Una trabajadora de una finca de un empresario español de la fresa en Marruecos.

Una trabajadora de una finca de un empresario español de la fresa en Marruecos. Sonia Moreno

Política CORONAVIRUS

Denuncian negligencias en las empresas españolas de la fresa en Marruecos: "No realizaron test"

Organizaciones de derechos humanos aseguran que la causa hay que buscarla en las malas condiciones de trabajo. 

21 junio, 2020 21:37
Tánger

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Las cifras oficiales del Ministerio marroquí de Sanidad de contagios (9.957) y de defunciones (213) por el Covid-19 no han alarmado a las autoridades ni a la sociedad civil durante los tres meses de estado de emergencia sanitaria en Marruecos hasta este viernes, cuando se detectaron dos brotes en dos empresas españolas con alrededor de 600 personas contagiadas.

En 24 horas se multiplicaron los casos de contagio en el país por la aparición de nuevos brotes en las empresas de recolección y producción de frutos rojos en Kenitra y Larache.

Desde las asociaciones de derechos humanos denuncian que los focos de contagio detectados son derivados de las malas condiciones de trabajo en estas plantas. La lista de negligencias es larga: "Ninguna prevención de riesgos laborales, hacinamiento en los transportes, falta de medios de protección personal, ausencia de contratos, sin control de la jornada, no realizaron test y las malas condiciones en las fincas".

Uno de los focos de infección comenzó a principios del mes de junio en la planta de producción Natberry Maroc en Larache, de la sociedad limitada navarra Arofa, que tiene también fábricas en Lugo (Galicia) y Lepe (Huelva). Se dedica al congelado de las fresas pero además dispone también de varias fincas para el cultivo y desarrollo de las fresas, los arándanos y las frambuesas. 

Con más de 1.000 empleados, durante la pandemia solamente prescindió ocasionalmente de su personal. A pesar de que uno de los trabajadores enfermó por el coronavirus, no se sometió al resto a exámenes médicos. El 7 de junio ya se conocían otros 18 casos positivos. Sin embargo, la compañía continuó con su rutina laboral. Una semana después, la cifra de contagiados había pasado a 73 casos, entre trabajadores y familiares. 

Cierre de fábrica

Finalmente, las autoridades cerraron la fábrica y se sometió a cuarentena a los infectados. El resultado son 130 personas con Covid-19 entre empleados, familiares y conductores de los vehículos de la compañía española

Algunos trabajadores denuncian que cuando se necesitaba mano de obra, se traían jornaleros de otras zonas cercanas sin realizarles una analítica. Por eso las asociaciones de derechos humanos, que venían pidiendo desde el principio medidas de prevención y en algunos casos una detención de la actividad temporalmente, señalan como responsables a las autoridades sanitarias locales; y solicitan una investigación. 

El 7 de mayo, un grupo de jornaleras de la fresa de la empresa Almonte Marismas en una aldea de la región afectada, Moulay Bousselham, solicitaban indignadas en un video a las autoridades que les realizaran urgentemente análisis de laboratorio porque había un trabajador infectado en contacto con ellas. Una mujer en concreto pedía test para ella y su familia "porque no sabemos si estamos infectados o no. Y en el caso de que esté infectada se lo habré transmitido a mi esposo y a mis hijos".

La segunda compañía española afectada es Frigidar, con sede en Sevilla y Larache, se dedica a la producción y envasado de fresas, y el viernes registraba 457 casos positivos entre sus empleados.

"Los contagios se están produciendo en fábricas con trabajo precarizado, donde hay mucha humedad y frío, y se propaga el coronavirus de manera rápida", según explicó a EL ESPAÑOL un experto del sector.

Responsabilidades

El director hispano-marroquí de una empresa de capital español en Marruecos que no registra contagios resalta en una entrevista con EL ESPAÑOL que "el Gobierno le ha cedido todo el poder a las autoridades locales y no se tomaron las decisiones correspondientes cuando comenzó el envite. Cada uno tiene que hacerlo en su empresa".

Cuando comenzó la pandemia, el médico de la compañía marcó las pautas y el ritmo de las medidas de higiene adecuadas. Se tomaba la temperatura a los empleados, se compraron mascarillas, pusieron gel alcohólico y lejía en los baños, desinfectaron los transportes, cuyo costó cuadruplicaron para no sobrepasar los 10 trabajadores por furgoneta, eliminaron las comidas conjuntas para evitar concentraciones y obligaron a guardar la distancia de seguridad en la finca.

Sin embargo, "ha habido empresas que no lo han hecho, que han primado el rendimiento, la ganancia, sobre la salud propia de los trabajadores", lamenta este empresario.

En esta finca se pueden concentrar un día hasta 180 trabajadores y desde allí, reconocen que "este virus es muy peligroso, que vuela, y que han tenido suerte". Pero es cierto que desde el principio decidieron tomar medidas, "sacrificamos horas de trabajo par evitar que se juntaran más de cinco personas en un túnel y se suspendieron las comidas con jornadas reducidas intensivas".

Se muestra enfadado en la conversación al hablar de las autoridades, y afirma "no nos ha visitado nadie; ahora es cuando nos vienen a exigir cuando ya se está terminando la temporada pero no se acordaron que el Covid comenzó hace tres meses".

De hecho, desde la Federación de Ligas de Derechos de la Mujeres (FLDF) apuntan que, sabían que había personas que estaban contagiadas: "En la delegación de Kenitra cuando ya lo sabían tenían que haber saltado las alarmas, porque las autoridades dejan a las empresas extranjeras que hagan lo que quieran para que no se vayan".

700 contagiados

La Liga Nacional de Defensa de los Derechos Humanos señala al gobierno como responsable de los brotes porque debería "intensificar el control de las empresas que seguían en funcionamiento y responsabilizar a los empleadores del incumplimiento de las condiciones de sanidad, y la necesidad de cerrar aquellas que no son esenciales, obligar a preservar los derechos de los trabajadores hasta que finalice el periodo de cuarentena".

El domingo por la mañana, comenzó el traslado de los trabajadores contagiados en estas empresas a un hospital del ejército preparado en la localidad de Sidi Yahya El Gharb para recibir a 700 enfermos.

Además, "se han tomado varias medidas, incluidas las pruebas de todos los empleados y el cierre de todas estas empresas", aseguró en un comunicado el sábado el ministro del Interior, Abdelouafi Laftit.

Igualmente, informó sobre el endurecimiento de las medidas de confinamiento en los municipios de las tres regiones de donde provienen los contagios, y pidió a los ciudadanos que respeten estrictamente estas medidas para terminar con este brote lo antes posible para que la vida pueda reanudar su curso normal en esta región.

Por su parte, una comisión de los ministerios de Sanidad, Agricultura, Trabajo e Interior solicitaron una investigación sobre el asunto para establecer responsabilidades.