La crisis de Gobierno todavía sigue coleando con cuestiones inexplicadas, ya que el presidente se negó a dar su versión al comunicarla en una declaración institucional cerrada a la prensa y sin preguntas. ¿Qué ha pasado con Iván Redondo, el que hace sólo mes y medio se tiraría a un barranco por Pedro Sánchez y ahora yace al fondo de la fosa de los desechos?
Su entorno muestra un malestar enorme, no por la salida, sino por la versión que ha hecho circular Moncloa, que dice que su exceso de ambición por ser ministro acabó con él.
Además de la decapitación de José Luis Ábalos, que ya reveló este periódico este lunes, una de las más llamativas es la destitución de Redondo. El director de Gabinete y secretario del Consejo de Seguridad Nacional.
El estratega de Sánchez, quien lo llevó a donde está y le diseñó la moción de censura. El hombre que ideó lo del Manual de resistencia, negoció la coalición con Unidas Podemos y dibujó la estructura de su Ejecutivo... ésa que el propio Sánchez bendijo el sábado al repetirla casi al 100%, pese a su revolución.
Según ha podido saber este periódico, en realidad, fue el presidente el que le propuso personalmente a Redondo, al menos en tres ocasiones, que fuera ministro para convencerle de que se quedara en su equipo. Pero el consultor y politólogo deseaba salir de Moncloa ya desde las elecciones del 10-N de 2019.
Decisiones electorales
La fecha encajaría con el primer reproche que le hacía el aparato interno del PSOE. Fuentes cercanas a Ábalos y a Carmen Calvo lo culpaban del batacazo en la repetición electoral. Lo responsabilizaban de haber forzado la vuelta a las urnas "prometiendo 150 escaños, mínimo". Y el resultado fue una caída de 123 a 120 diputados, un nuevo desplome de Unidas Podemos -el socio necesario pero indeseado, que tornó en imprescindible y abrazado de inmediato-, que descendió de 42 a 35 representantes.
Según este relato de los hechos, una de esas veces en que Sánchez jugó con el ascenso al Consejo de Ministros para evitar la salida de Redondo, fue en la tercera semana de mayo de este año. Recién digerida la debacle en las elecciones regionales del 4-M en Madrid.
También por ese mal cálculo de estrategias se le señaló desde Ferraz. No sólo por haber convertido a Ángel Gabilondo en una marioneta a la que mover los hilos, y siempre obligándole a representar unos papeles alejadísimos del verdadero candidato -una imagen de sensatez labrada en décadas de servicio público-. Sino por su presunta responsabilidad en que, efectivamente, hubiera elecciones en Madrid cuando no tocaba. Todo consecuencia del erróneo murcianazo. Aquella operación de pacto con Ciudadanos para arrebatar al PP su poder regional.
De aquello sólo salió beneficiado el partido de Pablo Casado, que inició su remontada en las encuestas, mantuvo el poder en Murcia, reforzó su alianza en Andalucía y Castilla y León, y convocó a las urnas en Madrid. El ayusazo dolió aún más en el PSOE porque vino con efectos colaterales: Más Madrid 'sorpasó' al Partido Socialista, que ya no es ni segunda fuerza en la región madrileña.
Pero entonces, de nuevo -y siempre según estas mismas fuentes-, Sánchez le dijo no a Redondo. Y como ya estaba pergeñando su crisis de Gobierno -tal como informó este periódico-, le ofreció de nuevo entrar en el Ejecutivo. Y el asesor se volvió a negar.
Versiones contradictorias
Aquí hay algo que no encaja, si es que nos debemos creer tanto lo que un político dice en público como lo que dice en privado. Porque en esas semanas de mayo fue cuando Redondo compareció en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, en el Congreso, mostrando una fidelidad sin fisuras al jefe del Ejecutivo. Y la remató con una gráfica frase, en la que afirmaba estar dispuesto, si es preciso, a "tirarse por un barranco" por él. "Voy a estar con él hasta el final", afirmaba a modo de colofón.
Lo que pedía Sánchez no era despeñarse sino aceptar una cartera ministerial. Extraña, pues, que a eso sí se negara. Y que ahora se sepa que quiso irse en noviembre de 2019 y en esos mismos días en que mostraba tal lealtad, mientras afirmaba que seguiría "hasta el final"... salvo que el final lo haya decidido Sánchez, y no él, como sugiere Moncloa. O que no le dijera toda la verdad a diputados y senadores.
Según el relato del entorno de Redondo, el presidente ya quiso convertirlo en ministro independiente en su primer gabinete, nada más salir victorioso de la moción de censura a Mariano Rajoy.
El asesor prefirió quedarse en segundo plano, como estaba, y hacerse cargo del equipo de Moncloa, otra especie de minigobierno, con el que diseñó el Consejo de Ministros junto al jefe, y hasta los anuncios uno por uno y por horas de los miembros del que se dio en llamar Gobierno bonito.
Y la tercera vez en la que Sánchez insistió con nombrarle ministro fue, exactamente, la semana pasada. Cuando ya cerraba los detalles de su revolución gubernamental, el presidente insistió. E incluso intentó retenerle por todos los medios, instando a Redondo a que lo hablara con su entorno familiar. Le mentó el vínculo de amistad que los unía e incluso le organizó una cena, el martes pasado, día 6 de julio, con dos amigos comunes para tratar de convencerle.
Fue el mismo sábado en el que se anunció la crisis cuando Redondo redactó la carta de despedida cuya foto hizo circular en Twitter y con algunos periodistas afines. Sánchez y él tuvieron un encuentro personal en su despacho de Moncloa, hablaron privadamente... y, al poco, tuvo que leer en los periódicos digitales y en las redes sociales una explicación completamente opuesta a ésta, filtrada por el entorno del presidente. Entorno que ya no era él.
Noticias relacionadas
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos