Finales de mayo. Joan Mesquida atiende una entrevista por teléfono con este periódico. Acaba de salir del hospital: 36 días de ingreso intermitente en plena pandemia. A sus espaldas, trescientas horas de quimio. Antes de comenzar la charla, unos minutos en torno al cáncer.
Porque Mesquida tiene un cáncer que no le desarma. O mejor dicho: el cáncer tiene un Mesquida que le cierra las puertas de la mente, la emoción y el corazón. "Claro, tú pregunta con naturalidad. Tranquilo, no me resulta incómodo. Físicamente estoy agotado, pero tengo mucha fuerza. Esta enfermedad requiere aguante mental".
Mesquida habla del cáncer en pasado y de la recuperación en presente: "Cuando me dieron la notica, lloré. He llorado mucho estos meses. Pero entendí que, para estar anímicamente bien, debía hacer una vida lo más normal posible. Sólo he faltado a una reunión de la Ejecutiva nacional. Coincidió con un ingreso y no quería aparecer repleto de vías y cables". Entonces, se rio.
Han pasado poco más de cuatro meses y Joan Mesquida ha muerto. "¡Es que hacía de su enfermedad algo inverosímil!". Son palabras de Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid y compañera suya en Ciudadanos. "Estaba tan implicado que era como si el cáncer no se estuviera extendiendo".
Esa "inverosimilitud" planea sobre la mayoría de cargos de Cs, cuyas lágrimas van seguidas de un doloroso "Joan... no me lo puedo creer". Antes de aquella entrevista, el propio Mesquida relató así su batalla. Estas fueron las palabras recogidas por la grabadora.
"Creo que el cáncer no me ha cambiado mucho. Siempre he sido una persona vitalista, que trata de aprovechar el tiempo al máximo. El cáncer no va a cambiar mis prioridades. Si la recuperación es total, seguiré siendo el mismo. Un hombre apasionado por mi familia, mis amigos y la política".
Arrimadas: "Le dolía España"
Tan apasionado era Mesquida que siguió devorando periódicos hasta muy poco antes de fallecer. Ahí quedan sus tuits contra la coalición PSOE-Podemos y contra Vox. Al otro lado del teléfono solía estar Inés Arrimadas, que le nombró vicesecretario y le confió gran parte del rumbo estratégico del nuevo Ciudadanos.
La presidenta de la formación liberal atiende a EL ESPAÑOL poco después de conocer la noticia. Visiblemente impactada, indica: "Trabajar con él ha sido una lección de vida para mí".
El jueves pasado, Mesquida le envió un mensaje. El tumor había remitido y se le iba a realizar un trasplante. No lo superó. "Estaba feliz, habían sido muchos meses de malas noticias y por fin tenía una buena... Todo este tiempo, su manera de afrontarlo... Ha sido admirable".
Arrimadas cuenta que Mesquida solía conectarse vía online y desde el hospital a las reuniones del núcleo duro de Ciudadanos: "Estaba pendiente de todo. Preguntaba a qué hora era el asunto y luego se organizaba para estar. Le dolía España. Estoy segura de que era eso. Es que se veía... Le dolía".
Lo eligió vicesecretario por su "experiencia": "A mí, que soy más joven, me venía muy bien charlar con él. Conocía el funcionamiento de los partidos, del Gobierno... Tenía en la cabeza la historia de la democracia reciente. Venía del PSOE de verdad, del constitucionalista. Complementaba muy bien nuestro proyecto".
ZP: "Hombre de Estado"
José Luis Rodríguez Zapatero fue quien otorgó a Mesquida su puesto de mayor responsabilidad. Le encomendó la dirección de la Policía y la Guardia Civil. "Estaba peleando, estaba peleando mucho... Es tremendo", saluda el expresidente del Gobierno tras conocer el fallecimiento del político balear.
-¿Por qué lo eligió para ese cometido?
-Por tres motivos. El primero, su visión de Estado. Ponía las instituciones por delante de cualquier circunstancia. El segundo, su capacidad para relacionarse. Tenía mucha mano izquierda y era un buen líder. Por último, su entrega absoluta.
En relación a esta última virtud, algunos de sus excompañeros cuentan que Mesquida, cuando se le hacía tarde, dormía en el despacho para "empezar pronto por la mañana".
"Adoptaba una actitud positiva en los momentos más difíciles. Solía solucionar los problemas antes de que llegaran al final de la cadena de mando. Su puesto era muy importante porque debía coordinar a todos los cuerpos en la actuación contra el terrorismo. Era más que un ministro. Consiguió notables éxitos. Cumplió con creces", apunta Zapatero.
En pleno mandato, El País Semanal retrató a Mesquida de manera muy personal. Zapatero le llamó directamente. "No olvido aquel texto. Me pareció que dignificaba las instituciones con sus respuestas... En estos tiempos en los que tanto se critica a los representantes públicos, conviene destacar a Mesquida como un hombre decente que se entregó al máximo".
Años después -también tras su marcha del PSOE-, Mesquida seguía diciéndole al expresidente cuando se veían: "Fui extraordinariamente feliz. Me siento muy orgulloso de haber podido dirigir la Policía y la Guardia Civil".
-¿Y cómo vivió su marcha a Ciudadanos?
-Con respeto, pero también con la expectativa de que un día se produjera su regreso.
Rivera: "Sentido común"
Albert Rivera fue quien rescató a Mesquida para la política después de que rompiera su carné del PSOE tras 32 años de militancia. "Conforme crecía Ciudadanos, fui colocándole cada vez más en el radar. Me gustaba mucho su perfil", saluda a EL ESPAÑOL.
"Teníamos algunos amigos en común. Nos conocimos en una tele y quedamos otro día para desayunar. Creo que hubo feeling desde el principio. Yo sabía que estaba desencantado de la política, pero apostó pronto por el proyecto. Primero, le impliqué en temas de Interior, pero tardó muy poco en ganarse el respeto de todo el partido", cuenta Rivera.
"Era sereno, tranquilo, muy seguro de sus convicciones, nada sectario... Tenía muchísimo instinto, mucho sentido común", afirma. El día que Rivera dimitió, Mesquida fue uno de los pocos que tomó la palabra. Era uno de esos momentos en los que es difícil acertar. Y Mesquida acertó con sus palabras de aliento. "Teníamos pendiente un almuerzo, íbamos a quedar en cuanto pasara el coronavirus...", concluye visiblemente afectado.