Este jueves se cumple un año desde que Pedro Sánchez fue investido. 365 días en los que el plan de comunicación gubernamental ha dado resultados: pese a la pandemia y las dificultades de liderar un gobierno de coalición, su valoración apenas se ha resentido; cae sólo dos décimas.
Los dos primeros meses del mandato de Sánchez hacían presagiar una revolución en el modo de comunicar del presidente del Gobierno: un salto del tecnocratismo de Mariano Rajoy hacia un tono más propagandístico, con una mayor presencia mediática que sus predecesores...
Y en ese sentido, Sánchez ha cumplido. Pero cuando llevaba dos meses en la Moncloa, llegó la pandemia, que impidió desarrollar la hoja de ruta comunicativa confeccionada por Iván Redondo. Así lo entiende el consultor de comunicación política, Xavier Peytibi: "De los doce meses de gobierno, llevamos diez en pandemia, donde la comunicación ha sido más de crisis que institucional". Y esto significa que "el día a día devora cualquier intento de comunicar de modo más estratégico, al menos hasta ahora".
La "comunicación de crisis" consiste en pasar de una "comunicación de gobierno a una comunicación de la buena gestión, que es lo que más preocupa a la ciudadanía", explica Peytibi. Y esta comunicación de crisis, aunque no ha evitado que la ciudadanía haya empeorado su consideración hacia el jefe del Ejecutivo, parece haber surtido efecto.
Así lo recogen los datos de SocioMétrica: la popularidad del presidente del Gobierno ha caído tan sólo dos décimas con respecto a enero de 2020.
Sánchez es el líder político que mejor aguanta el envite de la pandemia. Y es que el resto de dirigentes obtienen una valoración ostensiblemente peor, siendo el más perjudicado Pablo Iglesias, que obtiene un 2,5 de calificación (frente al 3,6 de hace un año). Una caída de más de un punto del vicepresidente segundo.
Pablo Casado cae del 3,4 al 2,7, exactamente igual que Santiago Abascal, mientras Inés Arrimadas pasa del 4,3 al 3,5, lo que no le impide seguir siendo la mejor valorada entre los líderes nacionales.
Sobreexposición
En pleno estado de alarma, y debido a las sucesivas prórrogas, Pedro Sánchez se vio empujado a prodigarse en los medios de comunicación incluso más de lo esperado, hasta incurrir en cierta sobreexposición.
Quedan para la hemeroteca esas interminables comparecencias en televisión durante el estado de alarma, llenas de mensajes vagos, retórica motivacional y una teatralidad exagerada. Algo a lo que no nos tenían acostumbrados los anteriores inquilinos de la Moncloa, que practicaban un mensaje más austero y directo.
La sobrexposición del presidente, paradójicamente, ha estado más medida que nunca: las apariciones son numerosas, pero su contenido está cuidado con mimo. De la mano de su director de gabinete, Iván Redondo y del secretario de Estado de Comunicación, el veterano periodista Miguel Ángel Oliver, Sánchez vigila cada palabra y estudia cada eslogan que quiere trasladar a la sociedad española.
Y es que, tal y como señala Xavier Peytibi, la profesionalización de la comunicación política "no significa que no pueda haber improvisación, lo que significa es que se improvisa con más cuidado". Y recuerda que "no se trata sólo de los asesores que están detrás, sino que en un contexto de polarización máxima, como sucede hoy en día en España, los propios políticos son quienes entienden lo que tal vez sea innecesario hacer o decir".
Pero lo que más ha podido castigar a Sánchez a ojos de los españoles son los errores derivados de tanta exposición. "En ocasiones, se han comunicado cosas diferentes según quién las anunciaba o la hora del día; que suceda eso en un contexto de crisis, genera la percepción de caos y de improvisación, y es la peor sensación que puede causar un gobierno en esos momentos", explica el experto en comunicación política.
Liderazgo
Las intenciones de "generar la percepción de liderazgo" de Sánchez, según Peytibi, son evidentes. En 2019, el presidente nos dio un aperitivo de lo que quería para su legislatura y realizó en un solo año más viajes en el avión presidencial que sus cuatro predecesores.
Aunque el más recordado fue su viaje a Canarias una semana después de que se declarase un gran incendio forestal. Entonces, Sánchez aprovechó la ocasión para compartir desde La Moncloa un álbum fotográfico que fue muy criticado por buscar un tono épico poco acorde a la ocasión.
Más allá de la procurada epicidad, el consultor de comunicación destaca también que el presidente ha buscado la "cercanía" a base de "estar presente en el mayor número de lugares posibles".
"En cualquier liderazgo se busca esa notoriedad", arguye Xavier Peytibi, que no obstante considera que Sánchez "desde mediados de marzo, casi siempre ha ido a remolque de la actualidad". Esto ha provocado que haya tenido que adaptar el mensaje a las circunstancias y no haya podido marcar la agenda.
Coalición y mensaje
Ese liderazgo se ha trasladado al gobierno de coalición, impidiendo "demasiadas fisuras". El experto en comunicación política considera que el "gobierno ha tenido un relato bastante coherente y que ha sido seguido por ambos partidos" -como en el caso del eslogan "no dejar a nadie atrás"-: "El éxito no está tanto en que el relato cale en la sociedad, sino en tener mensajes homogéneos en un gobierno de coalición".
En cuanto a su mensaje, este ha sido triunfalista en cuanto a la gestión (incluso cuando no había sustento científico y/o empírico para ello) y políticamente centrado en azuzar el fantasma de la ultraderecha. "Sí hemos podido notar cambios irónicos en el Congreso, especialmente cuando critica a Vox de forma irónica, que le granjea el favor de los suyos y logra visibilidad en los medios", analiza Peytibi.
En una pandemia sin precedentes, el Gobierno se convierte en el principal protagonista y todos los ojos se ponen sobre él. Pedro Sánchez ha cometido errores y ha tenido que modificar sobre la marcha su estrategia de comunicación -de una de gobierno a una de crisis-. Eso ha provocado que haya perdido algo de apoyo entre los españoles. Una prueba de que el cambió que procuró en la comunicación, pese a que ha tenido que reformularse, funciona.
Ficha técnica
Se han completado 1.206 encuestas en toda España, a través de tres paneles online con plataforma Gandia Integra, entre el 28 de diciembre y el 5 de enero. Se pondera para el total nacional por sexo, edad, tamaño de habitat y situación laboral (incluye ERTE), con posterior reponderación por recuerdo de voto en las elecciones del 10-N. Al tratarse de un muestreo no probabilístico no hay error muestral, sino convergencia por interacción para el total nacional, que es del 97%. Sociométrica es socio de Insights + Analytics España, rama empresas, asociación de Data Science que integra a Aneimo y Aedemo.