La votación del dictamen económico de la comisión de reconstrucción tenía que repetirse en este pleno extradordinario del miércoles, en el que Pedro Sánchez informaba del acuerdo europeo. Salió adelante, por los pelos, pero sí. Y el Gobierno vio aliviado que puede caminar incluso sin el PNV... siempre que Ciudadanos siga cerca.
Todo tenía que ver: el error de Unidas Podemos la semana pasada que obligaba a convocar de nuevo a todos los diputados a tomar posición, los fondos europeos que deben ayudar a reconstruir España y el ensayo de las mayorías para los Presupuestos Generales que el Ejecutivo deberá presentar a la vuelta de verano.
Y así, este experimento ha demostrado que Ciudadanos es clave en las mayorías que pueda armar el presidente alrededor de sus cuentas públicas. Porque en esta ocasión, Sánchez no ha contado ni con Esquerra -que Moncloa da, al menos por ahora, por descartada para aprobar los PGE- ni siquiera con el PNV.
Los nacionalistas vascos, escenificando su enfado con la no convocatoria de la comisión bilateral para fijar su límite de déficit para el año 2021, han rechazado el dictamen. Así, aun sin los dos principales socios de la investidura, ERC y PNV, Sánchez ha salido airoso por 172 votos a favor contra 169 en contra.
Un error del PP
Se da la circunstancia de que la votación debería haber quedado aún más apretada, con sólo un voto de ventaja para el Gobierno de coalición, pero el diputado del PP Mario Cortés equivocó el botón y le dio al sí. Total, que el resultado si todo se hubiera desarrollado como decidieron las direcciones de los partidos, debería haber sido 171 contra 170.
El otro voto que no contó, por un error similar del de los morados hace una semana, era de Jaume Alonso-Cuevillas, de JxCat, cuya formación se abstuvo. Sólo el hecho de que Néstor Rego, del BNG, decidiera ni siquiera participar en la votación podría dar esperanzas al bloque de oposición al Ejecutivo... pero nadie se imagina al Bloque Nacionalista Galego haciendo caer al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos con un empate que hiciera decaer los Presupuestos el día que esto no sea un ensayo. Y eso será en octubre.
El Ejecutivo ha podido aprobar -muy ajustadamente, pero aprobar- la base de ideas para la ley de Presupuestos. La propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en conversación con este periódico, ha confirmado que ese dictamen será el cimiento de ideas para su proyecto de ley.
Cs es la clave de los PGE
Y esto viene a corroborar las palabras de Pedro Sánchez en la sesión cuando, una vez más, celebró "lo útiles que están sabiendo hacer sus 10 votos los diputados de Ciudadanos".
Claro, lo celebra porque le conviene. Pero sobre todo porque sin dorarles la píldora, teniendo en cuenta las tensiones electorales de Esquerra, podría volver a ocurrirle a Sánchez en octubre lo que ya le pasó en febrero de 2019: que "las derechas" y "los independentistas" se "aliaran" para "hacer caer un gobierno progresista".
El que sí queda en posición algo incómoda es, si acaso, Pablo Iglesias. El vicepresidente segundo aseguró la semana pasada que sus 35 diputados "son incompatibles" con unos Presupuestos pactados con Ciudadanos y Partido Popular.
Fuentes populares afirman a este periódico que, aunque la ministra Montero tenga intenciones de llamar en agosto a sus interlocutores del PP, ellos no están por la labor de escucha, "mientras el PSOE insista en subir impuestos"... y, como dijo este miércoles en el pleno Pablo Casado, mientras Sánchez "tenga ese tono insultante".
Pero Ciudadanos, fiel en las últimas votaciones a sus acuerdos con el PSOE, ya ha dejado claro que está dispuesto a discutir los Presupuestos. Tanto los liberales como el PSOE jugaron a hacerse guiños en el dictamen, rebajando ambas partes sus posiciones más enfrentadas en cuanto a alzas impositivas y derogaciones de la reforma laboral, por ejemplo. De ahí, el voto favorable de los de Inés Arrimadas.
Y aunque Iglesias insista en que "las cuentas públicas deben salir con la mayoría de la investidura", las condiciones impuestas por Europa mandan. Y por eso volvemos al inicio de esta información: todo está ligado.
Sin cuentas públicas no hay planes de reforma, sin éstos no hay fondos europeos, pero al final los 140.000 millones dependen de que las reformas cuadren con lo que quiere Bruselas. Y ahí encaja más el naranja de Cs e incluso el azul del PP que la estelada de Esquerra o la ikurriña colorida del Bildu.