Hasta 2.000 millones de euros están a punto de nutrir la Educación. Aunque no todos los colegios se verán beneficiados. El Gobierno ha dejado fuera de la lista a los centros concertados. En las últimas negociaciones, PP y Ciudadanos intentaron sin éxito que el Ejecutivo diera marcha atrás. También discrepan de Pedro Sánchez otros partidos como Coalición Canaria, UPN o Junts per Catalunya.
El "no" de Moncloa a ayudar a la concertada impidió que se consensuara el documento de Políticas Sociales tratado en la Comisión de Reconstrucción. Todavía a tiempo, la asociación cívica Yolibre trata de recoger el descontento de miles de familias para concienciar a la ministra de Educación. El método: cartas dirigidas a la propia Isabel Celaá.
Pepe Amiguet, profesor universitario y portavoz de la plataforma, relata a este periódico que el movimiento busca ser "lo más transversal posible". Está integrado por asociaciones católicas, obreras, laicas, universitarias... "La libertad educativa no es de derechas ni de izquierdas; no es religiosa, agnóstica ni atea", apostilla.
Jesús Muñoz de Priego, abogado especialista en Derecho Educativo y también miembro de Yolibre, lamenta que Moncloa confunda el "ideario" de un colegio concertado con la ideología: "No se refiere exclusivamente a una convicción moral, sino también a diferentes propuestas pedagógicas".
Amiguet explica el proyecto a partir del "típico eslogan" de PSOE y Podemos: "Si quieren esa educación, que se la paguen". "¿Se han parado un momento a analizar el público de la concertada? ¡Es clase media-baja! Dibujar todas esas familias como ricas y religiosas es absurdo. Si se aparta a esos colegios de las ayudas, se vulnera el derecho a elegir", reseña.
Los impulsores de la iniciativa conciben que Podemos está imponiendo su criterio al del PSOE: "Si Sánchez gobernara en solitario, habría ayudado a la concertada. ¡Este sistema comenzó con un gobierno socialista! Ante el boom de la educación en democracia, el Estado financió parcialmente estos centros ya en marcha para que fuera posible cubrir la demanda".
Este profesor indica que ya han recibido en torno a un centenar de cartas y que están tratando de ponerse en contacto con Isabel Celaá. De momento, no reciben respuesta. "En el peor de los casos, se las dejaremos en el registro del ministerio", cuenta Amiguet.
Yolibre ha diseñado incluso una cartera para guardar los reclamos de las familias. El diseño es más parecido al de la típica que usan los profesores que a la propia de los ministros. Una declaración de intenciones.
"No alineamos a las familias"
La plataforma ha remitido a este diario algunas de las cartas que irán a parar a la ministra. Muchas de ellas ruegan al Gobierno que rectifique y dedique un porcentaje de las ayudas a la educación concertada.
Paco Calvo, por ejemplo, escribe: "Señora ministra, su ley educativa es discriminatoria. Discrimina a la concertada. Usted sabe cómo funciona la primera sesión de la semana en un centro concertado, ¿verdad? En la mayoría, no enseñamos matemáticas, ni lengua, ni inglés en esas primeras clases. Trabajamos valores desde un punto de vista innovador, integrador, que impacte a nuestros chicos. Buscamos prepararlos, además de en todas las áreas del currículo, en el sentido crítico para que lleguen a ser hombres y mujeres por y para los demás. En los concertados, no alienamos a las familias".
Inés Garrido dice: "Ministra de Educación, debería saber que no hay un único modelo educativo y que los padres tenemos derecho a elegir la metodología que prefiramos para nuestros hijos".
En el mismo sentido se pronuncia Alicia Tarancón: "Democracia supone pluralidad y, en los últimos casi cincuenta años, hemos integrado pluralidad en las estructuras sociales, económicas y culturales. ¿Por qué no en la educación?".
Otro de los puntos que más inquieta a los padres -siempre a tenor de estas cartas- es la reforma educativa que prepara el Gobierno. Muchos de ellos piden que se cuente con los profesores, las familias y los alumnos para fabricar un proyecto "transversal y a largo plazo", que no sea abolido por el siguiente inquilino de Moncloa.
Pepe Amiguet incide, al despedirse, en que harán "todo lo posible" para que estas cartas lleguen a manos de Isabel Celáa. "Ojalá nos recibiera".