Salvador Illa recibe a EL ESPAÑOL en Madrid, todavía con un pie en la sede del Ministerio de Sanidad, pero con el otro ya de vuelta a Cataluña. En ambos sitios dice ser capaz de estar "al 101%". En uno, hasta ayer; en el otro, a partir de hoy: "No me voy de vacaciones, oiga, regreso a casa, pero a una tarea que no es fácil".
Este lunes era su último día completo como miembro del Gobierno de España, después de once meses en los que no ha tenido "ni un rato siquiera para tomar un refresco, así con calma". Sus reflexiones se publican este martes, en el que se despide del Consejo de Ministros con el que ha gestionado una pandemia, a cuyas reuniones ha llevado tres estados de alarma y entre quienes ha redactado decenas de decretos.
Illa concede su última entrevista como ministro y la primera como candidato. Defiende su gestión, como cualquiera que deja la cartera, "aunque con la humildad aprendida... por ejemplo, nos equivocamos con las mascarillas". Y como todo cabeza de lista, reivindica al PSC a pesar de que, echando la vista atrás, fue con su partido en la Generalitat como empezó todo este procés que ahora le han encargado arreglar. Dice que sabe cómo, sumando...
Hablando de sumar, la última encuesta de EL ESPAÑOL y la reciente del CIS coinciden en que el 'efecto Illa' es notable, pero no para que Illa gobierne. Sólo si pacta con Cs -y Arrimadas ya exige la presidencia para ellos- o con ERC, a lo que Illa dice que se niega.
Las encuestas las hacen profesionales muy competentes, pero aquí lo que va a contar es lo que la gente vote el 14 de febrero. Así que seamos muy prudentes... mire, yo defiendo cosas muy simples para Cataluña. Uno, que estos años no nos ha ido bien. Dos, que a mi juicio toda actitud de buscar revanchas no nos lleva a nada. Tres, que hay que actuar con la máxima unidad posible, centrándonos en lo que importa, que en es la protección de la sanidad y de la economía, garantizando que nadie quede atrás. Y cuatro, que a mi modo de ver, una amplia mayoría de la gente catalana quiere reencontrarse.
Ésa es una palabra bonita, pero ¿qué quiere decir?
Que no vamos a resolver esto imponiendo a una mitad sobre la otra, sino aceptando que hay maneras de pensar distintas. Aceptarse, escucharse, respetarse. Reencontrarse entre catalanes, con España y con Europa. Eso es lo que yo voy a plantear como ideario político, y me veo capaz de articularlo si obtengo el apoyo de esa mayoría que yo creo que existe en Cataluña.
¿Con qué apoyos?
Lo que a mí me gustaría es un esquema de gobierno que fuera progresista. Y mi opción inicial es hacerlo con la misma fórmula que está funcionando en España, en este caso con los Comunes.
No hay ninguna encuesta que se acerque ni de lejos a que el PSC y los Comuns...
...bueno, en España tampoco suman PSOE y Unidas Podemos y están gobernando. Yo propongo una fórmula que aquí está funcionando. A algunos les gustará más y a otros menos, pero esta fórmula ha hecho frente a una pandemia, ha sacado adelante los Presupuestos. A mí me parece que, en estos momentos, este enfoque puede funcionar en Cataluña...
...o sea, un gobierno en minoría con los Comuns.
Bueno, yo pienso que en estos momentos lo público se ha revelado como una dimensión muy necesaria a la hora de combatir esta terrible pandemia. Y a mí me parece que es una fórmula que sería posible.
¿Y ésa es la mejor manera para sumar y, como dice usted, evitar que una mitad se imponga a la otra?
Yo creo que sí, es la fórmula que me parece más óptima. Yo ofrezco esto. Un proyecto de superación, de reencuentro para Cataluña, sin revanchismos y centrándonos en lo que nos tenemos que centrar. Reencontrándonos entre nosotros, con España y con Europa, la que nos trae las vacunas. La que nos brindó la oportunidad de tener la Agencia del Medicamento en Barcelona y que, por no saber ofrecer un marco de estabilidad, no pudimos conseguir, y otros se la han llevado a su país.
