El Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero ha confeccionado una guía destinada a los profesionales de la educación para ayudar a prevenir el acoso escolar por LGTBIfobia. Con este pretexto, el manual "Somos diversidad" ofrece a los docentes una "caja de herramientas" para abordar la "diversidad sexual familiar, corporal y de expresión de identidad de género".
La guía consta de 161 páginas y se divide en cinco módulos temáticos. En su afán explicativo e inclusivo, la guía es extensa y difícil de comprender, ya que utiliza terminología confusa y plantea situaciones muy variopintas. Además, incluye mucho contenido ideológico que nada tiene que ver con la LGTBIfobia y que asume postulados de la teoría queer.
El quinto módulo, el referente a la "diversidad familiar", plantea que la familia "no es un sustantivo", sino "un adjetivo para describir las relaciones humanas, incluso un verbo sobre el que construimos nuestros vínculos, ya sean biológicos, genéticos, sociales o emocionales".
La guía asegura que "la diversidad de posibilidades de construcción de vínculos familiares es inabarcable": "familiares monoparentales, reconstituidas, interétnicas, adoptivas, tardías o intergeneracionales". Pero el texto recalca que estas son sólo "algunas de ellas" y que todas son "transitorias", poniendo como ejemplo que "una familia nuclear heterosexual puede devenir LGTBI+ porque alguno de sus miembros modifica su relación con el género o la sexualidad por tener hijxs que sean LGTBI+". Toda una enmienda a la totalidad al concepto tradicional de familia.
Para enseñar a los niños la cantidad de variables familiares que existen, el manual ofrece una actividad (la 5.4) para "romper moldes nombrando lo invisible", con el objetivo de "visibilizar la diversidad de posibilidades de construcción de un núcleo familiar".
Esta actividad plantea cuatro premisas para que el niño imagine "en cada ejemplo propuesto, tres composiciones distintas de familia atendiendo al sexo, género y orientación sexual de sus padres y madres": "Jan tiene dos mamás" (concretamente, una "madre cis" y una "mujer trans divorciada"). "Rita tiene dos mamás y un papá", "Álex tiene tres papás y una mamá" y "Bruna tiene un papá y una mamá".
"La sopa lésbica"
"Somos diversidad" plantea un total de 44 actividades grupales articuladas en cinco módulos temáticos. Todas con distintas dinámicas, duración y materiales, destacando por su nomenclatura y contenido. "El armario gay", la "sopa lésbica" o "la mochila de género" son algunas de ellas.
¿En qué consisten? La actividad "el armario gay" plantea situaciones que se deben debatir grupalmente entre los niños. Entre ellas: "Si practicas sexo con hombres..."; "Si tuviera un sueño homoerótico, ¿sería capaz de reconocerlo?"; "Insultos como 'maricón' o 'nenaza' se suelen referir a..." o "Si un profesor es gay pero no se le nota...".
Según el Ministerio de Igualdad, este juego ayuda a "analizar los mitos y prejuicios sobre las distintas orientaciones sexuales", así como "debatir sobre la construcción de los roles de género y cómo afectan a la diversidad sexual".
Por otro lado, la "sopa lésbica" es una sopa de letras tradicional, con la particularidad de que las palabras a encontrar son insultos para referirse a las mujeres lesbianas, tales como "desviada", "machorra", "bollera", "marimacho" o "camionera".
Al parecer, así los niños aprenderán cómo "el lenguaje despectivo incide en el prejuicio respecto a la expresión de género y en la patologización para definir el lesbianismo".
Por último, "la mochila del género" propone un trabajo individual de 15 minutos en el que los niños dibujen en un folio una línea y creen un eje cronológico de sus vidas, marcando tramos de 7 años. El objetivo es que identifiquen en cada tramo "cómo han ido llenando su mochila del género". Es decir, "todo aquello que nos ha enseñado a ser hombres o mujeres, a incorporar la masculinidad o la feminidad": "Pueden ser valores, objetos, sentimientos, ideas, juegos, etc".
La segunda parte del juego se desarrolla en grupos, y los escolares se deben juntar "en función del género en el que han sido socializados", incorporándose las personas "trans y no binarias al grupo en el que se sientan más cómodas o conformando uno propio".
Este ejercicio tiene como objetivo "tomar conciencia, en la propia biografía, de la socialización diferencial en base a las dicotomías hombre/mujer y masculino/femenino".
Teoría 'queer'
El documento del Ministerio de Igualdad asume postulados de la teoría queer a lo largo de sus 161 páginas. Esta teoría propone la superación de la dualidad sexo/género, ya que entiende que la identidad sexual es algo dinámico, cambiante y determinado en última instancia por la voluntad del sujeto.
En este sentido, la guía asegura que la sexualidad humana integra "elementos físicos, emocionales, intelectuales, culturales y sociales", pero también intervienen "las emociones y los sentimientos".
Resulta paradigmático que el manual recomiende la visualización de un vídeo de Judith Butler, máxima exponente de la teoría queer, en el que explica "las nociones básicas sobre la performatividad del género".
Después de su visionado, los niños deberán "construir una identidad masculina o femenina (idealmente diferente a los que performan habitualmente) utilizando ropas y prótesis (bigotes, pelucas, pintalabios, faldas, corbatas)".
La guía resalta que es importante mencionar al grupo que "las transformaciones sean lo más plurales posibles, atendiendo también a la diversidad corporal, funcional, de clase, étnica".
La "performatividad" (del verbo inglés perform, que significa actuar) es un término que Judith Butler introduce en su libro Deshacer el género (2004). Según la filósofa feminista, el género es una actividad performada, constante, cultural y en permanente construcción.
La autora norteamericana propone, en esta línea, que las "representaciones" sexo/género puedan ser "subvertidas" a través de la voluntad y de la actuación de la persona en un determinado marco social.
Esta connivencia con los postulados queer también es evidente en la actividad 4.7 del documento, "Futuro-ficción: más allá del binarismo", que plantea "imaginar escenarios de vida en los que el sexo de las personas no estableciese distinciones sociales entre ellas, visibilizándose así las limitaciones que impone el sistema sexo/género actual".