A solo unas horas de que dimita como ministro de Sanidad, Salvador Illa (1966) afirma que no se arrepiente de sus decisiones durante la pandemia de coronavirus. El que está a punto de ser candidato del Partido Socialista de Cataluña (PSC) a las elecciones regionales del 14 de febrero concede su última entrevista como responsable de las políticas sanitarias en un medio escrito a Invertia.
En ella, defiende las medidas que se han tomado en la segunda y la tercera ola de Covid-19, así como no haber tomado otras más drásticas como los confinamientos domiciliarios.
Asimismo, asegura que el Gobierno mantiene el objetivo de haber vacunado al 70% de la población española para verano, una meta que es compartida con la Unión Europea. Y todo ello sin recurrir al sector privado, sanitario o no.
¿Se arrepiente de alguna de las decisiones que ha tomado desde que empezó la pandemia?
Arrepentirme no. Lo que pasa es que, con el conocimiento científico que tenemos hoy, las decisiones que tomamos hace algunos meses hubieran sido probablemente distintas. Pero las que tomamos, las tomamos siempre en conciencia, con prudencia y siguiendo los criterios de la ciencia y de los expertos.
¿Me puede poner algún ejemplo de decisiones que hubiera cambiado?
El uso de la mascarilla. Hasta que los organismos internacionales no acreditaron que era conveniente usarla, se recomendaba solo para personas que tuvieran que tratar con contagiados de Covid y en unos supuestos determinados. Luego todos nos dimos cuenta de que era un mecanismo esencial para evitar la transmisión y pusimos su uso obligatorio.
¿Se está planteando su departamento el uso obligatorio de las FFP2 en espacios públicos?
Tenemos varias categorías de mascarillas. Creamos una nueva categoría, regulada por una normativa UNE, la mascarilla higiénica. Los técnicos hacen un proceso constante de revisión de los protocolos y las normativas, muy atentos a lo que hacen nuestros socios europeos. De momento, piensan que las medidas que tenemos aquí en materia de mascarillas son las adecuadas. Si se usan las que cumplen con las normativa UNE, las higiénicas son suficiente para garantizar la protección.
Las cifras de la pandemia son terribles. El INE habla de 80.000 muertos de más en 2020. ¿Qué se le pasa por la cabeza al ministro de Sanidad cuando ve estas cifras?
Que estamos en pandemia. Y que una pandemia es esto. El propio Gobierno ha dado las cifras, desde tres fuentes: los informes que hace el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, con las personas que han fallecido con un diagnóstico positivo de Covid; el exceso de mortalidad (el MOMO), que publica el Instituto de Salud Carlos III, y luego los informes del INE.
En las últimas semanas, se ha registrado un importante incremento de casos, que está llevando la presión hospitalaria al límite en numerosas comunidades autónomas. ¿Realmente el Gobierno no ha manejado retomar el confinamiento domiciliario? ¿No se ha puesto sobre la mesa ni en la segunda ni en la tercera ola?
No, no. Lo que se ha puesto sobre la mesa es lo que hay, que son documentos de actuaciones de respuesta. Nos dimos el 16 julio un plan de respuesta temprana para prever y tener pensado qué hacer si volvía a haber incremento de casos.
Esto tuvo un desarrollo técnico que se concretó en octubre en un texto que tiene tres pilares. El primero está basado en los indicadores primarios y secundarios que sirven para diagnosticar el estado de la pandemia en determinado territorio. El segundo es un abanico de respuestas, proporcional al estado de la pandemia en cada territorio. Y el tercero es la evaluación de estas medidas.
Todas las CCAA están tomando medidas proporcionadas a la situación epidemiológica que tienen
Este documento nos funcionó en la segunda ola. Es un marco común que se tiene que aplicar en función de la realidad epidemiológica de cada territorio. Esto deben ejecutarlo las comunidades autónomas con el apoyo del Gobierno, sin descartar cuando haga falta acciones coordinadas en salud pública. Es lo que estamos aplicando ahora.
