Juan Carlos Girauta no echa de menos la política. Ahora dice ser más libre que nunca para hacer lo que mejor se le da: hablar sin tapujos. Y además se siente escuchado. "Yo influyo más en la opinión pública con mis tres columnas semanales que muchos políticos", sostiene.
El catalán nunca ha sido de casarse con una idea. Tampoco con un partido. Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, Girauta ha pasado por casi todo el espectro político: el maoísta PTE, el PSC, Partido Popular y, por último, Ciudadanos.
Y parece que ahí ha terminado su cursus honorum. "Yo no voy a ir a Vox", confiesa Girauta en conversación con EL ESPAÑOL, negando los rumores que le colocaban en la órbita del partido que lidera Santiago Abascal.
Su ruptura con el partido liberal está aún reciente. Se produjo el día en el que Albert Rivera dimitió como líder de Ciudadanos. Desde entonces, es especialmente crítico con lo que considera un partido "decadente": "Es una aberración lo que han hecho con el único partido constitucionalista que ha ganado unas elecciones en Cataluña".
"Hay quienes pusimos mucho esfuerzo y sacrificio por sacar adelante ese proyecto. Yo me fui de Cataluña porque tenía que ir con policías escoltándome por la calle", recuerda Girauta. Todo ese esfuerzo puesto en Ciudadanos, asegura, no tenía como objetivo construir "un partido bisagra del Gobierno de Sánchez".
Por ello, últimamente se ha mostrado muy crítico con la actual dirección del partido naranja, especialmente con Inés Arrimadas, a quien achaca su afán de protagonismo: "Ella quería ser la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro".
Y es que, desde que abandonó el partido el pasado mes de mayo, no ha dejado de lanzar dardos a la líder de Cs. El último, a costa de reivindicar su última intervención parlamentaria como portavoz del partido.
-Pero fue Rivera quien le quitó la portavocía, no Inés Arrimadas.
-Sí, entonces Albert era presidente, pero ella fue quien estuvo presionando insistentemente para ello.
Segundo encontronazo
El de este jueves, supone el segundo encontronazo público de Girauta con Inés Arrimadas. El primero, tuvo lugar el pasado mes de junio a raíz de una polémica entre la dirigente liberal y el periodista Alfonso Ussía.
Todo se originó cuando Ussía dijo a la presidenta de Cs que, si bien él no era un empresario, "tengo un amigo que se ofrece a emplearla a usted como Relaciones Públicas en una gran discoteca de Marbella. Espero su respuesta".
Cuando los simpatizantes de Ciudadanos cargaron contra el periodista por aquel desbarre, Girauta les paró los pies ante lo que consideró un "linchamiento": "Cs no linchaba a periodistas por mucho que insultaran a Albert. Sólo yo contestaba, ¿vale? Y mis encontronazos con periodistas molestaban enormemente a Inés".
"No os reconozco en estos linchamientos", prosiguió el exdiputado liberal en Twitter: "Realmente cada presidente impone su estilo. Por eso había que largarse con Albert".
Escudero de Rivera
Girauta fue uno de los últimos partidarios en Ciudadanos del veto a Sánchez. El adiós de políticos como Juan Carlos Girauta o Marcos de Quinto supuso el fin de la estrategia que implantó Rivera: un "no" rotundo y permanente al actual presidente del Gobierno y a su "banda".
La tesis de Girauta -a Sánchez, ni agua- es la que en su día sostuvo Rivera. Y es, por tanto, diametralmente opuesta a la de Ciudadanos, que quiere hacer valer sus 10 diputados pactando con el Gobierno para impedir que se recurra una y otra vez a formaciones independentistas.
Esta postura tan beligerante contra la actual dirección de Ciudadanos por sus entendimientos con el actual Gobierno habían alimentado los rumores de un posible fichaje por Vox. Máxime, después de que Santiago Abascal confesara en 2019 que, de poder "robar" a un diputado de otro partido, ficharía a Juan Carlos Girauta.
Ahora, Girauta niega la mayor. No se ve en Vox ni en ningún otro partido. De momento, prefiere seguir hablando en su nombre; sin rendir cuentas a nadie: cantando en libertad.