A Pepu Hernández siempre le han gustado los retos. Ahora entrena al PSOE en Madrid, la federación maldita. Es un hombre pragmático. Cuando se dio cuenta de que no sería jugador profesional de baloncesto, se convirtió en entrenador. El gran mérito fue hacerlo a los quince años, cuando todos los sueños parecen posibles. Ya con traje y corbata, ganó un Mundial con la Selección.
Pedro Sánchez lo fichó como candidato porque, de chaval, siempre quiso que Pepu lo fichara a él. Era su míster favorito. A Pepu le gusta el periodismo. Por eso acepta incluso entrevistas como esta.
No tiene carné del PSOE, pero ataca a la derecha como si lo tuviera. Veranea en Asturias desde los seis meses. Fidelidad a prueba de bombas. Ahí donde lo ven, aparentemente sosegado, le encanta el Aserejé de Las Ketchup. Aunque dice que no lo baila. Como se entere Iceta...
¿Cuáles han sido sus chanclas más horteras?
No uso chanclas normalmente, pero horteras no recuerdo ninguna. No soporto las hawaianas, pero de las de tira sí tengo. Aunque no son horteras porque siempre he usado marcas deportivas y generalmente de color negro. De todas formas, ya le digo: no me gustan las chanclas en general, y cuando tengo que ponérmelas uso negras y discretas.
¿Y el bañador que más le costó tirar?
Conservo aún bañadores que me cuesta mucho tirar: son los típicos que ya no cierran bien, que tienes que ajustarlos del cordón porque las gomas han cedido, pero que son cómodos y se secan rápido. Eso es primordial para mí porque veraneo en Asturias.
Me cuesta mucho desprenderme de determinadas prendas, algunas me gustan mucho y hasta me las sigo poniendo, aunque tengan veinticinco años. Ahora mismo tengo un par de bañadores para tirar...
Un lugar en el que no volvería a veranear jamás.
Me cuesta mucho pensar en un sitio donde lo haya pasado tan mal como para no volver. Mi veraneo siempre es en Asturias, desde que fui por primera vez con seis meses. Y he estado picoteando por aquí y por allá sin que recuerde sitios donde no repetiría.
Sí recuerdo algún viaje horroroso, pero de trabajo. Recuerdo uno en el paisaje más desolador del mundo, una población rodeada por tres o cuatro centrales térmicas, a la que tardamos catorce horas en llegar. Si recordara el nombre del lugar lo diría, pero es que no recuerdo ni el nombre.
El destino de veraneo que más feliz le ha hecho.
Ribadesella. Sé que es lo de siempre, y que puede parecer aburrido, y hay otros sitios que también me han resultado maravillosos, pero es que he venido aquí desde pequeño. Sí he de mencionar que estado tres veces en Cuba y ha sido una maravilla, tanto en La Habana como en otros lugares de la isla; y me parece un destino maravilloso.
¿Qué le diría hoy a su primer ligue de verano?
Mi vida en ese aspecto ha sido muy tranquila, no recuerdo haber tenido ningún amor de verano, de estos que terminan con el regreso a la normalidad. Mis amores de verano no tenían respuesta y reconozco que eran más bien platónicos. Le diría que, tal y como ha ido la cosa, me ha ido muy bien, que ni la echo de menos ni la necesitaba, aunque entonces no lo sabía.
Su mayor locura en una playa.
Soy demasiado sensato, la verdad, y no recuerdo haber hecho nada en la playa que fuera peligroso o pintoresco… Sí recuerdo, precisamente en Cuba, una vez que me levanté a las cinco o las seis de la mañana para ver si había refrescado el agua de la playa. Estaba a 26 grados, y no he pasado nunca calor en el agua, pero allí sí. Dirá usted que eso no es una locura, pero madrugar tanto para tomar un baño a mí me parece el colmo.
¿Y en la montaña?
Es que yo soy un señor muy sensato. Quizá una vez que subí a la montaña en Picos de Europa y pensaba que iba a ser un paseo, hacer senderismo, y se complicó la cosa. No sé si estuve en peligro, pero a veces en la montaña te complicas la vida: se acabó el sendero y hubo que trepar por roca viva. La cosa no era sencilla. Y seguramente lo de trepar por roca tampoco lo tenía yo muy preparado. Pero no creo que estuviera en peligro real.
¿Se pondría mascarilla en una playa nudista?
Lo que recomienden en cada momento las autoridades sanitarias, y en función de lo concurrida que esté la playa, por aquello de mantener la distancia de seguridad con otros bañistas. Depende de lo abarrotada que esté, porque he conocido alguna en la que había muchísima gente y otras más tranquilas. En todo caso, es una situación un poco extraña y paradójica. Puede ser incluso ridícula.
