Los desahucios y la grave crisis migratoria en Canarias han abierto más si cabe la brecha entre PSOE y Unidas Podemos en el Gobierno de coalición, con reproches públicos y cruzados que a medida que pasan las horas se hacen más afilados. En último término, un miembro del ejecutivo, la secretaria de Estado de Agenda 2030, Ione Belarra, se ha referido a otro, la ministra de Defensa, Margarita Robles, como "la favorita de los poderes que quieren que gobierne el PP con Vox".
El primero de los episodios esta semana fue la presentación el martes de la enmienda a los Presupuestos Generales del Estado para frenar los desalojos hasta diciembre de 2022. Unidas Podemos, que durante largas semanas negoció el texto de los Presupuestos con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la persona de Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales, se desmarcó del Gobierno del que forma parte para, en alianza con ERC y EH Bildu, poner nuevas condiciones para la aprobación del proyecto más importante que tienen ante sí Pedro Sánchez y Pablo Iglesias si quieren un mandato largo.
Pero el mandato, que echó a andar en enero, pandemia mediante, ya muestra evidentes signos de desgaste en vista de la proporción de los roces entre los socios. Lo que en un primer momento se percibió con incredulidad y descontento poco disimulados por ministros como la propia Montero o Nadia Calviño el martes, el miércoles fue más allá, con Podemos Canarias pidiendo la dimisión del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por "no estar a la altura" y "jugar con la dignidad de los migrantes".
"Gobernamos para todos"
Entretanto, los morados, esta vez en voz de Iglesias, tampoco han esquivado el contencioso de Marruecos con el Sáhara. Mientras la diplomacia española ha optado por la cautela y por el apoyo a los esfuerzos de la ONU para garantizar el respeto del alto el fuego, el vicepresidente segundo, rompiendo esa discrección y apariencia de equilibrio se ha pronunciado abogando por un referéndum "sin más demora, libre, limpio e imparcial para la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental".
Robles es la ministra del lado socialista que más veces y de forma más clara se ha expresado en favor de la unidad de discurso en el Gobierno pese a las normales discrepancias en una coalición. Este jueves lo hizo llamando a la "responsabilidad" a sus compañeros de Unidas Podemos: "A veces -dijo-, a lo mejor, algunos miembros del Gobierno se olvidan de que tenemos que gobernar para todos los españoles y no solo para aquellos que nos han podido apoyar con sus votos".
Estas palabras no tardaron en tener respuesta por parte de los aludidos. La primera que reaccionó fue Belarra, en Twitter: "Efectivamente, tenemos que gobernar para todos, no sólo para los rentistas, la banca o los fondos de inversión. Por eso es urgente prohibir los desahucios, porque, cuando te desahucian, no te preguntan a quién has votado".
En declaraciones a la agencia Efe, la ministra de Igualdad, Irene Montero, se sumó a Belarra pero ésta no sobre desahucios sino sobre Canarias: "Hay imágenes que estamos viendo en los últimos días que un Gobierno progresista no se puede permitir, y creo que tenemos que garantizar que se cumplen los derechos humanos en nuestro país. Es nuestra obligación (...) y creo que así lo refleja nuestro acuerdo de Gobierno".
"La favorita de los poderes"
Parecía haber quedado ahí la cosa hasta que este viernes a primera hora, Robles era entrevistada en TVE y, preguntada por todo este revuelo, ha defendido que "no es razonable hacer oposición estando en el Gobierno", exigiendo "lealtad" y "humildad" a los de Iglesias, a quien ha recordado que "el presidente es Pedro Sánchez y eso nadie debería olvidarlo".
De nuevo, ha sido Belarra quien también en esta ocasión en redes sociales ha dado réplica a las manifestaciones de Robles: "Cuando eres la ministra favorita de los poderes que quieren que gobierne el PP con Vox, quizá estés haciendo daño a tu gobierno. Ser humilde es no dejarse adular por la derecha mediática".
Presupuestos, inmigración y hasta política exterior han enfrentado esta semana a las llamadas 'dos almas' de la coalición, que ya venía tocada en los días previos por las diferencias a la hora de referirse al apoyo de EH Bildu a las cuentas para 2021. La peor noticia para el ejecutivo es que estos tres asuntos siguen abiertos y calientes. Sólo el primero tiene un calendario, si nada más se tuerce ya sea por trabas externas o internas.