Isabel Díaz Ayuso gobernará Madrid los próximos dos años y tendrá la mayoría absoluta de la mano de Vox. Así lo indica la encuesta realizada por SocioMétrica para EL ESPAÑOL, que anticipa que el Partido Popular habría duplicado sus resultados de mayo de 2019, y habría pasado de los 30 escaños a entre 58 y 62 y del 22,2% al 40% de los votos.
Tras su gran victoria de este martes 4 de mayo, no podrá "gobernar en libertad" como reclamaba, pero el PP solo sumaría más que las tres izquierdas, así que podría ir a la investidura sin riesgos... si Vox cumple con su insistente frase de "somos garantía de que no entre la izquierda". Eso sí, para legislar la lista de Rocío Monasterio se presenta como su única opción de apoyo, probablemente desde fuera del Gobierno. Habría pasado del 8,8% al 10,6% y de 12 diputados a entre 13 y 15.
La segunda fuerza en la Asamblea será ahora el PSOE. La lista de Ángel Gabilondo se hunde en apoyo popular, cayendo al 19,3% de los votos, muy lejos del 27,3% con el que ganó las elecciones de 2019. Entonces, no pudo formar gobierno, pero tuvo 37 escaños y en esta ocasión se quedaría entre 29 y 29 diputados. Es decir, que no llegaría, por primera vez, a la treintena.
Y es que, según el sondeo de SocioMétrica, Más Madrid podría haber superado al PSOE como la fuerza líder de la izquierda en Madrid. La lista de Mónica García pega un enorme salto hasta el 19,8% de los apoyos y entre 26 y 29 escaños, los mismos que el PSOE. En 2019, con Íñigo Errejón de cabeza de lista, la escisión ecologista de Podemos se quedó en 20 diputados y el 14% de los votos.
El gran derrotado, además de Ciudadanos, es Unidas Podemos. Pablo Iglesias dejó la vicepresidencia segunda del Gobierno para "liderar un Gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid". Y no sólo las izquierdas pierden apoyo total (pasando del 47,6% al 44,3%) respecto a hace dos años, sino que los morados podrían quedarse fuera de la Asamblea: Iglesias aparece en este sondeo con sólo el 5,2% de los votos... es decir, con un máximo de 8 escaños.
En realidad, el líder de Unidas Podemos bajaba a la arena regional para salvar a su partido de la desaparición en su cuna madrileña. Y quizás eso sea lo único que pueda haber cumplido.
Adiós, Ciudadanos
Anticipó Ayuso la llamada a las urnas "a la defensiva", dijo, contra una supuesta moción de censura de sus socios de Ciudadanos -que ellos siempre negaron-. Y arriesgó el gobierno para quitárselos de encima... lo que quizá demuestra que la lideresa del PP, en el fondo, estaba deseándolo.
Ayuso ha logrado su primer objetivo, fagocitando prácticamente todo el apoyo que tenía el partido liberal. Los naranjas, en esta ocasión representados por Edmundo Bal, pasarían del 19,46% al 4% y de 26 escaños a ninguno, al quedar por debajo de la frontera del 5% que marca la ley electoral madrileña. Sólo el margen de error de la encuesta (de +/-2%) lo podría salvar.
Y es que su vicepresidente hasta hace un par de meses, Ignacio Aguado, fue la primera víctima de estas elecciones. Era él quien, supuestamente, no dejaba gobernar "en libertad" a la nueva musa del PP, que le atribuía día sí y día también, "pequeñas traiciones" y "grandes contradicciones" que le frenaron "caso toda acción legislativa" en estos dos años.
A partir de ahora, Ayuso deberá elegir qué tipo de colaboración quiere de los diputados de Vox. Rocío Monasterio, cabeza de lista de la formación de Santiago Abascal, ha quedado escondida en esta campaña electoral por el fenómeno fan que ha protagonizado la presidenta.
El PP, con Ayuso a la cabeza ha logrado el inicio de esa cuadratura del círculo al que aspira Pablo Casado a nivel nacional: comerse el centro y contener, para empezar, a la derecha extrema.
Cambio de ciclo
En los próximos días, deberá aclarar la presidenta -ahora, en funciones- si quiere incluir a Vox en su Ejecutivo -poco probable, según lo sostenido hasta ahora-, si negociará con Monasterio los términos de un apoyo externo para los dos años que quedan de legislatura... o si definitivamente se lanza a ir a la investidura sin hablar con nadie, confiando en que los de Abascal cumplirán ya que las tres izquierdas juntas no llegan a la suma del PP.
Así se expresó la cabeza de lista del partido de derecha extrema a la salida de depositar su voto en el Colegio San Agustín, enfocando los comicios "en clave nacional". Monasterio, de hecho, sugirió que su formación preferirá quedarse fuera del Gobierno y seguir forzando situaciones negociación por negociación. Según expresó, Vox no está pensando "en cargos, consejerías ni vicepresidencias", sino en "España, que es lo fundamental".
Eso es lo que ambas candidatas, Ayuso y Monasterio, han repetido en varias ocasiones desde la convocatoria electoral, el pasado 10 de marzo: un cambio de ciclo en la política española.
El presidente del PP sostiene que su formación no pactará gobiernos con Vox, y pretende que su baronesa regional y amiga personal, respete este aspecto para que este resultado madrileño no le desdiga y opte a seguir creciendo en toda España, "para desalojar a Pedro Sánchez de Moncloa".
Dados los resultados, habrá que preguntarle a Ángel Gabilondo si sigue creyendo lo que afirmaba tras introducir su papeleta, que "los madrileños sabrán elegir la mayoría que conviene en este momento y coyuntura" para la región y para todo el país.
Y es que a la vista de los resultados, los madrileños creen que lo que conviene no es la política del PSOE, que él representaba -además, bajo la batuta de Moncloa-, sino la del PP. "Todos los días de votación son un impulso para la democracia", dijo Gabilondo a los medios tras depositar su voto.
Iglesias, impugnado
Otro que deberá aclarar qué va a hacer con su futuro es Pablo Iglesias. El exvicepresidente segundo del Gobierno, que dimitió para salvar a Podemos de la desaparición, se ha topado con unos malísimos resultados en este 4-M.
Cuando votaba en Galapagar, en la mañana de este martes, aseguraba que este día era la oportunidad "para echar a los corruptos". Y que el PP "ha usado la pandemia para tratar de derrocar al Gobierno" y que, visto que no lo ha logrado, "ahora se une a la ultraderecha para seguir intentándolo".
Siguiendo este razonamiento, las urnas madrileñas habrían hablado claro, impugnando sus posiciones, sus soflamas y su apuesta de "echar a la derecha tramposa y evitar la llegada de la ultraderecha violenta y antidemocrática".
Porque además, la izquierda a la izquierda del PSOE tiene una nueva lideresa, menos beligerante y agresiva. Incluso, más homologable, ya que no en vano Gabilondo sí le ofrecía a Mónica García, de Más Madrid, entrar en su eventual gobierno. No así a Iglesias, al que le reclamaba su apoyo externo.
Ni una cosa ni la otra pasarán ahora, pero el errejonismo ha devuelto el golpe, y a Podemos sólo le queda su presencia en el Gobierno central. Los de Iglesias quedan muy tocados y ahora deberán acelerar la transición de liderazgos: Yolanda Díaz no quiere ser la jefa de ningún partido, prefiere la "gestión" al ruido; así que la bicefalia actual con Iglesias deberá buscar otra persona -quizás Irene Montero- como nueva cara visible de la formación morada.