Con el PSC empezó el 'procés'
Ha dicho usted 14-F, que es lo que sigue vigente. Pero el TSJC dice que serán las restricciones que imponga el ministro Illa las que decidan si el candidato Illa se presenta en esa fecha o hay que retrasar las elecciones.
Estamos en un momento delicado y preocupante de la pandemia. Pero según los datos que recibimos, parece que se estabiliza. No me he leído con detalle los dos autos del Tribunal, porque estoy centrado en mi trabajo, pero los compañeros que sí se lo han estudiado me dicen que la Justicia aún debe decidir sobre el fondo del asunto, pero que ya por dos veces se ha pronunciado sobre la necesidad de respetar un derecho fundamental como es el derecho al voto.
Yo creo que hay que tomar las medidas necesarias, pero este domingo vimos que Portugal, en un momento epidemiológico incluso peor que el que vive España, ha ejercido su derecho al voto con una participación mayor que en anteriores citas.
Es decir, que el ministro no ha adelantado su salida del Gobierno, prevista para el jueves, para evitarle un problema al candidato...
No. Yo lo que dije en su momento es que cuando empezara la campaña electoral no sería ministro y eso es lo que voy a hacer. A partir de ahí, es el presidente el que fija los calendarios y el que tiene esa competencia.
Dígame, ¿qué le aporta usted a la lista del PSC que no pudiera encontrar dentro de sí Miquel Iceta y justifique esta especie de "todo o nada"?
Pues mire, no me es muy grato hablar de mí mismo en esos términos y quizá deba remitirme a lo que ha dicho el propio Miquel Iceta que, aparte del primer secretario de mi partido, es un amigo y una persona a la que admiro y respeto.
Él mismo dijo que se consideraba un magnífico candidato. Y yo lo suscribo. Pero que el cambio que quería la sociedad catalana no lo veía reflejado en su persona, por múltiples razones. Piense que lo que hemos vivido en Cataluña en estos últimos años ha sido muy duro, y ha desgastado mucho. Miquel ha estado en primera línea defendiendo posiciones con mucha convicción pero -se lo aseguro- nada sencillas de defender... y llegó a la conclusión de que quien mejor podía representar nuestro proyecto era quien le está hablando. Se lo planteó al presidente del Gobierno, me lo plantearon a mí y yo lo acepté.
¿Cuál fue su proceso de reflexión? Porque usted se comprometió con los españoles y se marcha en medio de las peores cifras de la pandemia.
Lo hablé con Miquel Iceta, con el presidente del Gobierno y luego ya, a nivel más personal, con mi familia. Y vimos que al arrancar el proceso de vacunación, era una etapa distinta -aunque seguirá habiendo momentos de dificultad- y sentí que se daban las circunstancias para dar este paso. No me voy de vacaciones, ¿eh? Me voy a una tarea que no es sencilla.
¿Quizá la decisión de Iceta viene de que él es el alma más nacionalista del PSC y usted, de la más españolista?
No. Esto, no sé por qué... Miquel Iceta es una persona que siempre ha tenido las ideas muy claras en relación a la... a la situación, al encaje de Cataluña en España. Y creo que además lo ha acreditado en estos años de una forma muy indubitable para quien quiera mirar las cosas con objetividad.
Hagamos una cosa, si usted me convence, yo le prometo titular con esta respuesta la entrevista: ¿por qué la España no 'indepe', que es toda fuera de Cataluña y más de la mitad en la región, puede fiarse de un Govern presidido por el PSC, si fue con el Estatut, con Maragall y con Montilla con quienes empezó todo este embrollo?
