Las cosas están muy mal en el seno de la coalición y Unidas Podemos ya no asegura, como sí hacía hace meses, que el Gobierno aguante. Tras la salida de Pablo Iglesias, los movimientos del PSOE han buscado el arrinconamiento de los morados, a los que Pedro Sánchez "ningunea" aprovechando su sucesión por Ione Belarra y Yolanda Díaz como debilidad y, según ha podido saber este periódico, rompiendo la coalición de gobierno en RTVE.
La elección de José Manuel Pérez Tornero como presidente de la corporación pública, el pasado mes de marzo, se hizo para que los consejeros elegidos a propuesta de PSOE y de Unidas Podemos gobernaran la televisión pública con la mayoría absoluta que les daba un reparto de siete a cinco.
Además de Pérez Tornero (propuesto por el PSOE), ese control se debía dar junto a Ramón Colom (PSOE), Elena Sánchez (PSOE), Concepción Carmen Cascajosa (PSOE), José Manuel Martín Medem (UP) y Roberto Lakidaín (UP). Su labor debía ser común frente a los otros cuatro: María Carmen Sastre (PP), Jenaro Castro (PP), María Consuelo Aparicio (PP) y Juan José Baños (PNV).
Sin embargo, ya desde las primeras decisiones, los designados por UP se sintieron "fuera". Y las decisiones de acabar con los programas de Mónica López, La hora de la 1, y sobre todo el de Jesús Cintora, Las cosas claras, se han tomado sin el acuerdo de Martín Médem y Lakidaín.
Ambos ya han comunicado al presidente de RTVE que pasan "a la oposición", a la vista de su manera de gobernar la corporación, apoyado en los consejeros nombrados por PP y PNV.
El empeño de Pérez Tornero en acabar con los espacios informativos realizados con productoras externas, y los que mezclan la información con el entretenimiento, ha sido la argumentación. Pero en la confluencia morada estos cambios se ven como "un ataque al pluralismo" pactado entre el PSOE y el PP.
Quedar fuera del CGPJ
La práctica ha roto esa gobernanza en RTVE y la mayoría la hace ahora Tornero con el PP, sostienen. Y esto en una institución tan clave, es un indicador de que "la coalición empieza a romperse". Cabe recordar que Iglesias siempre quiso "ser director de una televisión pública" y que así lo expresaba desde los inicios de Podemos.
Estos cambios, tal como ha podido saber este diario, han hecho que Unidas Podemos tema que esto no sea más que el primero de más acuerdos con el PP. Y en la formación se advierte de que no permitirán otras negociaciones que dejen fuera a sus candidatos, por ejemplo, de una eventual renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Los populares se levantaron de la mesa con el PSOE en febrero, tras pactar RTVE cuando Moncloa, a última hora, entendió que no podía "humillar" a su socio dejando fuera a los dos vocales morados vetados por el PP: Victoria Rosell y José Ricardo de Prada.
Los morados entienden que el PSOE los está queriendo arrinconar poco a poco y por política de hechos consumados, en un intento de quedarse con su espacio político y abrirse a otras alianzas en el futuro. Y aseguran, por ejemplo, que no se les informó con tiempo de que los indultos irían al Consejo del pasado 22 de junio.
Bloque de legislatura
Una parte del trabajo de Unidas Podemos la han consolidado los indultos, pero la dejó hecha Iglesias. Aunque una cosa es casi consecuencia de la otra. Evidentemente, no es que Sánchez otorgara las medidas de gracia a los líderes del procés por influencia de quien fue su socio de Gobierno. Pero el ex secretario general de Podemos sí que influyó: por convicción -su programa electoral apoya el referéndum de autodeterminación- y por conveniencia política.
Así, fuentes del sector morado del Gobierno insisten a este periódico en que el empeño del exvicepresidente era decantar a Sánchez hacia un único camino de alianzas, "con las izquierdas nacionalistas", dicen, es decir con el separatismo radical de ERC y Bildu.
