Ante la salida de España de Juan Carlos I, hay quienes han aprovechado la tesitura para poner en cuestión la legitimidad de la Monarquía española. Pero los republicanos no son los únicos enemigos que tiene la Familia Real.
El secretario general del Partido Carlista, Jesús María Aragón, utiliza la marcha del Rey Emérito para volver a plantear la ilegitimidad de la dinastía que ocupa el trono español.
En realidad, es algo que los carlistas llevan denunciando desde 1833. ¿Por qué motivo? Tras la muerte de Fernando VII, su hija Isabel accedió al trono contraviniendo la ley sálica, que prohibía el acceso de mujeres al trono. Los tradicionalistas se opusieron frontalmente y abogaron por Carlos María Isidro -hermano del monarca-. Este conflicto dinástico dio origen a tres guerras y a un movimiento que, aunque hoy en día es residual, sigue vivo: el carlismo.
Su ideología se resume en el trilema Dios, Patria y Rey. Y el movimiento, de un tiempo a esta parte, podría definirse como vetusto, añejo y marginal.
-En el Partido Carlista no reconocen la legitimidad de Felipe VI como Rey de España.
-No, claro que no. ¡Viene de Franco! ¡No puede ser! La propuesta que un dictador haga sobre la organización democrática de una sociedad no puede tenerse en cuenta. Ni Juan Carlos I ni Felipe VI son legítimos, su raíz está en una dictadura.
El carlismo se divide actualmente entre quienes siguen creyendo en la tradición monárquica y quienes, tras la marcha de Carlos Hugo de Borbón-Parma de España, se declaran -como Jesús María Aragón- "accidentalistas". "Ahora hay que poner el contador a cero y empezar un nuevo proceso constituyente para que la sociedad se organice democráticamente. La Jefatura del Estado nos fue impuesta por un dictador y la propuesta que haga un dictador sobre la organización democrática de una sociedad no se puede tener en cuenta", opina el secretario general del Partido Carlista.
-¿Qué opina sobre la marcha de Juan Carlos I?
-Ha sido una fuga; una fuga permitida, pero una fuga al fin y al cabo. Y, además, se ha tratado el asunto como si fuera privado. ¡Qué huevos! Juan Carlos I se despide de su hijo como padre. Y nadie pone pegas pese a las informaciones que se manejan.
-¿Qué debería haber hecho?
-Lo más elegante sería que el Rey Emérito no se hubiese ido, sino que se quedase a ver si era citado por los tribunales y a responder sobre lo que haya hecho o dejado de hacer. No debe tener muchas luces porque ha dejado firmas por todos lados. Algo hay seguro.
El carlismo actual
El Partido Carlista o EKA (Euskadiko Karlista Alderdia) en País Vasco y Navarra se reduce a unas pocas decenas de nostálgicos. Desde la Transición, su fuerza se ha ido mermando paulatinamente hasta convertirse en un movimiento residual.
Los sucesos de Montejurra tuvieron un protagonismo fundamental en la división y en el debilitamiento del carlismo. El 9 de mayo de 1976, la Comunión Tradicionalista de Sixto de Borbón-Parma asesinó a dos miembros del Partido Carlista en la romería anual que el Partido Carlista lleva a cabo en honor a los requetés muertos en la Guerra Civil. Esta romería aún se celebra, aunque este 2020 tuvo que ser cancelada por la pandemia.
¿Qué es ser carlista en el siglo XXI? Para Jesús María Aragón, secretario general del partido, es "conocer la historia de España y saber qué sucedió realmente en la primera mitad del siglo XIX".
-¿Qué es lo que sucedió 'realmente' en el siglo XIX?
-En 1833 muere Fernando VII y se produce la coronación de su hijita Isabel, cuando el heredero legítimo según usos y costumbres era Carlos V. Los liberales dieron un golpe de estado imponiendo a una menor de edad. Eso originó un conflicto que no fue solo monárquico sino político, económico y social. Carlos María Isidro fue entonces quien apoyó a toda la gente que se levantó en armas cuando fue perjudicada por todos los cambios que se estaban produciendo.
-¿Ser carlista hoy en día es sólo eso? ¿Asumir un hecho del siglo XIX?
-No. Ser carlista pasa por asumir eso: que no fue un conflicto monárquico ni dinástico sino social. Eso originó tres guerras y ese movimiento fue carlista porque lo encabezó Carlos V. Poco a poco, fue adquiriendo una doctrina, fue aglutinando gente. La base es la base social, que mayoritariamente apoyaba al carlismo.
-¿Y qué hay del trilema? Dios, Patria y Rey.
-Dios, Patria, Rey y Fueros. Es un cuatrilema. Ya don Carlos V habló de la necesidad de defender los Fueros. El Partido Carlista era monárquico, católico... y socialista aún no se podía decir porque no existía el socialismo formulado, existía una justicia social que era la que venía de los comunales. Esa justicia social la rompieron los liberales con el golpe de Estado que dieron. Los carlistas defendían la justicia social, luego ya apareció el socialismo. El carlismo adoptó el sociedalismo porque el socialismo en su evolución era un socialismo de Estado, como el de Rusia.
El heredero "legítimo"
Carlos Javier de Borbón (Nimega, 1970) es el primogénito de Carlos Hugo de Borbón-Parma y de Irene de Orange-Nassau. El actual duque de Parma es también, según sus seguidores, el titular dinástico del carlismo. Es decir, el legítimo heredero al trono.
El duque de Parma reside en Holanda -nació ahí por el exilio de su padre-, cree en el carácter "plurinacional" de España y se considera el legítimo heredero de la corona, aunque siempre ha rehuido la confrontación con Felipe VI.
Desde el Partido Carlista, dicen defender la legitimidad de Carlos Javier en base "a la continuidad histórica". Y así lo argumentan: "El Rey legítimo era Carlos V y sus herederos. La dinastía directa se acabó con Alfonso Carlos, que eligió a un sobrino suyo como regente. Don Javier puso a Franco una condición para entrar en la Guerra: que una vez se acabase, habría que volver a las libertades sociales, territoriales y sindicales. Eso, y hacer un referéndum para ver qué opinaba el pueblo español sobre la vuelta de la Monarquía tradicional. Eso tiene mucho más valor que la decisión de un dictador que nos imponga un sucesor. La legitimidad estaría ahí".
En 2014, con la abdicación de Juan Carlos I, ya reclamó su derecho al trono. En un comunicado dirigido "a todos los españoles y en especial a mis leales carlistas", Carlos Javier de Borbón se mostró dispuesto a ocupar el trono: "Ante los acontecimientos sociopolíticos que se están produciendo en nuestro país quiero repetir, una vez más, el firme compromiso que adquirí tras el fallecimiento de mi padre, Carlos Hugo".
"Cumpliré con los deberes y obligaciones que me impone ser hoy el abanderado dinástico del carlismo", aseguró desde su domicilio en La Haya (Holanda).
De momento, tras la marcha del Rey Emérito, guarda silencio, aunque entre los partidarios del racio abolengo carlista ya hay quien pide que dé un paso al frente. No perdonan lo sucedido en 1833.