El presidente del Gobierno convirtió su turno de respuesta a Pablo Casado en una enmienda a la totalidad no ya de su labor como líder de la oposición, sino a la totalidad del Partido Popular. Y desde su origen a hoy: "Usted preside un partido que incumple la Constitución todos los días", le espetó. Era el colofón al repaso -casi año a año- de las propuestas e iniciativas del PP y a la derecha en general, desde los primeros años de la democracia hasta la concesión de los indultos.
Pedro Sánchez se sentía cómodo, se reía en la tribuna, y hacía bromas incluso al citar a la "vetada" Cayetana Álvarez de Toledo -que le saludó desde su escaño... "ah, ¿ya le dejan venir? ¡Bienvenida!"-.
Ni siquiera defendió los indultos, ni recordó su promesa de que "jamás habrá referéndum de autodeterminación". Sólo dio palos al PP...
El presidente se metía la mano en el bolsillo, y hasta se mofaba de los murmullos que partían de la bancada popular. Hasta que éstos subieron de tono, Meritxell Batet llamó al orden a un diputado del PP y Sánchez aprovechó para decir en alto, mirando a la Presidencia: "Están lanzando improperios e insultos que me parecen intolerables, señoría".
Los diputados populares se sintieron atacados en la casi media hora que el presidente les dedicó, como réplica al encendido discurso de Casado en respuesta a sus indultos. Hay la sensación en la bancada popular de que en las últimas sesiones del Congreso todo gira en torno al PP y a su líder. Y esa sensación, aunque venga acompañada de deslegitimaciones tan a fondo como la de Sánchez este miércoles, alimenta su sensación de que están acertando con su estrategia opositora.
Si eso es verdad o no, por ahora sólo lo indican las encuestas. Pero al menos, al PP le vale por ahora. Y lo cierto es que, si es verdad que ésa es una trampa conservadora para protagonizar los debates, Sánchez cayó en ella. A fondo y voluntariamente.
Tribunal de Cuentas
Hay un asunto en el que el presidente va de la mano del president Pere Aragonès, con quien departió dos horas y media largas este martes en Moncloa: en que el mal de todos los males (al menos, esta semana) es el Tribunal de Cuentas.
Pero como es una institución del Estado, ambos culpan al PP de los expedientes por "responsabilidad contable" que amenazan con embargar en 15 días a Oriol Junqueras, Carles Puigdemont, Artur Mas (otra vez), Andreu Mas Colell y casi una cuarentena más de líderes independentistas.
Con la mano en el bolsillo, Sánchez preguntó a Casado "si de verdad, se cree" lo de que España puede ser como Venezuela o Nicaragua. "¿De verdad? ¿Por eso dice que no renueva el Tribunal de Cuentas, que está a punto de cumplir su mandato?".
Ante los murmullos que tornaban en ruido desde los escaños del PP, salió el Sánchez más jocoso: "Señor Casado, es que pudiendo tener razón en alguna de sus críticas, la pierde con esa oposición tan furibunda". Y ya riéndose a carcajada abierta en la tribuna, espetó: "¡Menos mal que era usted el moderado!".
Lo decía porque acababa de hacer un repaso a la inanidad de Rajoy, a la belicosidad de Aznar y a que lo de antes, Alianza Popular, "ya no tiene las siglas con las que aceptó la Constitución, de eso sólo puede presumir el PSOE que con la misma vehemencia con la que la defiende, exige recuperar su espíritu de concordia".
De vuelta al Tribunal de Cuentas, Sánchez recordó que "no es despolitizar tener a una exministra de Aznar [Margarita Mariscal de Gante] como la vocal que resolverá los expedientes". Y sugirió que esta causa no sólo pone piedras en el camino, como dijo José Luis Ábalos, sino que aumenta la mala imagen de la democracia española en el exterior, "ésa que ustedes no defendieron".
En todo caso, apuntó que "los expedientes no están sustanciados" y que el PP no debería fijar posición todavía. Como diciendo que aún puede pasar algo... Pero como todo pasa por renovar a sus vocales, el presidente volvió a arremeter contra Casado: "Si va usted a seguir bloqueando, yo puedo concluir algo muy fácil, que usted preside un partido que incumple la Constitución todos los días, tanto como dicen defenderla".
Rajoy como Casado
El otro argumento fuerte del discurso de Sánchez fue una suerte de equiparación de Casado con el Rajoy "que nunca hizo nada y nos trajo hasta aquí".
Hay que decir, en honor a la verdad, que el presidente había iniciado sus palabras aclarando que una cosa es que el PP prometiera que no habría urnas ni violencia, "y al final las hubo y la imagen de España se hundió en el exterior", y otra que los responsables reales de lo que ocurrió "fueron los líderes independentistas, que se saltaron la ley, el Estatuto y violentaron la Constitución".
Pero le planteó a Casado si su única propuesta para Cataluña es "un 155 eterno". Y le recordó que quizá por eso el PP es "irrelevante ya" en esa Comunidad Autónoma. "¿Cómo puede usted venir aquí diciendo que representa a los constitucionalistas de Cataluña si no le votan? ¡Usted no los representa!", bramó entre aplausos de la bancada socialista.
Lo hizo después de hacer un repaso prolijo y por fechas de todos los hitos del procés desde 2012 hasta 2017. "Y siempre gobernaba el Partido Popular". Lo hizo después de recordar que "cuando fui a ver a Mariano Rajoy a la Moncloa en septiembre de 2017 vi que todo estaba igual que en 2014, que no había nada nuevo... sólo que la convivencia en Cataluña ya se estaba envenenando al límite".
Y lo hizo después de recordar "la sección especial que tienen las televisiones para sus casos de corrupción", vinculándolos todos a que "lo único que hizo Rajoy fue crear una policía patriótica que borraba sus delitos y fabricaba otros falsos para sus rivales políticos", y tras preguntarse "¿qué teme el PP para no abrirle expediente siquiera a María Dolores de Cospedal?"
Sánchez estaba cómodo, con sonrisas y pasando folios llenos de notas, tomadas durante la intervención del líder de la oposición. Si le preocupan las encuestas electorales que lo colocan ya muy lejos del PP, si le pone nervioso el rechazo social a los indultos que reflejan los sondeos, hizo como que esas dos realidades no existen:
"Porque usted, señor Casado se inventa pretextos para incumplir la Constitución, e incluso para faltarle al respeto al Rey queriendo llevarlo a la foto de Colón, porque sabe que no tiene mayoría social ni mayoría en la Cámara".
Y esto pasa, dijo, porque "su proyecto para Cataluña es la nada absoluta".