Algunas autonomías están adoptando medidas muy drásticas. Algunas las tomaron hace unos días. Algunas las han tomado un poco más tarde. Pero todas están tomando medidas proporcionadas a la situación epidemiológica que tienen.
Lo que funcionó en la segunda ola, en algunas regiones lo hizo a medias. En Madrid, el Gobierno tuvo que intervenir.
Bueno, funcionó. Yo no quiero polemizar. Lo que no funcionó fue que, en ese caso, por distintas razones, no se tomaron distintas medidas que pensábamos que había que tomar. Y, en una acción coordinada en salud pública por los efectos que tenía en otras comunidades autónomas, se tuvo que tomar una serie de medidas que tuvieron que cumplir todas las regiones, también Madrid.
¿Qué diferencia hay ahora respecto a entonces? Las cifras son peores.
Que las comunidades autónomas están actuando. Fíjese en Madrid. Ha adoptado nuevas medidas, importantes. Más restricción de la movilidad nocturna, cerrar más temprano restaurantes y comercio… Eso es lo que hay que hacer. Ya sabemos que hay que convivir con el virus hasta que no progrese el plan de vacunación, que se desarrolla dentro de lo previsto. No hay otro camino. Es un camino duro, es un camino arduo, es un camino pesado… Estamos en fatiga pandémica porque llevamos muchos meses, pero no hay otro camino, no hay atajos en esto.
¿No ha echado de menos en las decisiones y medidas de algunas comunidades más peso para la salud pública y menos para la economía?
No. Lo primero en las decisiones del Ministerio y también, creo, en las de las comunidades autónomas ha sido la salud en su inmensa mayoría. Lo que pasa es que un confinamiento domiciliario también tiene repercusiones desde el punto de vista sanitario. Hay que valorar todas las cuestiones en sus justas consecuencias.
Pero lo primero es la salud. Sin salud, no hay economía. Sin buena economía, tampoco hay buena salud. La economía es el primer determinante de la salud. Por tanto, aquellos que quieran buscar una contradicción entre ambas cuestiones se equivocan.
Es un camino duro, arduo, pesado… Estamos en fatiga pandémica porque llevamos muchos meses pero no hay otro camino, no hay atajos en esto
¿No ha sufrido entonces ningún tipo de presión política o económica a la hora de tomar decisiones? ¿Ni siquiera de sus compañeros del Consejo de Ministros?
He recibido consideraciones, reflexiones… Pero no presiones en ese sentido.
Se dijo que, de cara a verano, España aceleró la desescalada precisamente por razones económicas.
Creo que no es cierto. Si nos comparamos con lo que está pasando en otros países europeos y vemos la evolución de la segunda ola, la pregunta encuentra respuesta. Insisto: hay un plan. Hay un marco, que es el estado de alarma. Ya dijimos que era importante contar con un espacio temporal amplio, de seis meses, para dar previsibilidad y tener todos los instrumentos para poder responder adecuadamente aplicando principios de cogobernanza con los presidentes autonómicos.
Algunos no lo vieron así. Los hechos nos han ido dando la razón respecto a la necesidad de tener un espacio amplio de estado de alarma. Y con esto es con lo que hay que derrotar a esta tercera ola. Y con lo que la vamos a derrotar.
No va a estar usted aquí para dirigir esta victoria.
Yo voy a estar al 101% hasta el último minuto. A partir de entonces, estaré en el 101% en mi nueva tarea. Y aquí habrá otra persona que, seguro, lo hará mejor que yo incluso.
Siempre se dice que el Ministerio de Sanidad es un departamento tranquilo, hasta que llega una crisis sanitaria que se suele llevar por delante a sus responsables. ¿Ha pensado en algún momento en dimitir?
No, nunca me lo he planteado. Tenía una tarea que hacer y me he dedicado a ella lo mejor que he sabido y podido.
¿Considera que ha habido cierta desorganización en las comunidades autónomas a la hora de gestionar las campañas de vacunación contra la Covid-19? Pocos recursos humanos, falta de material para poder extraer la sexta dosis de los viales…
No, en España no ha habido desorganización. Somos el noveno país del mundo en personas vacunadas, y de los primeros de la UE según los datos que tenemos. Lo que pasa en España es lo que ya sabíamos que pasaría: las dosis van llegando progresivamente. Y conforme van llegando, se van administrando.
