Pedro Sánchez lo llama el "salto". Es la distancia que va de los 155 escaños que suma con Unidas Podemos a los 176 que marcan la mayoría absoluta. Y en ese abismo de 21 parlamentarios está la clave de su legislatura. Para ser investido, colmó esa distancia con los nacionalistas, pero en las últimas semanas ha preferido mirar a Ciudadanos.
El juego de mayorías de cara a los Presupuestos es complejo. Con los de Inés Arrimadas, el Gobierno también necesitaría -por lo menos- al PNV, Coalición Canaria, Nueva Canarias, Partido Regionalista de Cantabria... O dicho de otra manera: con PP y Vox enfrente, no existe ninguna mayoría posible sin los nacionalistas.
De ahí que la formación liberal contemple las cuentas públicas de 2021 como una especie de prueba del algodón. A grandes rasgos -indican fuentes de Ciudadanos a este periódico-, Moncloa afronta la siguiente disyuntiva: "Si los Presupuestos gustan a ERC, es casi imposible que nos gusten a nosotros".
Al mismo tiempo, Gabriel Rufián, líder de la formación separatista, indica: "Las dos cosas no pueden ser. Es bastante incompatible". Dos mensajes que se tornan órdago camino del despacho presidencial.
Para Ciudadanos, la barrera del PNV, finalmente, podría no serlo. Albert Rivera ya aprobó unos Presupuestos votando a favor con los jeltzales. Ocurrió estando al mando Mariano Rajoy.
A tenor de las versiones trasladadas por Ciudadanos y Esquerra Republicana, la intención de Sánchez puede toparse con un muro infranqueable. El presidente del Gobierno pretende "acuerdos transversales". Un eufemismo con el que se camufla el objetivo de reunir a Rufián y Arrimadas en torno a las mismas cuentas públicas.
"Somos antagónicos"
"Somos antagónicos. Es pura lógica. Esa transversalidad de la que habla... Difícilmente la conseguirá de la mano de Rufián", discurre un importante colaborador de Arrimadas en charla con este diario.
El Gobierno -incluso Podemos ha acabado transigiendo- ha situado a Ciudadanos como prioridad en el último tramo de la pandemia. Incluso ha inaugurado una serie de cumbres en Moncloa con los naranjas. Aparte de estas solemnes reuniones -la próxima se producirá en julio-, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; y el de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, mantienen charlas informales con los parlamentarios liberales.
El gesto ha soliviantado a Rufián, que ha dicho recientemente: "Ciudadanos es Vox en fase 1; y Arrimadas no es de repente Merkel. Se parece más a Cospedal y a Aguirre". Una queja que esconde la ausencia de esa "mesa de diálogo" que los independentistas arrancaron al Gobierno.
Preguntados por los Presupuestos, los líderes de Ciudadanos responden: "Todavía no hay nada sobre la mesa. Parece que están centrados en sacar un buen acuerdo de Europa. No queremos palabras, sino hechos".
Pablo Iglesias, que procura mantener buena sintonía con Sánchez, ha llegado a describir a Ciudadanos como la "derecha civilizada"; un calificativo que nada tiene que ver con los que arrojaba a este partido antes de que Arrimadas se sentara con el Gobierno.
La cuestión es: ¿cuánto serán capaces de ceder Podemos y Ciudadanos? Iglesias pretende hacer valer su acuerdo de investidura en las próximas cuentas públicas. Pero Arrimadas reitera que no aceptará incrementos desorbitados de gasto público y, mucho menos, subidas impositivas.
Por tanto, Sánchez es consciente de que la vía Ciudadanos podría quedar cegada en cualquier momento. De ahí que haya intentado calmar a Gabriel Rufián rescatando la "mesa de diálogo". El líder socialista, en su última comparecencia, deslizó que "no tendría problema" en celebrarla en julio.
En el "salto" que va de los 155 escaños a los 176, estarán -al igual que lo estuvo la investidura- los Presupuestos de 2021. La pregunta es: ¿qué sello quiere ponerles Sánchez?