El 8 de octubre de 2017 ha pasado a ser recordado en la memoria colectiva como el día en el que la mayoría silenciosa de Cataluña se plantó y dijo "basta" ante los desmanes del separatismo.
En aquella jornada, cientos de miles de personas -950.000 según los organizadores, y más de 350.000 según la Guardia Urbana- desbordaron Barcelona en una manifestación histórica por la unidad de España y en contra de la secesión de Cataluña.
La movilización se produjo ante una amenaza acuciante: el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, desafiaba con declarar unilateralmente la independencia de Cataluña, provocando la estampida masiva de empresas y la incertidumbre de la sociedad catalana, que veía la sombra del 155 cernirse sobre la ciudad condal.
La marcha colapsó el centro de Barcelona y superó con creces las expectativas más optimistas de Sociedad Civil Catalana, entidad convocante. Aquella jornada se vivió un ambiente festivo del que participaron personas venidas de todos los puntos de España y que corearon al Rey, a la Policía y a la Guardia Civil.
También asistieron políticos de distintas formaciones. Por ejemplo, Inés Arrimadas (Cs), Alejandro Fernández (PP) o Salvador Illa (PSC). Una imagen que hizo soñar a muchos con una suma de fuerzas constitucionalistas en Cataluña.
Hoy se cumplen tres años. "Tres años que parecen treinta", según admiten los organizadores. Desde entonces, la sociedad catalana ha vivido -y sufrido- mucho: la celebración del referéndum ilegal de autodeterminación, la aplicación del artículo 155 que suspendió la autonomía y, recientemente, la inhabilitación de Quim Torra, que ha obligado a convocar elecciones autonómicas de cara al 14 de febrero de 2021. Toda una odisea política en poco más de mil días.
Con motivo del tercer aniversario, EL ESPAÑOL contacta con algunas entidades constitucionalistas catalanas para analizar qué supuso aquella manifestación, para qué sirvió y cómo ha cambiado la situación política desde entonces. Todas coinciden en señalar una cosa: la unión que el constitucionalismo exhibió aquel día es más deseable que nunca.
"Despertó media Cataluña"
El presidente de Sociedad Civil Catalana, Fernando Sánchez Costa, pone de relieve la manifestación como un hito para "una parte de la sociedad que había sido invisibilizada durante casi 40 años" y que decidió "romper el silencio y gritar que nunca más está dispuesta a que otros hablen por ella, ni a asumir dictados o pactos que no pasen por su refrendo".
Y es que, según denuncia el presidente de SCC, la población constitucionalista catalana ha sido "doblemente invisible": "Para los sucesivos gobiernos regionales y para el Gobierno central".
"Sin esa movilización histórica en la calle, el separatismo hubiese avanzado más y el escenario hoy sería mucho peor", analiza Sánchez Costa, que abunda: "Sirvió para despertar y empoderar a media Cataluña, para hacerla consciente de su fuerza".
Sánchez Costa recuerda que Sociedad Civil Catalana reclamó durante 2018 un pacto de Estado para "dejar al margen a quienes quieren disolver España". Por ello, se confiesa dolido por ver que "después de lo que vivimos, del trabajo conjunto y tanta lucha, los partidos nacionales hayan sido incapaces de llegar a unos acuerdos mínimos de Estado ante retos como el del procés".
Para "salir a ganar" en las próximas elecciones catalanas, desde Sociedad Civil Catalana abogan por la unidad del constitucionalismo. Por ello, han organizado este jueves un coloquio en el que participan representantes de los tres grandes partidos: Carlos Carrizosa (Cs), Miquel Iceta (PSC) y Alejandro Fernández (PP).
-¿Sigue siendo el PSC un partido constitucionalista pese a su connivencia con el separatismo?
-El PSC es más consciente que el PSOE de lo que hay en Cataluña. No ha dejado de ser un partido constitucionalista, pero sí que creo que desde el poder central, y para garantizar la artimética parlamentaria, se han hecho cesiones que luego pueden ser irreversibles.
Para la reconciliación de Cataluña, el presidente de Sociedad Civil Catalana entiende que no se puede seguir "haciendo cesiones al nacionalismo como método para calmar los ánimos" y aboga por "un diálogo profundo dentro de la ley".
