Cuando Pablo Iglesias quiso sacarse de la chistera su "impuesto a los ricos", una de las banderas electorales de Unidas Podemos, Pedro Sánchez le dijo que, como mucho, lo podía llevar a la Comisión de Reconstrucción del Congreso.
Y que allí midiera la acogida del asunto. Según ha podido saber este periódico, no es que el presidente esté personalmente en contra de crear esta figura impositiva, y sin embargo este jueves la despreció publicamente en una entrevista televisiva: "Es un fetiche". Es decir, palabrería.
¿Y esto por qué es? La realidad es que su ministra de Hacienda no quiere ni oír hablar del plan. Fuentes de su departamento creen contraproducente "crear un nuevo impuesto que nacería estigmatizada", lo mismo que tratar de recuperar para el Estado central el de Patrimonio. "Son impuestos que provocan más huida de capitales que subida de la recaudación", y precisamente por eso, el plan fiscal del Ejecutivo va por otros derroteros.
María Jesús Montero ya lo dejó claro desde el minuto uno, descartando de plano la idea de Unidas Podemos por "innecesaria" e inútil.
Y eso que los morados habían maquillado bastante sus intenciones, escondiendo su tasa, más bien ideológica, bajo el disfraz de la epidemia del coronavirus y sus efectos socioeconómicos. De hecho lo llegaron a llamar "impuesto de solidaridad para las grandes fortunas".
Europa y los Presupuestos
La clave no es sólo el "estigma", sino que Pedro Sánchez necesita forzar hacia el centro el peso izquierdista de su Gobierno. Aspirar a 140.000 millones de euros europeos, contar con ellos para armar los Presupuestos de 2021 y concitar apoyos parlamentarios que le permitan sacarlos adelante, le resulta más fácil si empieza por el principio: contentar a los países frugales europeos, que rechazan financiar "las aventuras de gasto social como el Ingreso Mínimo o el cheque vacaciones", que han impulsado los Ejecutivos de España e Italia en la desescalada del Covid-19.
Y, tras empezar por el principio, seguir por lo que viene, que es arrimarse a Ciudadanos. El partido de Inés Arrimadas reúne dos condiciones ventajosas: una, es el más necesitado de que la legislatura sea más larga, ya que una convocatoria electoral inmediata amenaza con el derribo. Y dos, su condición de miembro de la familia liberal en Europa opera como "un sello de calidad" para Sánchez en la negociación con sus socios de la UE.
El presidente incluso obligó a los morados a renunciar a su idea en el borrador de conclusiones para la Comisión de Reconstrucción. Borró toda referencia a la derogación de la reforma laboral. Y rebajó cualquier detalle sobre las subidas de impuestos. Los guiños a Ciudadanos eran más que evidentes.
Insistirán
Así, por mucho que desde Unidas Podemos hayan asegurado a este periódico que insistirán en su impuesto a los ricos "hasta que se apruebe", la realidad es que la idea nació abortada desde el inicio. El propio portavoz parlamentario, Pablo Echenique, insistía esta semana en que "Si Amancio Ortega es tan solidario como dicen, no le importará pagar más y estará de acuerdo con el impuesto a los ricos".
El presidente se expresó con esta suficiencia en la entrevista de La Sexta: "Hay que ver si ese impuesto a las grandes fortunas es un fetiche, y preguntarse si es mejor fijarse en dónde están, dónde tributan y cómo hacemos tributar en España" a esos patrimonios más altos.
Y es que el plan de Montero pasa más por la subida de "los tipos efectivos de Sociedades de las grandes corporaciones", por ejemplo, "que son menores a los de las Pymes y los autónomos". E incluso la creación de nuevos tramos más altos en el IRPF para quienes tengan rentas superiores a 130.000 y 300.000 euros anuales.