Malena Contestí (Palma, 1985) fue diputada de Vox en el Congreso de los Diputados. Y cuesta creerlo, a juzgar por cómo califica ahora de "extremista", "populista" y "antisistema" al partido de Santiago Abascal.
Cuando cofundó Actúa Baleares, Contestí no imaginaba lo que estaba por venir. El partido se integró en Vox y Abascal apostó por ella como cabeza de lista. Con buen criterio, a juzgar por su entrada fulgurante en el Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Pero su andadura duró sólo unos meses. Lo que tardó en comprender que las tesis más conservadoras y reaccionarias del partido eran irreconciliables con su cosmovisión liberal y ecléctica.
Contestí dejó desencantada el partido, renunció al escaño, confrontó públicamente a la directiva y ahora se dedica a divulgar el liberalismo en redes sociales y tertulias. Si aún comparte algo con el partido de Abascal es la vehemencia con la que defiende sus ideas. "Ser liberal no significa no ser contundente", reivindica.
¿Cómo terminó siendo diputada por Vox?
Santiago Abascal se acercó a mi partido -Actúa Baleares- porque tenía una amistad previa con el presidente. Ideológicamente se parecían bastante. Nuestro partido, al ser regional, había muchos temas y competencias que no tocaba. En el momento de hacer la coalición con Vox no sabíamos quién iba a ir al Congreso de los Diputados. Desde Madrid, un mes antes de empezar la campaña electoral, se decidió que yo era el mejor perfil para ir al Congreso.
Yo acepté inicialmente y estuve de acuerdo porque tenía buen trato con Abascal, que era la única persona de Vox con la que me llevaba antes de llegar al Congreso. Él me decía que los postulados menos moderados se iban a ir rebajando conforme se llegara a las instituciones y que iban a procurar ser un partido más liberal, pero ha sido justo al revés. Es lógico, por una parte, porque han intentado diferenciarse cada vez más del Partido Popular.
¿En qué momento comprendió que esa deriva hacia postulados más moderados no iba a producirse?
Yo en el día a día seguía tratando con mis compañeros de Actúa Baleares. Cuando llegué a Madrid me di cuenta de qué iba Vox. Empiezo a tratar con los compañeros, a ver los planteamientos que se hacen, a ver cómo se habla en las reuniones internas, cómo se lleva la comunicación desde dentro, cuáles son las iniciativas que se plantean a medio plazo... Yo ahí ví que eso iba a ir a más y no a menos. Hablé con Santi en dos ocasiones. Se lo dejé ver claramente, pero él me dijo que no me preocupara, que era un tema publicitario, de ir consolidándose el partido en el Congreso.
También ví las relaciones que tiene el partido a nivel internacional con Le Pen, Salvini… con todos los partidos de ultraderecha en Europa.
¿Cuál fue el detonante?
Cuando se empezó a negociar el Gobierno en la Comunidad de Madrid. Yo sabía que si ellos no conseguían entrar en el Gobierno de Madrid tenían decidido darle el Gobierno a Podemos. Eso me pareció una auténtica barbaridad. Ahí decidí que me iba. Ya no sólo por ciertos postulados que no compartía y por la manera de comunicar que tiene el partido. Si estaban dispuestos a entregar Madrid al comunismo, yo me voy del partido sin pensarlo ni un segundo.
¿Por qué estaba Vox dispuesto a entregar Madrid a Podemos?
Era una manera de forzar entrar en el Gobierno. Yo eso lo entiendo. Cuando tienes que negociar, debes ir a por lo máximo. Ellos exigían un rechazo al colectivo LGTBI, y de ahí Rocío Monasterio no se bajaba. ¿Qué pasó? Que hasta el último minuto, y me imagino que hubo intercesiones importantes, se decía que se iba a entregar el Gobierno a Podemos si Ciudadanos y PP no cedían. Finalmente, menos mal que fue Vox quien cedió, pero fue una negociación difícil y peligrosa. Yo sé que había gente de Vox que quería entregar el Gobierno de la Comunidad de Madrid a Podemos. Eso no me parece jugar duro, sino jugar muy mal las cartas de cara a todos los españoles.
¿Es Vox un partido de extrema derecha?
Ellos dicen que rechazan las etiquetas, pero al mismo tiempo las utilizan. Eso está bien desde el punto de vista del marketing político. Si te llaman extrema derecha, provida, ultra… Ellos lo cogen y lo utilizan a su favor, diciendo que no les importa. Al fin y al cabo a mí las etiquetas también me dan igual, pero en la política te van a poner necesariamente una etiqueta. Cuando dices que alguien es socialdemócrata o constitucionalista sabes a lo que te refieres. Lo mismo pasa cuando dices extrema derecha. El término no es correcto, es muy vago, pero se les puede encuadrar ahí.
¿Cuál sería una definición más precisa?
En las últimas semanas ellos mismos se han definido como un movimiento patriótico, social, antiliberal y sindicalista. Esa es la definición más exacta de Vox, no hace falta que les llamemos ultras.
¿Son Podemos y Vox dos caras de una misma moneda?
Sin lugar a dudas.
¿En qué se asemejan?