"La sociedad dijo 'basta'"
Mariano Gomà, actual presidente de Foro España, dirigía Sociedad Civil Catalana cuando la asociación organizó la marcha. "La sociedad dijo 'basta' y nosotros lo que hicimos fue levantar la voz de toda la sociedad. Siempre ha habido y habrá un antes un después de la gran manifestación en Barcelona, tanto para la conciencia del pueblo español en general como para la conciencia de los independentistas, que se dieron cuenta de que si cruzan líneas rojas, la gente se harta y sale a la calle"
Esa unión constitucionalista no tuvo su reflejo político, pero eso no sorprende a Gomà: "La marcha fue una reacción de la sociedad civil. La política actual está muy alejada de la sociedad civil y de sus reclamos; los políticos van a su bola, a sus intereses partidistas y olvidan que detrás de ellos hay 47 millones de españoles que sufrimos las consecuencias de lo que hacen".
El otrora presidente de Sociedad Civil Catalana presume de que, mientras él dirigía la asociación, "ningún político se subió al escenario". En aquella jornada, clausuraron la manifestación el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y el socialista Josep Borrell.
"Borrell en aquel momento estaba fuera de la política. Si no, no hubiera ido", aclara el presidente de Foro España, que sostiene la tesis de que "jamás se hubiera tenido que convocar la manifestación de la Plaza de Colón" porque "provocó la foto que los enemigos querían". "La tenía que haber convocado la sociedad civil", critica Gomà.
Gomà ve al separatismo como un movimiento "debilitado, pero hinchado de testosterona": "El separatismo no está fuerte, está gordo; tiene un esqueleto débil rodeado de una mapa adiposa".
-¿Por dónde pasa la reconciliación en Cataluña?
-Hay tres pilares sobre los que sustentar la regeneración: las emociones, la cultura y la historia. Trabajar con pedagogía en mantener y cultivar las emociones del pueblo catalán en relación con el pueblo de España; cultivar la historia de España y de Cataluña, que es la misma; y, por último, cuidar la cultura porque los procesos violentos y destructores van siempre en contra de la cultura.
"Es la luz a seguir"
La asociación de jóvenes constitucionalistas S'ha Acabat es un claro ejemplo de que la celebración de aquella marcha tuvo repercusiones en la sociedad catalana. Su vicepresidente, Àlex Serra, explica que esa jornada "sirvió de mucho porque hace tres años era impensable que existiesen asociaciones como la nuestra o Foro de Profesores; el hecho de disentir del separatismo era motivo de exclusión social".
El joven, conocido por denunciar el acoso de un profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que el 8-0 "rompió el techo de cristal constitucionalista". Si bien "no sirvió para ganar las elecciones", sí que ayudó a "que mucha gente haya perdido los complejos a reclamarse catalán y español".
"Fue la victoria de la democracia ante el totalitarismo; es la luz que tenemos que seguir", abunda el vicepresidente de S'ha Acabat, que cree que "el espíritu del 8 de octubre debe guiar a la sociedad civil y a los políticos".
Aunque Serra reconoce que el movimiento de unión constitucionalista que movió aquella marcha "ha perdido fuelle desde 2017" y esto se manifiesta en que "las encuestas dicen que la participación no nacionalista puede caer entre un 10 y un 15%", es optimista de cara a "retomar ese espíritu e ilusionar de nuevo a la sociedad catalana".
Y es optimista porque el nacionalismo "como todo movimiento reaccionario, sube para luego bajar". "Es difícil porque el nacionalismo catalán tiene un componente distinto a un populismo básico, lleva treinta años colonizando las instituciones catalanas; no nos planteamos una victoria a corto plazo".
Denuncia que el Gobierno de España ceda ante los chantajes del nacionalismo y que busque a ERC como socio prioritario sobre fuerzas constitucionalistas: "Somos contrarios a los pactos con nacionalistas, xenófobos y racistas de Esquerra Republicana".
En este sentido, desde S'ha Acabat -defiende su vicepresidente- abogan por "la unión del constitucionalismo en su concepción más amplia" -PSOE, PP y Cs- pero no entran a valorar "qué tipo de fórmula deben seguir": "Que cojan el espíritu del 8 de octubre. Son muchas cosas las que los separan, pero les debe unir la defensa de la unidad territorial de la nación".
Por último, Àlex Serra considera que la reconciliación en Cataluña pasa por "reconocer la libertad de pensamiento y fomentar la diversidad, el multiculturalismo": "Llevamos años atrapados en una sociedad arcaica por culpa del nacionalismo".