Si el lector recuerda, hasta que se cerró el acuerdo entre socialistas y morados el 28 de octubre de 2020, a los Presupuestos no sólo estaba invitado el partido de Inés Arrimadas, sino que los negociadores del PSOE le hacían guiños constantes, priorizando las reuniones con Edmundo Bal y su equipo.
Hoy los bloques ya son inamovibles y Arrimadas incluso le ha sugerido a Pablo Casado que presente una moción de censura, que ella la apoyará.
El de RTVE ha sido el detonante de una crisis que, de seguir así, puede acabar con un Gobierno que se enfrenta a graves retos en este mes de julio previo a las vacaciones de verano.
Crisis de Gobierno
La inminente remodelación del Consejo de Ministros es uno de ellos. A pesar de que en privado se admite que son conscientes de las intenciones de Sánchez, fuentes de Unidas Podemos aseguran que la formación no ha sido informada formalmente de ninguna crisis de Gobierno.
Altas fuentes del lado socialista del Ejecutivo, por su parte, insisten a este periódico en que "habrá legislatura larga" y que "el Ejecutivo de Sánchez se quedará aquí hasta diciembre de 2023, que es cuando toca".
Y lo dicen de un modo tan similar que es evidente que proviene de una consigna interna. Pero también le añaden un argumentario propio cada uno: que si la recuperación económica, que si la gestión de los fondos europeos, que si la salida de la pandemia, que si la mesa con Cataluña... que todo eso son trabajos apenas empezados.
Y es verdad todo eso. No en vano, la misma Yolanda Díaz dijo hace algo menos de un mes que "es ahora cuando empieza la legislatura". Y Sánchez alimenta la expectativa afirmando que "este país necesita normalidad y estabilidad" traduciéndose a sí mismo como que "eso quiere decir agotar la legislatura".
Además, lo adereza añadiendo la guinda de que se abre ya la negociación prospectiva de los Presupuestos de 2022, para los que Unidas Podemos exige adelantar la reforma fiscal, tal como informó EL ESPAÑOL este domingo.
Cataluña, mesa a tres
El enfrentamiento es tal que los representantes de Unidas Podemos no renunciarán a mantener una posición distinta de la del PSOE en la mesa de negociación con Cataluña. Sánchez aseguró que "es una mesa de gobiernos, y la posición del Gobierno de España está muy clara, la he marcado yo".
Pero este periódico puede afirmar que será una mesa a tres bandas, porque los morados no pactarán con los socialistas y Yolanda Díaz seguirá defendiendo el referéndum de autodeterminación, como marca su programa electoral. Ella misma anunció este lunes que estará en la mesa.
El "ninguneo" alcanza a otros temas de calado. Este martes se aprueba la ley del sólo sí es sí, a propuesta de Igualdad, pero es una norma que ha estado parada casi año y medio, "secuestrada" por el lado socialista del Gobierno. La propia Irene Montero llegó a asegurar que tenía "el ministerio intervenido" y sus lamentos llegaban hasta el hecho de que no le dejaban ni subir el texto a la plataforma virtual, el sistema en red interno del Ejecutivo.
El ala morada del Gobierno también vio cómo el anuncio de la bajada del IVA de la factura de la luz lo capitalizó el PSOE. A pesar de que no era la propuesta principal de Unidas Podemos para bajar los precios de la electricidad, suya ha sido la bandera contra la pobreza energética, y aseguran haberse enterado por la prensa.
Con el ala económica, dirigida por Nadia Calviño, el enfrentamiento también alcanza al proyecto de derogación de la reforma laboral, a cuyo concepto se niega la vicepresidenta segunda y que la tercera defiende incluso ante sus aspavientos públicos.
Se añade la subida del Salario Mínimo, que Díaz quiere para ya, en agosto a poder ser, y Calviño dejarlo para el año 2022. Y a haber sido apartados de las negociaciones por el ERE de CaixaBank, que finalmente tendrá que firmar la ministra de Trabajo, aunque lo rechace.
Por todo esto, en Unidas Podemos ya no aseguran con la misma rotundidad que el Gobierno pueda aguantar, cosa que si hacían hace unos meses. Y creen que la coalición "se empieza a romper".
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