Pedro J. Ramírez ha impartido una conferencia titulada “El centro necesario: el valor de ser liberal” en la convención de Ciudadanos. Los de Inés Arrimadas han reunido en Madrid a sus altos cargos y parte de su militancia para hacer una reflexión política que dé lugar a un nuevo rumbo. El director y presidente de EL ESPAÑOL ha sido uno de los trece expertos que han aportado ideas a esa hoja de ruta en ciernes.
“Sé que no pasáis el mejor de los momentos, que habéis sufrido reveses en las elecciones y decepciones personales; pero ni antes erais Jasón y los argonautas ni ahora sois una especie en peligro de extinción. La nación política os necesita más que nunca”, ha comenzado Ramírez, que también ha mantenido un diálogo con la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís.
El fundador de este diario “aceptó” la invitación de Arrimadas porque piensa que Ciudadanos “sigue siendo importante para millones de españoles”: “No me refiero sólo a vuestros votantes y exvotantes, sino también a muchos que todavía no se han dado cuenta”.
En conversación con Villacís, Ramírez ha teorizado acerca de la prensa como cuarto poder. Entre risas, ha explicado: "Un medio liberal ni siquiera tiene que estar siempre de acuerdo con el partido liberal; y eso a veces puede producir cierta esquizofrenia interna".
La foto de Colón, Podemos y Vox, el llamado "sanchismo" y el futuro de Ciudadanos han estado presentes en una conversación que ha ido de los errores a los aciertos pasando por la inquietud y la esperanza.
A juicio de Ramírez, “la gran mayoría se beneficia, a veces sin notarlo, de la existencia de un partido liberal que ocupa el centro político”. De ahí que haya celebrado los momentos en que, a lo largo de la última década, Ciudadanos ha tenido “influencia”.
Para explicar esa “influencia”, ha recurrido emocionado al ejemplo de su amigo Adolfo Suárez: “Gobernó menos de cinco años. Bastante menos que Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy… y probablemente Sánchez”.
“Pero a pesar de eso, nadie duda de que Suárez ha sido el político más influyente del último medio siglo. A veces, cuando estoy en casa, ensimismado, y voy a abrir la puerta, lo veo todavía ahí, en el umbral, con su cazadora color mostaza (…) Abrió una morada vital para la sociedad española. ¡Construyó el centro!”, ha celebrado.
Sin embargo, el centro, salvo al inicio de la Transición, no ha gozado de buena salud en España. Suárez -ha recordado el director de EL ESPAÑOL-, cuando perdió las elecciones, sacó entre dos y diecinueve escaños: “Y el Partido Reformista obtuvo 190.000 votos y ningún parlamentario”.
Entonces ocurrió el “milagro”: los 57 diputados de Ciudadanos. Y lo que es más: la suma de una mayoría absoluta con el PSOE que pudo “dejar fuera al populismo y al nacionalismo”: “Fue el éxtasis de las vivencias liberales. ¡Suman! ¡Suman! ¡Suman!, repetí aquellos días”.
Pero Ramírez no ha entrado hoy en aquellos días que terminaron por ser el final de Albert Rivera: “No he venido a hablar del pasado, sino a ayudaros para que miréis hacia delante”.
En clave optimista y de futuro, ha arengado: “No resistáis de dar testimonio como personas de vuestra conducta liberal. Como políticos, no desfallezcáis en vuestro empeño de aplicar propuestas liberales”.
Luego ha apuntalado el triángulo de la resurrección liberal: “Conducta, estrategia e ideología”. O dicho de otra manera: “Talante, acción y pensamiento”. La libertad definida, valga la redundancia, por los liberales “sólo debe conocer dos límites”: “La libertad de los demás y el respeto a la legalidad”.
La 'construcción'
A continuación, Ramírez ha tocado uno de los puntos más sensibles en la crisis de Ciudadanos: la construcción del pensamiento del partido. El vaciamiento ideológico que ha aquejado, en algunos momentos, a la formación, tal y como han reconocido algunos de sus dirigentes.
“El liberalismo no se define por lo que repudia; el liberalismo se define por lo que defiende”, ha aseverado. Esa ha sido una de las frases más aplaudidas de la conferencia.
Ramírez ha llamado a un “pacto de la buena educación en el espacio público”: “Debemos dar la batalla cultural, pero no para contraponer una fantasía identitaria a otra. Hoy más que nunca hace falta un partido moderador”.
Parafraseando a Yeats, ha expresado: “Cuando el centro se debilita, el debate se empobrece y se envilece. Cuanto menos peso tiene Ciudadanos, menos se dialoga y más se embiste”.
“No somos equidistantes, unas veces estamos más cerca de la izquierda y otras de la derecha. Nos atacan desde los tres extremos. La extrema derecha, la extrema izquierda y el separatismo extremista”, ha incidido.
“Yo nunca militaré en un partido político, pero siempre acudiré a la llamada de esta convención. La dificultad, decía Montaigne, es lo que da valor a la virtud”, se ha despedido.