Pedro Sánchez ya ha pedido telefónicamente a Pablo Casado que apoye seis meses de estado de alarma. Pese a contar con el apoyo de los nacionalistas y de Inés Arrimadas, Moncloa pretende seducir también a los conservadores. En esa conversación, a tenor de las fuentes consultadas por este periódico, el líder del PP no dio una respuesta concreta.
"No se fía de él. Y menos después de que filtrara aquellos mensajes privados sobre el CGPJ. Pablo prefirió esperar a ver el decreto escrito y así poder analizarlo con profundidad", sostienen los dirigentes populares consultados por El Español.
Moncloa es optimista de cara a la posición de Casado. Sobre todo después de su severa ruptura con Santiago Abascal. En el fondo, el estado de alarma no es más que un paraguas jurídico puesto en manos de las Comunidades para afrontar las medidas excepcionales que puedan llegar. Incluso el toque de queda -única restricción verdaderamente nacional- es modulable por los Ejecutivos autonómicos.
De ahí que sea una apuesta lo suficientemente 'blanda' como para que Casado no vea comprometido su margen de maniobra. Mandarán sus barones en coordinación con el Ministerio de Sanidad. Una comunicación que se articulará a través del Consejo Interterritorial. Las normas venideras encontrarán su razón de ser en los criterios adoptados por este órgano la semana pasada.
Pablo Casado va a comunicar su postura este mismo lunes en el Congreso Nacional de la Empresa Familiar, ya que es el encargado de su clausura. Estará presente Felipe VI, responsable de abrir el foro.
Silencio en el PP
"Lo decisión no está tomada. Se lo está pensando. Nos lo comunicará durante la mañana del lunes", sostienen mandatarios del PP en charla con este diario. El gabinete del partido ha ordenado silencio a todos sus cargos.
Este secretismo recuerda al practicado durante los días anteriores a la moción de censura presentada por Vox. Casado logró que su "no" rotundo fuera una sorpresa. Quiso evitar las filtraciones y lo consiguió.
Sin embargo, a tenor de lo sucedido durante la tarde del domingo, se antoja complicado que Casado vote "no" al estado de alarma. La duda parece anidar en el espacio que va de la abstención al "sí".
Algunos de los presidentes autonómicos del PP, como por ejemplo el de Murcia, Fernando López Miras, ya han "tendido la mano" al Gobierno para garantizar una "unidad de acción". Ni siquiera la Comunidad de Madrid, otrora tan combativa, ha aireado disconformidades ante el plan de Sánchez.
Javier Maroto, entrevistado en La Sexta poco después de concluir el discurso del presidente del Gobierno, fue ambiguo, pero insistió en definir al PP como "un partido de Estado": "Lo primero es salvar vidas, pero si además se puede contruir a no afectar la economía, hay que intentarlo. Esa es la clave". En una intervención medida hasta el milímetro, el ahora senador evitó posicionarse en contra del plan programado por Pedro Sánchez.
Al contrario que en las ocasiones precedentes, el Gobierno no esperará a que pasen quince días para buscar la prórroga en el Congreso. Lo hará esta misma semana, probablemente el jueves. De ahí la rapidez de Casado en contestar.