Fuimos el primer país de Europa que presentó su plan, junto con Alemania. Un plan que no es del Ministerio de Sanidad, sino que es del Sistema Nacional de Salud (SNS). Ha sido elaborado por las comunidades autónomas, por las sociedades científicas, con expertos en bioética y en sociología… Y que se está desarrollando correctamente. Se ha creado un registro específico Covid-19 para que quede constancia de todas las personas que se vacunen. Hoy (por ayer), justamente hace siete días que Araceli, la primera española en recibir la vacuna, recibió la segunda dosis. De acuerdo con la ficha técnica, ya tenemos personas completamente inmunizadas.
En cuanto a las cinco o seis dosis por vial de vacuna de Pfizer/BioNTech… Hay que recordar que la ficha técnica conforme a la cual la Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó esta vacuna daba instrucciones conforme a las cuales se podían obtener cinco dosis por vial.
Hasta que esto no se modificó, al cabo de unas semanas, porque se apreció que en algunos casos había sobrellenado y en algunas circunstancias se podía obtener seis dosis por vial, nosotros no dimos indicación de que se hiciera. En medicamentos, hay respetar las instrucciones del fabricante.
Ahora sabemos que hay esta posibilidad, aunque no en todos los viales por lo que parece.
Más que posibilidad, es una obligación. Con la nueva cantidad de dosis, Pfizer ha decidido reducir la entrega de viales.
Obligación no hay. La ficha técnica dice que, en algunos casos y en determinados supuestos, se pueden obtener seis dosis por vial, no en todos. La propia compañía ha reconocido que no en todos los viales hay un sobrellenado que permita seis dosis por vial. Se está dirimiendo en el seno de la Comisión Europea todo lo que se refiere a aspectos jurídicos y económicos del contrato.
Respecto a los retrasos y las modificaciones de los contratos acordados con esta y otras compañías, creo que es un éxito que haya una estrategia europea de vacunación. No sé si tenemos suficiente conciencia de que, menos de un año después de que se haya secuenciado el SARS-cov-2, tengamos ya en Europa dos vacunas aprobadas.
La propia Pfizer ha reconocido que no en todos los viales hay un sobrellenado que permita seis dosis por vial
Hay que entender que la vacuna es un bien escaso. Muchos países están intentando obtenerlas. Europa, como Unión, ha conseguido cerrar contratos. Ha habido algunos retrasos que se están abordando adecuadamente. Las dosis se reparten equitativamente. Empezamos conjuntamente a vacunar. Y este proceso va a ir a más.
Los objetivos que tenemos están marcados. Antes de que acabe el mes de marzo, el 80% de las personas que estén en residencias de mayores y el 80% del personal sanitario tienen que estar vacunados. En verano, un 70% de la población. España va a cumplir con esos objetivos si las dosis llegan en las cantidades y en los tiempos previstos.
Ha habido cargos públicos que se han saltado la cola de la vacunación. ¿Qué opinión le merece esto? ¿Qué cree que se debería hacer con la segunda dosis que les correspondería?
En España, ha habido algunas personas que no han seguido las recomendaciones del plan de vacunación. Se ha sabido y se ha conocido porque hay un registro. Creo que los servidores públicos tenemos que actuar con más ejemplaridad si cabe que los ciudadanos, y respetar los criterios que los expertos han habilitado respecto al plan de vacunación.
Creo que hay que seguir estos criterios y, una vez se administra una primera dosis, administrar también la segunda.
¿No cree que el Gobierno y el jefe del Estado deberían estar vacunados ya, por lo que pueda pasar?
Yo creo que no. Deberíamos vacunarnos. Yo me voy a vacunar. Pero cuando me toque. La ejemplaridad del cargo público está en seguir las recomendaciones de vacunación. Aquellas personas que están más expuestas por criterios de mortalidad o morbilidad, que pueden sufrir consecuencias muy negativas si se contagian, aquellas personas que están más expuestas a contagiarse por su trabajo o que más pueden contagiar a otras personas… Las autoridades públicas tenemos que actuar conforme este plan.
