La mesa de negociación "para resolver el conflicto político entre Cataluña y el Estado" se reunirá de nuevo en la tercera semana de septiembre. Así lo ha anunciado el president de la Generalitat, Pere Aragonès, en su comparecencia tras su primera reunión con Pedro Sánchez en Moncloa.
"La única solución para todos los represaliados es la amnistía, y la única para resolver el conflicto es el referéndum de independencia... y así se lo he dicho al presidente de España y así lo defenderemos en esa mesa".
Aragonès ha constatado en sus dos horas y media largas de conversación con Sánchez que hay "grandes diferencias en el diagnóstico" del "conflicto político". Pero el president dejó claro que su única propuesta es que "la amnistía y la autodeterminación!".
Es decir, "que no entre nadie más en la cárcel, que los exiliados regresen con toda libertad. Y que el futuro de Cataluña lo decidan los ciudadanos de Cataluña mediante el voto". A este respecto, ha aclarado que Sánchez no le ha contrapropuesto una votación de todos los españoles.
De hecho, el president aseguró que "la única propuesta del Estado es seguir en este estatus quo", y que la negociación "no será fácil". Por eso y "porque no renunciaremos". En un todo vehemente, llegó a asegurar: "Que nadie se equivoque, porque defenderé el referéndum de independencia y la amnistía con toda la ambición". Y, sonriendo, añadió que "sería muy fácil si renunciáramos, pero es que no lo haremos".
Aragonès se agarró durante toda su rueda de prensa al reciente informe del Consejo de Europa que equiparaba la democracia española con la turca, a propuesta de un diputado socialista letón y que el Ejecutivo de Sánchez no supo parar. "Este informe marca el camino: que acabe la represión, que se retiren las demandas de extradición".
El informe también pedía el indulto de los políticos condenados, pero quizá porque ya está hecho, quizá porque no le convenía, en ningún momento salió de su boca la palabra indulto ni una sola referencia agradecida a las medidas de gracia.
Haciendo un paralelismo con los argumentos del documento que se aprobó la Asamblea Parlamentaria del organismo internacional -que no tiene nada que ver con la Unión Europea, aunque de eso tampoco habló Aragonès-, el president puso describió en qué consiste su plan: "Cataluña tiene una propuesta, que pasa por la libertad, el fin de la represión y votar los acuerdos".
Romper la separación de poderes
El president de la Generalitat rechazó dos cosas en Moncloa: la primera, prácticamente de la mitad de los puntos de la "Agenda del Reencuentro", que no quiere ver en la mesa, sino "en la comisión bilateral Cataluña-Estado", que también tiene fecha, para este mes de julio.
Y la segunda, la oferta de la Secretaría de Estado de Comunicación, y se fue de Moncloa sin hablar con la prensa. Como su antecesor, Quim Torra, eligió comparecer ante los medios en la Delegación de la Generalitat en Madrid, en la librería Blanquerna. El escenario, en todo caso, no podía ser más madrileño, en el número 44 de la calle de Alcalá, entre el Círculo de Bellas Artes y el Banco de España.
En la primera pregunta en castellano, se le cuestionó al president cómo pretende "acabar con la separación de poderes" para que el Ejecutivo obligue al Judicial a retirar esas demandas de extradición, en especial la del expresident huido, Carles Puigdemont.
Aragonès no contestó a la primera ocasión, escondiéndose en el argumento que ya usa Pedro Sánchez de que "es el PP el que tiene secuestrado el CGPJ con su derecho de veto para no renovarlo y no se me puede culpar a mí de romper la separación de poderes".
La periodista tuvo que insistir, ya sin micrófono -"yo no le he preguntado eso"- y el president hubo de admitir que "no hemos entrado en ese detalle en la reunión, pero ya encontrarán el camino, el Estado tiene sus resortes".
Negociar la imposición
Lo que seguro no aclaró es cómo pretende llegar a un acuerdo a partir de una imposición. Pero sí dijo es que su plan del referéndum de independencia "no es una propuesta de máximos", sino "la solución intermedia". Y lo explicó así: "No he venido aquí a pedir la independencia, sino un referéndum. Si quisiese imponer mi idea, habría exgido que mañana nos reconozcan como república... pero no, he venido aquí con una solución para todos".
Así, estrenó un nuevo argumento, el de que "la propuesta de Cataluña incluye a todos, porque permite votar y ganar a aquéllos que defienden que Cataluña permanezca en el Estado español". Y por supuesto, también, "a quienes defendemos este proyecto de independencia".
A cambio, insistió, el Estado sólo propone "mantener lo que hay, y eso no es inclusivo", dijo, porque deja fuera las aspiraciones de los independentistas. A esto, tampoco contrapropuso Sánchez, dijo. Porque se le inquirió sobre si el presidente del Gobierno le había planteado un nuevo Estatut o una nueva financiación. "No", pero se mostró abierto "a escuchar esas propuestas, ya que ellos son libres de plantear lo que consideren para resolver el conflicto". No pareció que por ahí hubiese mucho que avanzar, en todo caso.
Autodeterminaciones en Moncloa
Aragonès se había presentado en Moncloa puntual, apenas unos minutos después de las 17.00 horas, con mascarilla negra y un pin amarillo en la solapa. El presidente lo recibió en la escalinata, a la bajada del coche, ambos se saludaron de palabra en una ceremonia que quedó algo forzada -a causa de las distancias de seguridad que provoca la pandemia- y, tras un breve posado, los dos mandatarios entraron en el salón de Moncloa habitual.
Desde ahí y hasta las 19.44 horas, se hizo el silencio para los medios. Sólo dos breves contactos oficiales recordaron que seguían reunidos, pasadas las 18.30 y las 19.35. Y a las 20.09, Aragonès hizo su entrada en la sede que su Govern tiene en la capital del Estado.
De inmediato, tras su rueda de prensa, compareció la ministra portavoz, María Jesús Montero, en la sala de prensa de Moncloa, donde este martes había sido el día de las autodeterminaciones. La de género y la de Cataluña. Ninguna de las dos las apoya el PSOE, pero con una sí ha claudicado, y con la otra, de inicio, acepta debatirla a partir de la tercera semana de septiembre.
Con ambas autodeterminaciones el presidente se arriesga a quebrar las bases de su partido. En el primer caso, no sólo por la "traición" a las asociaciones feministas tradicionales, muy ligadas al Partido Socialista algunas de ellas, sino porque su vicepresidenta primera y coordinadora de la acción de Gobierno ha quedado desautorizada.
Y en el segundo, porque a la vista del Código Ético del PSOE, Sánchez se saltó las normas internas del partido y se adentra en una eventual reforma constitucional, por la vía federal, sin tener a todo el partido detrás. Como mínimo, por el método elegido.
Este miércoles, el presidente explicará en el Congreso sus indultos y el impulso a la "Mesa del reencuentro", y se llevará todos los palos de la oposición. Pero nadie imagina alguna disidencia en las filas socialistas similar a la que mantiene el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, incapaz de tragar con los indultos y acallado este fin de semana por las palabras del secretario de Organización, José Luis Ábalos. Además, después de la intervención de Sánchez en la Cámara no se votará nada.