Desde el mismísimo 10 de marzo en el que Pedro Sánchez supo que la legislatura se le podía ir por el sumidero, el presidente ya abrió la puerta a pactar los Presupuestos Generales del Estado con una mayoría mucho más amplia que la que le aupó hasta el poder. Aquel día compareció ante la prensa en Moncloa con el gesto demudado, tras un Consejo Europeo telemático en el que los países más duros de la Unión Europea parecían dejar solos a España e Italia, que ya se adentraban en la hecatombe sanitaria del coronavirus.
Sánchez necesita sacar adelante un Presupuesto. Para ese viaje, el presidente quiere invitar a Ciudadanos, como sello de calidad a su capacidad de diálogo, y como vía de escape ante exigencias radicalizadas de sus socios independentistas. Pero lo más que está dispuesto a ofrecerle a los de Inés Arrimadas es un acuerdo en las prioridades de gasto. Por "patriotismo", a cambio pediría que los naranjas tragaran con el cumplimiento del acuerdo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Es decir, más impuestos y más altos.
Según el pacto de gobierno, está prevista la subida del IRPF en dos puntos para las rentas de más de 130.000 euros y cuatro puntos para la parte que exceda de 300.000 euros. También se subiría el impuesto de Sociedades hasta un tipo mínimo del 15%, del 18% para los bancos y las empresas de hidrocarburos. El tipo estatal sobre las rentas de capital se incrementará en cuatro puntos a partir de 140.000 euros, desde el actual 23% al 27%.
El impuesto a los ricos propuesto por Unidas Podemos, bautizado como tasa de solidaridad, no está contemplado en el acuerdo, pero la propia ministra de Hacienda ya subsumió esa idea en la reforma -y alza- de las figuras impositivas de Sucesiones y Patrimonio, actualmente transferidas a las Comunidades Autónomas.
Equilibrio con Bruselas
Las cuentas públicas de 2021 serían las primeras del gobernante socialista después de casi tres años en Moncloa, y ese hito se antoja ya políticamente imprescindible. Pero es que además sin unos Presupuestos aprobados no hay quien vaya a Bruselas a presentar programas de gasto que justifiquen los fondos de reconstrucción que la UE -con mucha dificultad, además- podría aprobar.
Ahora que Moncloa ya da por "alcanzada la meta a la que se puede llegar, a la espera de la vacuna o el tratamiento efectivo contra el Covid-19", la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tiene a todo el equipo del Ministerio echando números.
El techo de gasto aprobado en febrero no sirve para nada, la senda de estabilidad que hay que presentar en Bruselas tiene un desvío del déficit y de la deuda brutales, pero eso es justificable por la crisis sanitaria, y cualquier condicionalidad que imponga la UE a la llegada de los supuestos 140.000 millones que pretende ofrecer la Comisión se aplicará para el cierre del siguiente ejercicio. Por ahí hay, pues, tranquilidad.
Pero para financiar la reconstrucción, aprovecharla para "acelerar los cambios de modelo productivo" y la "transición ecológica" de nuestra economía, Sánchez sabe que el aval de los liberales es más digerible por Bruselas que el apoyo de un partido radical independentista, como Esquerra.
Además, los de Oriol Junqueras ya han advertido que el presidente "tendrá que elegir: o Cs o nosotros", según dijo su portavoz parlamentario, Gabriel Rufián. No necesitar a los republicanos rebajaría la presión en la mesa de negociación que se presenta inminente, en julio, tal como se ocupó de confirmar Montero en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Al mismo tiempo, el nuevo ambiente iniciado con Ciudadanos a partir de la cuarta prórroga del estado de alarma -cuando el PP empezó a darle la espalda al Ejecutivo, con una abstención- está sirviendo para sondear la posibilidad de que los de Arrimadas se suban al carro y tanto ellos como ERC eviten los "vetos cruzados".
La comisión
Lo dejó muy claro la ministra portavoz este martes: "Es ahora o nunca". Para el Gobierno, "nunca ha habido un momento más adecuado para ponernos de acuerdo en unos Presupuestos". Lo cierto es que en este caso la conveniencia del Ejecutivo coincide con la necesidad del país. Y eso explota el inquilino de la Moncloa. Fuentes parlamentarias consultadas por este periódico confirman que el Gobierno está pisando el acelerador en las reuniones de la Comisión de Reconstrucción del Congreso, con el objetivo de que las conclusiones sean lo más consensuadas posible.
"No podemos hacer como que no ha habido pandemia", dicen en Moncloa, "ni políticamente ni con los números". Es decir, que hay que cambiar los objetivos de gasto, algo en lo que están incluso de acuerdo desde el lado morado del Gobierno. Fuentes de la banda socialista explican a este periódico que "el ambiente en el Consejo es cada vez mejor, la crisis sanitaria nos ha unido mucho, como es lógico ante un objetivo común tan grave y tantas horas de trabajo conjunto". ¿Y con Ciudadanos? "Indudablemente", concluyen.
Según María Jesús Montero, el acuerdo de la coalición de la mesa de reconstrucción en el Congreso "deben salir los números para ahormarlos". Y las diferencias ideológicas "no deben evitarnos explorar todas las opciones posibles para que todos se sienten a elaborar los Presupuestos". Pero esa "repriorización" será en las partidas de gastos, no en las de ingresos, que crecerán como estaba previsto en el acuerdo PSOE-Unidas Podemos.
Según María Jesús Montero, de la mesa de reconstrucción en el Congreso "deben salir los números para ahormarlos". Y las diferencias ideológicas "no deben evitarnos explorar todas las opciones posibles para que todos se sienten a elaborar los Presupuestos". Ahora falta que el presidente haga todos esos equilibrios sin caerse, aunque ya se ve que está tejiendo redes.