Porque el PSC siempre ha dicho la verdad. Es un partido catalanista que siempre ha defendido que Cataluña tiene que estar dentro de España y ha actuado en consecuencia. Se pueden ver en las intervenciones de nuestros portavoces en jornadas muy significadas, como el 6 y 7 de septiembre, el 27 de septiembre, el 1 de octubre... Y porque los alcaldes socialistas antes del 1-O tuvieron un comportamiento ejemplar. De defensa de la legalidad en unas circunstancias que, para los que las vivimos en primera persona, no eran nada sencillas.
El PSC ha estado siempre defendiendo la legalidad. Es verdad que defendiendo un encaje y es verdad que buscando soluciones. Es veritat... es verdad que huyendo de revanchismos, pero con las ideas muy claras. El patrimonio político que tenemos en Cataluña, especialmente en los últimos años, es que no hemos mentido. Y si uno repasa, con la perspectiva que da el tiempo, lo que dijimos, lo que escribimos en los momentos complicados, se ve que tiene vigencia y ha aguantado el paso del tiempo.
Lo que no aguantó el paso del tiempo, o del Constitucional, fue el Estatut. Y si dice usted que el PSC siempre dice la verdad, hubo diputados de su partido que se significaron a favor de un pretendido derecho de autodeterminación rompiendo la disciplina de voto en el Congreso...
...el PSC nunca ha defendido el derecho de autodeterminación. Nunca.
...el derecho a votar el futuro político de Cataluña.
El PSC dijo, en un momento determinado -cuando pensó que era un planteamiento sincero por parte de quien lo formulaba-, que dentro de la legalidad y de forma acordada con las instituciones españolas, se podría plantear... digamos... una votación. Pero cuando vimos que esto era simplemente un mecanismo de validación de un proceso ya previamente decidido de unilateralidad por parte de algunos, nos desmarcamos de esto. Y nunca hemos defendido la autodeterminación.
¿Y en el PSC se ha hecho reflexión sobre todo ese 'procés' que, si no lo iniciaron, sí lo consolidaron gobiernos socialistas en Cataluña?
Aquel Estatut, el que se acabó acordando, fue validado por la sociedad catalana y luego todos hemos visto lo que ha habido... El PSC plantea ahora en esta campaña electoral lo que le he dicho antes: que estos 10 años han sido malos para Cataluña, que seguro que todos tenemos una parte de responsabilidad en esto -algunos más que otros-, pero que esto no ha ido bien. A mí me parece que no es adecuado mirar quién hizo qué y por qué... Hay una frase de Tarradellas muy pertinente en todo esto, que dice que "Cataluña es suficientemente grande para que quepamos todos, pero demasiado pequeña para que sobre alguien".
¿Y cómo va a convencer a esos 'todos' que según usted tienen responsabilidad en lo sucedido?
Pues yo lo que quiero es a todo el mundo formando parte de esto. Y defendiendo, dentro del marco de convivencia que tenemos, aquello que considere que es lo mejor para Cataluña. Pero sin romper el marco de convivencia. Por tanto, descartando acciones unilaterales.
En mitad de la pandemia
¿Usted vino a Madrid a ser ministro o a gestionar el lío catalán?
No, no. Yo vine al Ministerio de Sanidad. Y aparte de esto, si por mi procedencia y por mi conocimiento, en alguna cosa he podido ser útil, también he dado mi opinión cuando se me ha requerido. En esto, no nos engañemos: las cosas son como son y las circunstancias han ido como han ido en la cuestión de Cataluña.
Lo decía porque se vuelve usted a casa con una pandemia a medio gestionar y es legítimo pensar que no es lo más prudente ni lo más conveniente.
Es legítimo pensarlo todo, ¿no? También es legítimo pensar que es una decisión meditada. Hemos iniciado el proceso de vacunación, que es el principio del fin de la pandemia. Aún habrá momentos duros, y los estamos viviendo. Pero la vacuna, que llegó a finales de diciembre, marca ya un punto de inflexión muy importante. Además, esto es un trabajo de equipos y aquí hay uno muy sólido. Yo no tenía en mis planes ser candidato en Cataluña, pero me considero un servidor público, se me planteó esta posibilidad y he decidido aceptarla.
