Como el hortelano con su perro, que ni come ni deja comer. Así se sintió este martes el presidente del Partido Popular, que asistió atónito a la batería de improperios lanzados contra el PP desde la sala de prensa de Moncloa por la portavoz del Gobierno.
A pesar de los desplantes desde la misma noche electoral, en la que Pedro Sánchez ni le cogió el teléfono cuando él pretendía felicitarlo, Pablo Casado llevaba un par de semanas mandando al inquilino de Moncloa -ése que, en la tele, le reclama "unidad" por "patriotismo"- claras señales de acercamiento.
La estrategia marcada por Casado fue la de tender una mano a Sánchez y, con la otra, tratar de apartar a Iglesias, atacándolo con dureza y sembrando dudas sobre la conveniencia de un socio como él ante la negociación europea.
En fuentes del lado morado del Gobierno recibieron estos movimientos con curiosidad: "Con la buena sintonía que hay entre presidente y vicepresidente, esa táctica del PP no va a servir de nada... y a nosotros nos alimenta el discurso de que sólo saben crispar".
Y es que la alternativa es evidente: si los contactos discretos entre PP y PSOE -confirmados desde el Gobierno y desde las filas populares- se traducen en algo tangible de verdad, Casado necesita a Iglesias fuera, si no quiere soliviantar a parte de su propio electorado y azuzar al de Vox. Pero en Presidencia saben que eso no les conviene.
Sánchez defiende su terreno
Para empezar, en ese caso, Sánchez no podría desplegar sus políticas sociales. Además, un escenario con Iglesias fuera del Ejecutivo azuzando a millones de desempleados sería incendiario. Sobre todo, con los ajustes que llegaran una vez que Bruselas impusiera condiciones para tapar los agujeros del PIB cayendo al 12% y de un déficit disparado. Por no hablar de darle la razón al discurso del viejo tic-tac sobre el bipartidismo y el régimen corrupto.
"En el próximo Consejo Europeo ya habrá solución", explica una fuente del Ejecutivo a EL ESPAÑOL. "No se va a dilatar, porque los socios también necesitan hacer sus Presupuestos".
Eso es lo que quiere evitar Sánchez, que necesita proteger su flanco izquierdo. Iglesias le permite ir a Bruselas -donde es el único jefe de Gobierno socialista de un país grande- más armado en su discurso y, además, ya no es un peligro para su hegemonía progresista. "O mucho cambian las cosas o Podemos ya no será un partido impugnatorio, sino una muleta de un 10% o 12% de votos que sólo se justifica dentro de un Gobierno del PSOE", explicaba a este periódico una exdirigente cercano a Iglesias.
Casado recibe palos
Como ya anticipó este periódico, Casado dio la orden a su equipo de cerrar "acuerdos económicos puntuales" con Moncloa que trasladen a los ciudadanos el mensaje de que el PP es un partido de Estado. En la sede de Génova han cambiado su diagnóstico, están convencidos de que el Gobierno durará y, entre dos males, eligen el menos. Si va a haber Presupuestos y si Sánchez se asegura, así, seguir en Moncloa, que al menos no sean unas cuentas con todo el sesgo de Pablo Iglesias.
Por eso, la reunión a la que este mismo martes se emplazaron Ana Pastor y el ministro Salvador Illa para "hacer aportaciones al decreto de nueva normalidad" que se ve el jueves en el Congreso, buscaba ser el anticipo de un sondeo a más profundidad. En el PP lo ven casi imposible, pero ya no consideraban un escenario imposible que Casado y Sánchez hablaran de cuentas públicas.
Al menos, hasta que a mediodía del martes comenzó el bombardeo de María Jesús Montero contra el principal partido de la oposición: "Trabaja contra los intereses de España. Obstaculiza las negociaciones para la recuperación en Europa. Es Inadmisible. Ha dimitido de su responsabilidad. Ataca los intereses de las empresas españolas. Habla mal de España para que nos impongan condiciones y lleguen menos fondos europeos. Debe rectificar. Los ciudadanos lo exigen".
"Ataque preventivo"
El caso es que el PSOE está iniciando lo que fuentes del PP en el Parlamento Europeo calificaban como un "ataque preventivo". ¿Que no hay acuerdo en la Comisión de Reconstrucción? Es el PP, que "no arrima el hombro". ¿Que los países frugales logran cambiar las condiciones de los fondos europeos y llegan menos de esos 140.000 millones que Sánchez ya ha empezado a repartir, o lo hacen con duras condiciones? Es el PP, que "no rema en la misma dirección".
Y es que ésa es la clave de todo. Sánchez quiere vincular los trabajos de Reconstrucción en el Congreso con los Presupuestos de 2021, y éstos están directamente hermanados con los fondos que tienen que llegar de Bruselas.
Y como las CCAA gobernadas por el PP necesitan tanto como las del PSOE reconstruir su economía, Moncloa tiene la sartén, el mango y la receta.
"Es la primera vez que un presidente se escuda en la oposición como prevención ante un posible fracaso de sus negociaciones", explica a este periódico Dolors Montserrat, líder de la delegación del PP en la Eurocámara. "El PP ya ha hecho su trabajo, liderando desde el Parlamento y desde la Comisión Europea el mayor paquete de ayudas e la historia de la UE, ahora le toca a él fajarse en el Consejo", continúa la también exministra de Sanidad.
Comisión en el Congreso
Ésta es la semana decisiva en la que los partidos están elaborando sus conclusiones en la Comisión de Reconstrucción del Congreso. El PSOE ha notado el acercamiento del PP que en las últimas dos semanas ha pasado de limitarse a blandir su programa electoral a lanzar propuestas de pactos, sobre todo en las mesas de Sanidad y de políticas europeas.
A pesar de que la presencia de Unidas Podemos en el Ejecutivo imposibilita una aproximación directa de los populares, lo cierto es que la actitud de Pablo Casado ha virado y fuentes parlamentarias del primer partido de la oposición no sólo confirman a este periódico que han ofrecido pactos en aspectos económicos concretos al Ejecutivo, sino que ya no responden con un "no" taxativo a la posibilidad de acordar los Presupuestos Generales del Estado para 2021.
"La semana pasada, el PP también lideró una carta al Consejo, firmada por cinco grupos del Parlamento Europeo, en la que estaban los socialistas, los liberales, la izquierda de Podemos...", apunta Montserrat. "Si es que Sánchez no se da cuenta de que hasta Borrell ha dicho en la Comisión del Congreso lo mismo que nosotros", como que el dinero de Bruselas no será gratis.
"España es un gran país, nosotros no hemos hablado nunca mal, como nos acusa el Gobierno", concluye Montserrat, que desliza que no es lo mismo España que su Gobierno. "A lo mejor lo que teme el presidente es que no le salga bien la negociación y las cuentas no le cuadren".