El presidente del Gobierno ha comparecido para dar una declaración institucional sobre la crisis con Marruecos. Después de suspender su previsto viaje a París, en el que iba a participar en una cumbre precisamente sobre la financiación de países africanos, Pedro Sánchez se ha desplazado en la tarde de este martes a Ceuta -donde ha sido recibido con abucheos y patadas en el coche oficial- para hacer visible que su Gobierno será "firme ante cualquier desafío, cualquier eventualidad y bajo cualquier circunstancia".
En un discurso corto y contundente, Sánchez ha practicado la diplomacia inversa, sugiriendo lo que no puede ser que pase y, con ello, dando a entender que el agresor externo se está arriesgando a que todo eso, efectivamente, sí acontezca. "La integridad de Ceuta como parte de nuestra nación y su seguridad serán garantizadas", ha llegado a decir el presidente en tono casi bélico, "cualesquiera que sean las condiciones necesarias para ello y con todos los medios disponibles".
Y es que en ese punto ha recordado que su Ejecutivo mandó la pasada madrugada "al Ejército", y reforzó "a la Policía y a la Guardia Civil". De hecho, fuentes de Interior han confirmado que a los 200 agentes enviados hasta mediodía se añadirán otros 200 más en la tarde de este miércoles: se van a desplegar otros 50 agentes de Guardia Civil y además, otros 150 agentes de Policía Nacional (de la UIP, antidisturbios) están en alerta por si fuese necesario su traslado y despliegue en Ceuta.
Además, según el departamento de Fernando Grande Marlaska, los equipos conjuntos de Extranjería y Científica de la Policía que están procediendo a las devoluciones han establecido un sistema de trabajo para operar las 24 horas del día para agilizar los trámites.
Es decir, que sin expresarlo explícitamente, Sánchez ha advertido -y empezado a demostrar- a Marruecos que la amistad "debe basarse en el respeto mutuo a las fronteras, que es la base de la vecindad y las relaciones fructíferas".
"Marruecos es país amigo"
El jefe del Ejecutivo fue incluso más lejos, poniendo en duda la legitimidad de las intenciones de Rabat y la consideración que España hará de su Gobierno de mantener esta actitud: "Siempre he defendido que Marruecos es un país amigo y un socio. Y debe seguir siéndolo".
Y es que Sánchez ha calificado la "súbita entrada de miles de personas" de "grave crisis para España y para Europa", ha anunciado que será revertida "de inmediato y con todos los medios que sean necesarios" y ha trasladado a los españoles, "y especialmente a los ciudadanos y ciudadanas de Ceuta y de Melilla" que el Gobierno "restablecerá el orden con la máxima velocidad".
Mientras él se desplazaba a Ceuta, en Moncloa se reunía el Comité de situación para analizar la actual crisis migratoria que, a iniciativa del presidente, aprobó en la reunión de la mañana el Consejo de Ministros.
Presidido por la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, la cita de este martes a las 17.00 h contará con la asistencia de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya; la ministra de Defensa, Margarita Robles; el ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta; la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra; el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá; la directora del CNI, Paz Esteban; y el secretario de estado de Seguridad, Rafael Pérez, este último en lugar del ministro del Interior, que esperaba ya en Ceuta al presidente.
Llamada al Rey y a Casado
Sánchez ha confirmado su ronda de contactos de esta mañana. La conversación clave la ha tenido con el Rey Felipe VI, con quien ha "analizado las líneas de acción que seguirá el Comité de Situación" que ha aprobado en Consejo de Ministros. La Casa Real española mantiene estrechos lazos con la marroquí y, de hecho, Moncloa confía en las gestiones que se puedan hacer a ese nivel de "alta diplomacia".
La gravedad de la crisis es tal que Sánchez también ha despachado con el vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell; con el presidente del Consejo, Charles Michel, con quienes ha "analizado la situación inusitada en la frontera sur de la UE"; y con el líder de la oposición, Pablo Casado, "al que informaré puntualmente hasta que la tranquilidad vuelva a Ceuta y su frontera".
El presidente ha remarcado que su máxima prioridad ahora mismo es "garantizar el tránsito fronterizo, dotar a las dos ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla de los medios necesarios y garantizar la devolución inmediata de todo aquél que haya entrado irregularmente" en territorio español.
Para ello, el presidente ha invocado "los acuerdos que tenemos con Marruecos desde hace años". Es decir, el convenio de 1992 que contempla las devoluciones en caliente, de las que minutos antes, su ministro Grande Marlaska, daba cuenta en la sala de prensa: "Ya han sido devueltas 2.700 personas a las autoridades marroquíes desde este lunes por la tarde". A primera hora de la tarde, ya eran 4.000 las personas repatriadas, según Interior.
Lo cierto es que Marlaska hablaba de "algo más de 6.000 inmigrantes ilegales", su departamento subió horas después la cifra a "más e 8.000" y las autoridades de Ceuta ya calculan el dato en 10.000, es decir, un aumento súbito de la población de la ciudad del 12% en una tarde.