Pese a tener los indultos recién estrenados y la mesa de diálogo a la vuelta de la esquina, Pere Aragonès no asistirá a la Conferencia de Presidentes Autonómicos de este viernes en Salamanca.
Una historia que se viene repitiendo desde hace años. Lo llamativo en este caso es que el desaire a Pedro Sánchez se produce justo después de haber cumplido con sus principales demandas: indultar a los presos del procés y convocar una reunión bilateral Gobierno-Generalitat.
La Conferencia de Presidentes la puso en marcha José Luis Rodríguez Zapatero en 2004. Se trata del órgano de mayor autoridad y representatividad entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, donde están todas representadas. En él se tratan asuntos de primer nivel, como el reparto de los fondos europeos o el plan de vacunación, dos de los ejes sobre los que girará la reunión de Salamanca.
Antes de que existiesen las Conferencias de Presidentes ya se celebraban en el Senado reuniones de líderes autonómicos. La primera, en 1987, bajo el mandato de Felipe González.
Ya por aquellas fechas el Gobierno tuvo que soportar los plantes de las regiones más nacionalistas: Cataluña y País Vasco. Ni el por entonces lehendakari, José Antonio Ardanza, ni el presidente catalán, Jordi Pujol, acudieron a la cita.
Se convocaron reuniones también en 1993, 1994 y 1997. Ardanza se ausentó de todas ellas, y Jordi Pujol sólo acudió a la última, ya presidida por el entonces presidente del Gobierno José María Aznar.
Con Zapatero y Rajoy
Durante el mandato de Zapatero, los presidentes vasco y catalán sí acudieron a la cita, ya nombrada oficialmente Conferencia de Presidentes Autonómicos, que tenía lugar en el Senado.
Los problemas comenzaron cuando, en 2012, Artur Mas propuso convocar un referéndum de autodeterminación, inaugurando el conocido después como procés. El líder catalán acudió con reticencias. A partir de ese año las relaciones entre Cataluña y Gobierno comenzaron a romperse.
Mariano Rajoy convocó una nueva Conferencia en 2017, donde las diferencias se vio que eran más que notables. En esa reunión se tenía que debatir un nuevo modelo de financiación autonómica, uno de los grandes temas pendientes. Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, decidió no acudir por sus diferencias con el Gobierno.
Tanto Rajoy como su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, trataron de tender la mano al presidente catalán, pero éste se cerró en banda.
Torra y Aragonès
Quim Torra, que recogió el testigo del independentismo tras el referéndum del 1 de octubre y la detención de los líderes del procés, repitió lo hecho por sus antecesores: no acudió a la Conferencia de Presidentes del pasado verano del año 2020. A esa reunión también decidió no acudir el actual lehendakari Iñigo Urkullu, que reclamaba una fecha para renegociar la capacidad de endeudamiento y déficit del País Vasco.
Finalmente, con la llegada de Pere Aragonès a la Generalitat las relaciones institucionales siguieron la senda de la discordia, pero con una excepción: las conferencias extraordinarias celebradas entre marzo y abril de 2020 para tratar las medidas sanitarias y económicas derivadas de la pandemia, que acababa de llegar a España.
Esta semana se celebrará una nueva Conferencia de Presidentes, a la que Aragonès tampoco acudirá. Será por no romper la tradición.