En el estatismo. Son dos partidos que van en contra del liberalismo. Ideológicamente cada vez se parecen más, son populistas y antiliberales. Vox se ha alejado del liberalismo y ha abrazado el sindicalismo, el movimiento obrero y el asistencialismo estatal. Es verdad lo de que los extremos se tocan.
Vox al principio decía que era liberal, pero ahora se han quitado la máscara sin tapujos. No son liberales. De hecho, se piensan que los liberales somos libertinos. Están dentro del espectro más duro del conservadurismo. Antes se decía que desde el punto de vista económico eran los más liberales. No. Cada vez son menos liberales y sus propuestas son más contrarias al liberalismo.
Vox y Podemos también se parecen en las estrategias de comunicación que utilizan para conseguir titulares. El victimismo y la radicalidad les funciona bien. Trabajan con las emociones de la gente, como hacen los populismos.
En términos de radicalidad, ¿son absolutamente equiparables?
Tienen todavía puntos de divergencia, aunque Vox ha hecho declaraciones antisistema como Podemos. Se está acercando en términos de radicalidad. Que no nos extrañe si el día de mañana atacan al poder judicial como hace Podemos.
Podemos suele explicarse como la canalización política del descontento ciudadano que se expresó en el 15-M. ¿Cómo se explica Vox?
Se puede explicar porque ha habido unos últimos años muy complejos políticamente en los que los nacionalismos han crecido. Vox hace años que surgió, pero la gente no lo conocía. Cuando empezaron a subir, se intentaron moderar un poco y ahora vuelven a colocarse en la extrema derecha, aunque sea vulgar decirlo así. Se han aprovechado de la falta de oposición al nacionalismo en el Congreso de los Diputados.
Ciudadanos hizo un trabajo extraordinario en Cataluña y nadie se lo puede negar. Siguen llevando la bandera contra el nacionalismo en Cataluña, sin lugar a dudas. Como los nacionalistas, debido al PSOE y sobre todo a Podemos, han seguido incrementando su protagonismo político, la gente ha dicho "oye, que nos comen". Vox se ha aprovechado de ese nerviosismo. Eso no significa que PP y Ciudadanos no hagan frente al nacionalismo, pero éste ha crecido y se ha convertido en un motivo más de descontento. El votante de Vox se parece cada vez más al votante de Podemos.
Podemos creció extraordinariamente al principio, aunque ahora ha decepcionado a mucha gente y ese movimiento 15-M vuelve a estar en boga desde el punto de vista del descontento. Eso Vox lo quiere aprovechar y habla a los descontentos del 15-M para decirles que ellos son la respuesta.
Este septiembre Santiago Abascal presenta una moción de censura al Gobierno. ¿Cuál cree que es la intención detrás de este movimiento?
Ellos mismos saben que es un instrumento propagandístico que sólo beneficia al partido desde un punto de vista de la comunicación. No beneficia a los españoles, beneficia al partido. Buscan el titular, aunque sea un titular vacío. Saben perfectamente que no saldrá adelante, pero van a salir en prensa y van a ponerse la medalla de haber sido la verdadera oposición. Eso no es verdad, pero con la moción de censura están intentando salir en prensa y levantar las pasiones de la gente que detesta este Gobierno. Yo detesto este Gobierno, pero soy consciente de que una moción de censura en este momento no va a salir adelante. Yo quiero un resultado racional, fáctico, no emocional.
Además, tiene un punto contraproducente muy importante. Le está facilitando a la coalición del PSOE con Podemos el papel de víctima. Le está dando a Sánchez la capacidad de presentarse como el salvador frente a la ultraderecha, cuando todos sabemos que es mentira. Vox está haciendo un flaco favor a los españoles y a la política española.
¿La oposición al Gobierno está siendo suficientemente contundente?
Está siendo todo lo contundente que puede, y ahora lo veremos en la negociación de los Presupuestos. Ciudadanos, PP y Vox tienen claro que este Gobierno no les gusta. La oposición es muy dura por parte de todos, pero unos hacen política útil y realista, mientras que otros hacen política populista.
En este sentido, ¿qué le parece la estrategia adoptada por Ciudadanos desde que Inés Arrimadas está al frente?
Si tú puedes conseguir sentarte y que te escuchen más a ti que a los nacionalistas periféricos y a los comunistas de Podemos, ¿por qué no hacerlo? ¿Qué prefieren los ciudadanos? Primero hay que sentarse e intentar que Sánchez se desvincule al máximo de Iglesias y de los nacionalismos periféricos. Sobre todo de Iglesias, que nos va a llevar a la perdición.
Usted misma se define como liberal. ¿Es Ciudadanos el partido que mejor representa el liberalismo en España?
Realmente no hay ningún partido que encarne el liberalismo, eso es muy difícil. De los partidos que existen, tanto social como económicamente, Ciudadanos es el que más se acerca en el cómputo global a los postulados liberales. El camino que va a seguir Ciudadanos creo que va a ir por ahí. Yo estoy a la expectativa de ver cómo sigue adelante el partido con esos diez diputados, pero confío en que enarbole cada vez más el liberalismo.
