Que la "nueva normalidad" de Pedro Sánchez se acerca es evidente, porque la mayoría que lo llevó a la Moncloa el día de la investidura se está recomponiendo. Hasta el punto de que esta "sexta y última" prórroga del estado de alarma ha sido la primera en la que remontan sus apoyos, se reducen los votos negativos y crecen los positivos.
Los votos de Esquerra Republicana regresaron desde el no a la abstención, y los del PNV se apuntalaron en el sí. Y todos quedaron contentos con sus acuerdos: Sanchez logró 177 votos a favor y en esta ocasión sólo 155 en contra. Sólo 18 diputados se abstuvieron entre los presentes, muchos más que en otras ocasiones, y los que ejercieron su derecho telemáticamente.
Y es que los grupos nacionalistas habían logrado lo que buscaban: los independentistas catalanes "el retorno de las competencias", y los nacionalistas vascos, que el lehendakari pueda decidir cuánto dura la Fase 3. Porque Sánchez ha incluido en este nuevo decreto una disposición que hace que "pasemos del mando único a la cogobernanza, y ahora a la gobernanza plena de las Comunidades Autónomas".
A varias manos
En un debate crispado que pareció más el del estado de la nación -o incluso el de una moción de censura-, el presidente lucía su capacidad de acuerdo a varias manos, prometiéndole a la vez a Ciudadanos que las medidas serán iguales en toda España, "sin discriminaciones", y al PNV que las autonomías decidirán todo a partir de la Fase 3.
"El presidente autonómico, como máxima representación ordinaria del estado en su territorio, será la nueva autoridad competente delegada que decida si mantiene o modifica y cuánto dura el confinamiento". Es decir, según fuentes del Gobierno, "lo que dura el estado de alarma lo decidirá el Gobierno autonómico que esté en Fase 3".
La única excepción a la gobernanza plena, eso sí, será la de la libertad de circulación, "que seguirá restringida, y por eso pedimos la ampliación del estado de alarma", dijo Sánchez. Lo que no aclaró es qué pasará en las regiones que se quedan sin ese instrumento constitucional justo en el momento en el que dejan atrás la Fase 2, si todo les va bien: Madrid, Barcelona, casi toda Castilla y León...
Para eso estará el "decreto de restricciones sanitarias" que sí supimos que se aprobará el martes que viene en Consejo de Ministros. Una suerte de plan B para que esas CCAA puedan mantener algún control de la movilidad e Isabel Díaz Ayuso, por ejemplo, no se quede de repente desamparada por carecer de instrumentos y resortes todavía con 15 días por delante de desescalada.
"Queremos acompañar a los territorios en el último trecho, el más deseado, el de llegar a la nueva normalidad, pero en el que más prudencia debemos tener", explicaba Sánchez desde el atril del Congreso. Y quizá por eso el presidente anunció lo del nuevo decreto, que incluso sorprendió a alguno de sus ministros, según ha sabido este periódico, que desconocían que ese texto estaba tan adelantado.
El texto se perfilará este viernes, en el Consejo Interterritorial de Salud, en el que Salvador Illa llevará sus propuestas a los consejeros autonómicos para terminar de redactarlo.