Es lo que hay que hacer y es lo que están haciendo los mandatarios. Si hubiéramos visto que los ritmos de vacunación requerían de hacer un gesto de confianza hacia la vacunación… Pero hay una aceptación muy alta de la vacuna, superior a lo que cabría esperar, por parte de las poblaciones diana. Debemos vacunarnos cuando nos toque, como todo el mundo.
¿Cómo valora lo que está ocurriendo en el Ministerio de Defensa y la dimisión del JEMAD?
Me remito a las declaraciones de la ministra de Defensa.
Estados Unidos y Reino Unido han tomado medidas insólitas para acelerar la vacunación, tomando como bases centros comerciales y supermercados y permitiendo que farmacéuticos y militares vacunen. En España, su departamento ni siquiera valora que la sanidad privada pueda vacunar a la población. ¿Podría haber un cambio de postura?
Nosotros tenemos una red de Atención Primaria muy capilar. Hay hasta 13.000 puntos que pueden vacunar con las garantías adecuadas. La administración de la vacuna no es una cosa banal. Tiene que hacerse con todas las garantías adecuadas. En España, no hace falta vacunar en centros comerciales o estadios de fútbol, cuando hay centros de salud en la mayoría de municipios que pueden administrar perfectamente las dosis.
No hay que descartar recurrir a otras posibilidades si en algún momento las dosis que llegan lo hacen en tal cantidad que requieren concentrar esfuerzos en poco tiempo. De momento, la red pública está administrando prácticamente la totalidad de las dosis que llegan. Lo hace donde parece que es más normal y donde la gente tiene más hábito de tratar cuestiones relacionadas con la salud, que no es un supermercado o un centro comercial sino un centro de salud.
Varios Estados europeos han anunciado su intención de interponer medidas contra Pfizer y AstraZeneca por sus retrasos en el suministro de la vacuna contra la Covid. ¿Cuál es la postura de España?
Nosotros damos apoyo a las decisiones que pueda tomar en este sentido la UE. En Europa, nos ha ido bien porque hemos actuado unidos y coordinados, bajo la batuta y la dirección de la Comisión Europea, que ha hecho un trabajo magnífico.
Hemos optado acertadamente por adquirir un porfolio de siete vacunas, puede haber incluso una octava. Hemos optado por hacerlo con acuerdos de compra anticipada. También por financiar los incrementos de producción y, además, que sean en el continente europeo. Eso nos da seguridad y garantía respecto a la calidad de fabricación y las cadenas de suministro. Hemos firmado unos contratos que tienen que cumplirse por parte de las compañías.
Hemos firmado unos contratos que tienen que cumplirse por parte de las compañías
En un proceso tan complejo, pueden suceder imprevistos. Puede pasar que haya retrasos en los procesos de producción. Expreso toda mi confianza en las medidas que pueda adoptar la Comisión Europea. No soy partidario de tomar medidas unilaterales, sino que reforcemos las que pueda tomar el conjunto de Europa.
Y reafirmo que, a mi juicio, la única vía posible para tener vacunas seguras y eficaces en cantidades relevantes es una estrategia conjunta de vacunación. No me quiero imaginar cómo habría sido si cada país hubiera ido por su cuenta.
¿Le deja una carpeta con todos los deberes y todos los trabajos adelantados a Carolina Darias?
La decisión de quién va a ocupar mi lugar como ministro de Sanidad no me corresponde a mí, sino al presidente del Gobierno. Supongo que la dará a conocer este martes. He preparado un documento de traspaso y haré un traspaso lo más ordenado y claro posible. Ayudaré en lo que pueda ayudar.
¿Será un ministro en la sombra?
No, en absoluto. Estoy al 101% como ministro hasta el último minuto. Pero cuando uno deja de ser ministro, hay un compañero o compañera que asume este papel. Ayudaré en lo que pueda, pero ya no seré el ministro de Sanidad.
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