El PP ha tenido momentos y puntos liberales. Ellos se definen a sí mismos como un partido liberal-conservador. Puedes tener ideas liberales e ideas conservadoras, pero el liberalismo no es conservador. Como opción personal, puedes ser conservador, pero como opción política, si tus propuestas son conservadoras no eres liberal. Es una diferencia importante para entender que el liberalismo no excluye a las personas conservadoras, pero sí excluye las políticas conservadoras. El Partido Popular va a encarnar el conservadurismo de aquí en adelante, mientras que al liberalismo lo encarnará Ciudadanos.
¿No cree que es más lo que une a liberales y conservadores que lo que los separa?
Es más lo que les une que lo que les separa, sí. A pesar de esas diferencias, hay determinados momentos en los que será necesario que PP y Ciudadanos vayan de la mano. No son partidos opuestos, pero hay propuestas que son distintas: prostitución, eutanasia, adopción… Desde el punto de vista social hay muchas diferencias, pero eso no significa que no puedan confluir en coalición para derrocar a los extremos. Eso podría ser muy interesante como estrategia política para ganar espectro.
¿Se considera feminista?
Yo me considero humanista, como Clara Campoamor. Y, además, feminista liberal. No creo en la preeminencia de ningún sexo sobre el otro, creo en la igualdad. Y, por supuesto, en la meritocracia. No considero que la mujer se empodere demonizando a los hombres o disgregando a las mujeres.
Se está utilizando a la mujer como un constructo estratégico político, como un colectivo más. Y las abanderadas de ese feminismo cultural, tienden a utilizar la condescendencia y la exclusión de quien no comparte esa ilusión puritana de izquierdas. Pretenden ser los nuevos protectores de la mujer. Hasta tal punto que, paradójicamente, coinciden con el otro extremo en ese manual puritano.
Profundice en su concepción del feminismo liberal.
Por supuesto que todavía existen comportamientos machistas en nuestra sociedad, pero son fruto de una transición generacional que sigue evolucionando desde que conseguimos la igualdad legal en democracia. Y yo soy partidaria de visualizarlo, de mejorar las condiciones, y de seguir mirando hacia delante para que la mujer progrese en todos los campos, pero no de hacer del feminismo un negocio con dinero público, ni de usar al sexo o la identidad para fines políticos partidistas.
¿Qué opina sobre la Ley Integral de Violencia de Género?
Que existe un problema está claro. No me gustan las posturas negacionistas. Hay un remanente de comportamientos machistas que deben seguir combatiéndose. Pero que haya un problema del que tenemos que ser conscientes, no significa que estemos legitimados para crear asimetrías penales entre hombres y mujeres que, lejos de solucionar el problema, crean más desigualdad. Además, se criminaliza al hombre en base a su sexo y no en base a los hechos cometidos. Creo que la legislación necesita una revisión para poder dar soluciones reales y no panfletarias.
¿Cree que ha acertado el PP cesando a Cayetana como portavoz parlamentaria?
El tema de Cayetana tiene varios aspectos. No sé hasta qué punto hubo un enfrentamiento interno. Lo que está claro es que Cayetana era portavoz y tenía diferencias con la dirección del partido. Algunas desde el punto de vista ideológico, otras desde el estratégico. Cayetana era partidaria de lo mismo que es partidario Ciudadanos: de un Gobierno de coalición con el PSOE como mal menor. Yo creo que es acertado y realista.
En lo ideológico, el PP es más conservador y Cayetana más liberal. Ahí coincide con Ciudadanos. Yo no creo que Cayetana o cualquier persona que haya militado en un partido, como yo misma, no pueda expresar su opinión. Una cosa es de puertas para dentro y otra cosa es de puertas para fuera. No olvidemos que un partido tiene un funcionamiento y unos papeles repartidos que deben cumplirse para que el engranaje funcione. Eso debe funcionar así. Se debe escuchar a los militantes y a los diputados. Se debe debatir internamente.
Cuando sucede algo así tienes tres opciones. Callarte para calentar el sillón y cobrar, algo que hacen muchos y que es una desgracia personal y pública. Puedes intentar cambiar el partido, como intentó Cayetana. O puedes irte, como hice yo, porque ví que no podía cambiar Vox.
¿Qué cree que hará Cayetana?
Yo creo que Cayetana se irá. Por el tipo de persona que es y porque el movimiento ha sido feo. Yo no critico el movimiento del Partido Popular, el tiempo dirá si es para mejor o peor, pero desde luego no ha sido muy considerado.
¿El liberalismo está interesado en dar la batalla de las ideas?
El liberalismo está en la lucha por la igualdad y contra la izquierda. Las estrategias de comunicación de la izquierda han sido muy buenas y han conseguido hacerse con el debate cultural. Se lo han llevado a su terreno de una manera torticera, creando muchas desigualdades. El liberalismo debe luchar como siempre ha hecho contra los totalitarismos y debe recuperar esa verdadera igualdad y el debate cultural. Los liberales deben recuperar el debate desde la razón sobre cuestiones como la Ley Integral de Violencia de Género. Sin emotivismo ni populismo.