La Consejería de Educación valenciana trata de atemorizar a los niños que piden la exención del valenciano para que no se decanten por estudiar sólo en castellano.
¿Cómo? A través de una carta que remite a las familias en la que avisa de que los "exentos" no podrán trabajar en las administraciones públicas "de la Comunidad Valenciana, Cataluña ni Baleares". A su vez, les advierte de que no podrán competir "en igualdad de condiciones" en la empresa privada.
EL ESPAÑOL ha tenido acceso a la misiva emitida por la Consejería de Educación a las familias del IES La Encantá en San Fulgencio (Alicante), zona castellanohablante en la que la exención se contempla para todos los alumnos. Esta reza: "Si soy exento/a, trabajaré del mismo modo que mis compañeros, pero no tendré nota oficial en la tercera evaluación, por tanto, mi esfuerzo no se verá reflejado".
Quienes opten por estudiar sólo en castellano deberán hacer "los mismos deberes", leer "las mismas lecturas" y comprar "los mismos libros". Sin embargo, no tendrán "nota oficial en la tercera evaluación", ni se les "convalidarán los cursos de ESO por el Cerificat Elemental de la Junta Qualificadora". Todo desventajas y ninguna ventaja, según la Generalitat.
Para más inri, el documento resalta que "el alumnado no exento del valenciano obtiene un 43% más de nota en Lengua Castellana que el alumnado que ha solicitado la exención en valenciano". Toda una maniobra para coaccionar a quienes deciden libremente proseguir sus estudios sólo en castellano.
Desde Hablamos Español, asociación destinada a defender los derechos lingüísticos de los hispanohablantes, han denunciado que el documento que han recibido las familias del instituto alicantino es "manipulador" y "coactivo". "De nuevo comprobamos cómo se utilizan métodos reprobables para llevar a cabo la mal llamada normalización lingüística", comentan.
Pero ahí no cesa la coerción. Antes de recibir la carta, las familias deben rellenar una solicitud de exención a través de la página web de la Generalitat valenciana. El formulario advierte: "La exención de valenciano puede aplazar o impedir la consecución de los objetivos de una educación plurilingüe plena y el logro de los objetivos curriculares de todas las lenguas y puede poner en desventaja el alumnado para afrontar las exigencias y los retos de nuestra sociedad en un futuro inmediato".
Las familias afectadas denuncian que hay una "cadena de trabas burocráticas", con la carta como último eslabón, para evitar que el alumnado decida libremente estudiar sólo en castellano.
"Una más de Marzà"
Las familias -que dicen estar "indignadas"- se refieren al polémico documento como "una más de Marzà" y aseguran que no les sorprende, conociendo el modus operandi del consejero de Educación de la Comunidad Valenciana.
Vicent Marzà fue el impulsor de un polémico -y anulado por los tribunales- decreto de plurilingüismo que premiaba la inmersión en valenciano. En realidad, en catalán, pues Marzà, del sector nacionalista radical, defensor del procés en Cataluña, aboga por borrar las diferencias entre ambas lenguas.
La artimaña para forzar a los alumnos a elegir la línea de valenciano a la de castellano consistía en que sólo permitía a los primeros obtener títulos oficiales de inglés, lo que dejaba en franca desventaja a quienes optaban por el castellano como lengua base.
La normativa fue derogada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana por considerar que vulneraba el derecho a la igualdad, al discriminar la enseñanza en castellano.
El TSJCV alertó de que no se podían aplicar medidas "excluyentes o desproporcionadas" que implicaran desequilibrio entre las lenguas oficiales y de que el derecho de elección de los padres no podía ser usurpado por la administración o los consejos escolares.
Este mismo mes de junio, Marzà fue duramente criticado por profesores, alumnos y sindicatos después de anunciar recortes severos en la Escuela Oficial de Idiomas, que suponían el cierre de alrededor de 200 grupos en diferentes sedes y la pérdida del puesto de trabajo para medio centenar de profesores. Los estudiantes más damnificados por esos recortes serían quienes optasen por el inglés.
Marzà siempre ha contado con el apoyo del sector más nacionalista de Compromís. Activista social desde la adolescencia, es también miembro de la Escola Valenciana y del sindicato STEPV, entidades muy vinculadas al nacionalismo catalán.