¿Y cómo me convence de que los españoles ganamos tanto con usted gobernando Cataluña como para cambiar de caballo en mitad de la carrera más grave de nuestras vidas?
Pues no sé cómo convencerle... es una decisión que he tomado y yo lo que voy a intentar es convencer a los catalanes de que el proyecto que encabezo es, en estos momentos, el mejor para Cataluña. Y a eso me voy a dedicar, cuando deje de ser ministro de Sanidad, el 101% de mis energías. Hasta ese momento, voy a seguir dedicándome al 101% a este Ministerio.
Oiga, y cuando a usted le acusaban de acosar a Madrid porque era un ministro catalán ganando puntos para ser cabeza de lista del PSC en las catalanas, ¿ya intuía que había una pequeña parte de esa afirmación que era verdad?
No. Y este comentario... en fin, me parece digno de meditación. Yo he nacido en Cataluña, pero yo me siento catalán, español y europeo. He actuado como ministro de toda España, tratando con la misma educación, el mismo rasero y el mismo criterio a todo el mundo. Además, me he sentido muy cómodo en Madrid, ¡pero muy cómodo! Y siento mucho afecto por la gente de Madrid.
Luego, he defendido lo que creía que debía defender como ministro de Sanidad en relación a Madrid, como en relación con otras autonomías con las que, quizá de una forma más privada, también he tenido diferencias en algún momento.
¿En algún momento se ha sentido traicionado por las CCAA?
No, no, no. En ningún momento. Ha habido momentos muy difíciles y etapas distintas, primero con el peso de las decisiones en el Gobierno de España, porque estábamos en un confinamiento domiciliario total. Y luego, con un ejercicio de cogobernanza, a mi modo de ver, muy interesante. Mejorable, pero que ha funcionado muy bien.
¿Hay alguna enseñanza de su año en el Gobierno de España que se lleve a Cataluña?
¡Muchas enseñanzas! Me llevo la importancia de la ciencia y el enorme logro de tener vacunas antes de un año. Se han producido en partes muy relevantes del mundo actitudes anti ciencia... e incluso aquí hay algún foco muy reducido de gente con esa actitud. También la importancia de la Sanidad, de tener un sistema sanitario público universal y gratuito que llega a todo el mundo. Y la necesidad de reforzar todo el ámbito de la salud pública, la parte preventiva, que a mi juicio tiene que ganar mucho más peso. Además, hemos descubierto lo importante que es fabricar en nuestro país determinados medicamentos y productos sanitarios, como las mascarillas, los respiradores...
¿Y en el ámbito político?
El multilateralismo. A mí me ayuda mucho hablar con mis colegas y tener un foro estable de discusión. Las reuniones informales con los ministros de sanidad de la UE para compartir situaciones, el ECDC, la OMS con las misiones que han venido... Todo esto es muy necesario en un momento de pandemia. Y luego, la importancia de tener una actitud de humildad, lejos de la arrogancia, predispuesto a aprender de otros. Por ejemplo que pensábamos que las mascarillas, no... y las mascarillas, sí. Eso también me lo llevo.
Le repaso mis notas, por si alguna de éstas le vale: uno, no llegar a ningún acuerdo con la oposición (como han hecho ustedes con el PP). Dos, no responder a insultos como "mentiroso" o "sepulturero" (que le han llovido). Tres, no volver pactar con partidos antisistema (el de Bildu se reventó en una hora).
Me llevo muchas lecciones, aunque quizá no las que usted menciona. Un ministro de Sanidad con una pandemia, en un momento tan complejo e inesperado, lo último que debía hacer es dar una imagen de polarización política y de discusión estéril. Es lo que he procurado. Creo que esto es lo que la ciudadanía requería: hay que sumar y no dividir en este asunto.