Cuando en noviembre de 2020, el Ministerio de Igualdad abrió un período de consulta pública previo a un proyecto de ley, la llamada Ley Trans que establecería la "autodeterminación de género", ocho históricas feministas enviaron una carta abierta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
En la misiva, las firmantes aseguraban que "la autodeterminación de sexo es un imposible" y su estipulación legal provocaría "una situación grave que sin duda compromete a nuestra juventud y a las generaciones futuras".
Por ello, reclamaban que no se procediera a legislar sobre la materia sin antes sostener un "debate amplio y veraz sobre los términos y supuestos que contendría una ley de esa naturaleza". La carta estaba firmada por históricas socialistas como Ángeles Álvarez y Amelia Valcárcel.
Este lunes, después de que el Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero haya presentado el borrador de dicha ley y tras examinar dicho texto, las firmantes de la carta inicial concluyen que "es aún peor de lo que temíamos".
¿Por qué? Porque "no se sostiene jurídicamente, y que su aprobación provocaría, además de una confusión notable, efectos arrasadores sobre la seguridad jurídica, la infancia, la educación, el deporte femenino, los espacios seguros para mujeres, los derechos de las personas transexuales, la libertad de expresión y todas las leyes y políticas públicas encaminadas a conseguir la igualdad entre los sexos".
Las firmantes consideran que "frente a la propaganda" que supone presentar la ley Montero como un avance en derechos humanos, muy al contrario, se trata, de un retroceso y consideran que "el advenimiento de esa norma no es inexorable".
La carta
En la misiva, las autoras denuncian que la ley es un "retroceso en derechos humanos" y "pone en peligro a la infancia", por cuanto "fomenta que niñas, niños y jóvenes en edades tempranas, en las que ni el cuerpo ni el cerebro se han desarrollado, tomen decisiones no informadas, sino inducidas, que les dirigen a suponer que su identidad es trans".
El feminismo más ortodoxo, cercano a los postulados del PSOE en general y de Carmen Calvo en particular, lleva tiempo denunciando la asunción de postulados queer por parte del Ministerio de Igualdad en sus documentos oficiales. En la carta, algunas exponentes de este feminismo rechazan los tratamientos hormonales en menores porque "les expone a efectos dañinos de por vida y a auténticas terapias de conversión de las que los adultos quedan eximidos".
"La idea de una identidad trans en los menores se sostiene empecinadamente contra el criterio de los profesionales que trabajan en las unidades de endocrinología y que han indicado que el 85% de menores desisten del supuesto ser trans cuando superan la pubertad", abundan las feministas en la carta abierta a Pedro Sánchez.
La hormonación
El borrador de la llamada Ley Trans contempla un tratamiento de bloqueo hormonal "al inicio de la pubertad" para frenar el desarrollo de los pechos, la barba o la nuez. Posteriormente, el tratamiento hormonal cruzado (testosterona o estrógenos, según corresponda).
En la actualidad, se puede empezar con los bloqueadores hormonales en la pubertad, pero muchas veces exige una tramitación larga y depende de la diferente regulación de las Comunidades Autónomas. También requiere el consentimiento paterno de los menores de edad, punto que desaparecería en la ley que prepara Igualdad para aquellos que ya han cumplido los 16.
Este punto es rechazado unánimemente por los expertos -psicólogos, sexólogos, etc.-, pero también por el ala socialista del Gobierno de coalición y por los colectivos feministas radicales, que este lunes han plasmado su malestar en una carta abierta al presidente del Gobierno.