El PSOE ha reunido a su Comité Federal de manera presencial por primera vez en año y medio. Lo ha hecho en un ambiente de fervoroso apoyo a Pedro Sánchez. El último crítico, Emiliano García-Page, ha justificado su ausencia con una operación de fractura de muñeca. En ese clima, el presidente del Gobierno ha reiterado la necesidad de los indultos y ha cargado contra la oposición por desdeñarlos.
"Ya empiezan a surtir efecto (...) El debate está sustituyendo al relato demagógico", ha aventurado Sánchez. Acto seguido, ha acusado al PP de ser "indistiguinble de la ultraderecha" y ha celebrado: "Volverán a perder".
En un hotel cercano al madrileño parque de El Retiro, Sánchez ha utilizado estas palabras para dar cuenta a sus "compañeros" de las medidas de gracia: "La crisis de Cataluña no se puede resolver por sí sola. La cárcel no va a resolver la crisis de convivencia. El consenso se alcanza a través del diálogo y el respeto a la legalidad".
El secretario general socialista ha definido los indultos como "un mensaje contundente que la democracia envía al conjunto de la ciudadanía catalana": "Debemos contar con todos. Dejar atrás un mal pasado y construir un futuro mejor".
Los indultos -ha insistido- suponen "incluir en el diálogo a quienes se habían excluido". Una frase que obvia los rejonazos que ha propinado el independentismo al Gobierno incluso después de la excarcelación de los presos del procés.
Igual que varios de sus ministros estos días, Sánchez se ha referido a los indultos como una condición necesaria pero no suficiente para "la convivencia": "No van a resolver el problema por sí solos, pero tienen el valor del primer paso".
La hoja de ruta
Sánchez no ha titubeado: "La hoja de ruta está clara". Y así cristalizará en el Congreso del próximo octubre, que encontrará su reflejo en la cascada de congresos regionales que se celebrarán a partir de ahora. Destaca el andaluz, donde Ferraz pretende apartar a Susana Díaz de la secretaría general del PSOE-A, tras haber sido derrotada en primarias por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.
El presidente del Gobierno ha encumbrado los indultos como un signo de "valentía" y ha calificado al PSOE, en ese sentido, como el partido de los "avances": "Hemos sabido entender los retos del tiempo que nos ha tocado vivir, venciendo inercias y resistencias. Somos un partido valiente y decidido. Estamos cumpliendo con nuestro deber".
Después, ha comparado las medidas de gracia con la reforma de la economía, la modernización del Ejército, la laicidad del Estado o la lucha contra ETA. También lo ha comparado con el Orgullo, cuya manifestación se celebra este fin de semana: "El 40% de los españoles, según las encuestas, estaba en contra del matrimonio homosexual. Hoy, el apoyo es mayoritario".
En ese instante, ha ironizado así sobre los argumentos de la oposición: "Hablan de conspiraciones judeomasónicas, el fin de la familia y la destrucción de la civilización". Según Sánchez, la oposición española es la "más furibunda de Europa": "Socavan la convivencia. El PP y la ultraderecha son tal para cual".
Ha recordado el caso Bárcenas con estas palabras: "Aprovechan todos los resortes cuando están en el Gobierno para espiar y tapar su vergonzosa corrupción. La derecha trata de frenar los avances. Se lo agradezco porque se retratan".
El "patriotismo" del PSOE
La crítica de la oposición que más enerva a Pedro Sánchez es la de su "falta de patriotismo". De hecho, ha empezado por ahí su discurso. Ha elegido a Juan Negrín y sus cartas de 1948, que pidieron la inclusión de España en el Plan Marshall: "Quería que llegara esa ayuda para combatir el hambre y la pobreza, aunque eso pudiera consolidar la dictadura. Es una enorme lección de patriotismo".
Sánchez, no obstante, no ha mencionado que el Negrín de 1948 ya no formaba parte del PSOE. Fue expulsado del partido dos años antes, en 1946, y no fue readmitido hasta 2009.
"El PSOE siempre ha amado a España. Ese es el legado para el presente y para el futuro. Es el partido que ha alentado las mayores transformaciones en España", ha dicho Sánchez.
No ha habido demasiadas apelaciones al independentismo, más allá de esta: "Van a tener que escuchar nuestras convicciones (...) Cuando se pregunta a los catalanes por sus sentimientos identitarios, la respuesta mayoritaria es que se sienten catalanes y españoles. Nadie tiene derecho a obligarles a elegir. Los socialistas somos internacionalistas".