas del terrorismo para tapar sus vergüenzas. No se atreva".
Añadió la líder naranja que "es inmoral lo que ha hecho" el Ministerio del Interior, y que "sindicatos y funcionarios de prisiones lo han llamado escándalo". Y que al riesgo de contagiarse por trabajar en sitios tan cerrados como son las cárceles, "estos héroes añaden ahora un riesgo más, por los juegos de poder del señor Sánchez".
Y dando el golpe final para el KO del ministro, Roldán regresó a donde lo había dejado minutos antes Martínez Maíllo: "Ellos son héroes y usted los olvida... porque su sistema de premio y castigo es éste, premios a los etarras y castigos a los guardias civiles".