A pesar de la política vertiginosa a la que obliga la pandemia, Ciudadanos ultima un plan a medio-largo plazo para librar la guerra cultural. Porque esa batalla hace tiempo que circunscribe el debate público, incluso el referido al coronavirus.
Se entiende por "guerra cultural" el enfrentamiento de distintos bloques que buscan alcanzar la hegemonía en asuntos que repercuten directamente en el devenir social: las creencias, las religiones, las costumbres, los valores... O de manera más concreta: el género, la propiedad privada, las drogas, las armas, el cristianismo, el islam, la forma del Estado...
El término tiene su origen en la Kulturkampf que acuñaron los alemanes a finales del siglo XIX, cuando Bismarck combatía la influencia de la iglesia católica. Décadas más tarde, fueron los norteamericanos -culture wars- quienes lo rescataron.
Podría estipularse que cada generación afronta su propia "guerra", pero existen periodos donde el enconamiento palpita con especial virulencia, como es el caso que ocupa la política española desde la caída del bipartidismo.
En la formación regida por Inés Arrimadas -es el diputado Guillermo Díaz quien está al cargo de este cometido- conciben que Moncloa está realizando un trabajo habilidoso al respecto. El propio Iván Redondo, en una entrevista con El País, desvelaba sus intenciones.
Los liberales también dicen contemplar con "preocupación" las actuaciones de Unidas Podemos, que sustentó su auge -y ahora su intento de permanencia- en la guerra de guerrillas culturales.
Pero, ¿qué ocurre a la derecha del PSOE? La respuesta a esta pregunta ha obligado a Arrimadas a trabajar en un ámbito en el que apenas buceó Albert Rivera. El expresidente de Ciudadanos, según confiesan a este diario dos dirigentes que también estuvieron a su lado, centró sus esfuerzos en el nacionalismo -donde sí obtuvo réditos- pero aparcó la Historia, la Memoria o la Cultura.
"Esa guerra se va a seguir llevando adelante. Y tenemos que estar. En caso contrario, se impondrá el bloque de PSOE y Podemos o el de Vox. De momento, combaten la izquierda populista e identitaria y la derecha alternativa con tintes autoritarios", reflexiona uno de los encargados de trazar el plan de Ciudadanos.
"Los dos bloques que ahora chocan con fuerza se diferencian en la pintura de guerra, pero el armazón es el mismo. Actúan contra la Ilustración, acudiendo al tribalismo y a los instintos. Vamos a intentar que prime la evidencia y el pensamiento científico", reseñan las fuentes consultadas.
El hueco del PP
Los liberales interpretan la laminación de Cayetana Álvarez de Toledo en el PP como una oportunidad para -con solo diez escaños- abrir un camino en el centro. En Ciudadanos, reconocen que su misión es harto complicada: "Los mensajes de los dos bloques mencionados entran como un cañón en los medios de comunicación. Son claros, concisos, directos al titular. Tienen estudiadas las pulsiones que activan los instintos. Lo tribal, lo supersticioso, la nostalgia...".
Otro mandatario de la organización nacida en Cataluña expone: "En uno y otro costado, discuten y acaban proponiendo la prohibición como remedio. Lo hemos visto con libros y películas. Es de locos. Nosotros defendemos el derecho a ver para después opinar".
La tesis de Ciudadanos es esta: "Si en la contienda no hay un tercer actor, ganará el que consiga amputar la libertad del otro. Un retroceso asegurado para todos. Cuando el debate consiste en imponer una 'libertad' sobre otra, como si existieran tipos diferentes... Algo falla".
Distintas fuentes consultadas hoy en el partido admiten que este trabajo "debería haber empezado antes": "Fuimos libres de hacerlo y no lo hicimos". Juan Carlos Girauta, otrora portavoz en el Congreso, sí abordaba la guerra cultural en sus intervenciones, pero en más de una ocasión, tras abrirse el debate, el partido corría a describirlo como "verso suelto" y a circunscribir sus opiniones única y exclusivamente al diputado.
Propuestas concretas
. Memoria Histórica: a grandes rasgos, Ciudadanos intentará que todas sus propuestas en este sentido queden vinculadas a la llamada "tercera España". Los diputados liberales tratarán de completar sus discursos con hechos, "y no con propaganda". "Ya basta de hacer ver que todavía hoy existen dos Españas enfrentadas. Ni siquiera fue así en los años treinta, cuando las minorías radicalizadas agitaron a las masas. Reivindicaremos el legado de Chaves Nogales, Alcalá Zamora o Salvador de Madariaga para combatir el maniqueísmo", detallan las fuentes consultadas.
. Ciencia: esta materia ha ganado mucho espacio en los parlamentos a raíz del coronavirus. "Hemos llegado a oír a la derecha radical que la Covid fue exportada por el comunismo chino. Al otro lado, Irene Montero llama a combatir la enfermedad con medidas antifascistas. Nosotros intentaremos llevar a la Cámara el trabajo de los científicos".
. Cultura: entran en este apartado las películas, los cuadros, las estatuas, los libros... Todo aquello que, últimamente, es carne de derribo. "Los bandos enfrentados de los que antes hemos hablado discuten qué se cancela. Están de acuerdo en prohibir, pero les separan sus objetivos. España necesita un partido contra la cancelación", reseña un dirigente de Ciudadanos.
. Feminismo y LGTBI: "El género se está utilizando como arma arrojadiza. Concurren a la batalla los identitarios contra los moralistas antiguos. Nosotros defenderemos la libertad con todas sus consecuencias".
¿Y cuál será el limite de Ciudadanos? "La Constitución y el resto de las leyes. Existe un marco jurídico lo suficientemente sólido como para no tener complejos a la hora de apostar por la libertad".