Lo mejor y lo peor que le ha pasado yendo de campamento.
Nunca fui de campamento de pequeño, aunque mi padre intentó, sin éxito, que lo hiciera. Sí he trabajado de monitor y me ha tocado organizar a chavales en un montón de campamentos, y algunos han sido de condiciones complicadas.
Recuerdo uno en Roquetas de Mar, 280 niños de 6 a 12 años, todos en tiendas de campaña. Aquello era tremendo. Ahí sí sentí riesgo porque éramos un monitor por cada diez o doce niños. Había que controlar a los monitores casi más que a los críos, porque les gustaba salir de fiesta y yo era responsable de ellos y de los pequeños. Creo que es la época de mi vida que menos he dormido. Una media de tres horas diarias durante catorce días.
Y lo mejor, el final de los campamentos: siempre es maravilloso, aunque lo hayas pasado mal. Todos los niños llorando porque no se quieren ir debido a los amigos que han hecho y lo bien que lo han pasado. En uno de los campamentos que hice salió tan bien que el gerente del Estudiantes me dijo que no haríamos más porque era imposible que salieran mejor. Pero hicimos más y fueron estupendos. Caja Postal ponía presupuesto y eso se notaba en las actividades.
El sitio más incómodo en el que se le ha caído la toalla.
Pues no recuerdo ninguna vez, la verdad. Puede ser que en un vestuario o en un spa, pero es lo normal, que se te caiga. No es algo que incomode. No representa un problema, si se te cae, no pasa nada.
¿Es más fácil veranear siendo de derechas?
La pregunta tiene su aquel. Creo que puede ser más difícil veranear siendo de derechas. Sobre todo porque tienes muchos más compromisos, como ir a misa y esas cosas. Es verdad que, siendo gente de derechas y con dinero, puedes hacer más gasto, pero pienso en el reconcome de quienes, al ser conservadores, nunca han peleado por derechos que ha peleado la izquierda, como las vacaciones pagadas. Disfrutar de eso sin haberlo peleado debe de hacerse difícil para algunos. La izquierda puede disfrutarlas más porque las luchó y las ganó.
Una canción del verano que todavía escuche.
El Aserejé de Las Ketchup. Me parece buenísima, es la mejor. Bailarla ya no tanto, no se me da bien. Y me encanta porque además de buenísima, divertida, es una canción que procede de un rap también muy bueno, de los primeros. El rap no me gusta en general salvo los primeros, que eran puro ritmo, y que me parecieron una innovación brutal de la música. Pero el Aserejé me parece una versión fantástica y veraniega.
En el verano se compran cosas absurdas. ¿Qué compra usted?
Cosas como gafas de buceo que luego apenas usas. Y además, es que las compras siempre cuando vas a la playa, pero ni las necesitas ni las usas. Cuando era joven también recuerdo haber comprado camisas imposibles, las típicas que te ponías en Ibiza un rato y ya. También por mis hijas hemos comprado tablas de body surf que siempre acababan arrumbadas en el cobertizo.
¿Alguna vez ha comprado en el top manta?
Es posible que sí, pero poco, la verdad. Más que top manta, he comprado en verano alguna película o alguna cosa que venían a ofrecer a las terrazas. Y luego a lo mejor ni siquiera las veía.
¿Le gusta la sangría?
No es una cosa que me entusiasme; me gusta la sangría de sidra: sidra natural, limón y frutas. Pero no es algo que tome habitualmente en verano. Para refrescarme sigo tomando Coca-Cola Zero, algún mojito, daiquiri, alguna cosa así. Y la margarita, que me entusiasma. Es el único alcohol que tolero, el tequila. Los demás me sientan bastante mal.
Lo peor del verano del político es…
Quizá esas serpientes de verano que sirven para dar relevancia a políticos o personajes que no aguantarían medio telediario en invierno, y que normalmente tampoco ponen el foco en problemas acuciantes de la ciudadanía. Pero entiendo que el verano es un momento para descansar un poco, despreocuparnos de lo cotidiano, más entretenimiento. Sin embargo, creo que falta interés en la actualidad y que se promueven muchas tonterías: si no hay pudor con ellas durante el año, imagina en verano.
Lo mejor del verano del político es…
Que está todo más tranquilo, menos tensión, menos debate, menos agresividad… que nos calmamos o nos forzamos a calmarnos un poquito. Hay gente que no descansa y que crispa en todo momento, pero encuentran menos eco. Espero.
¿Alguna vez ha llegado a las manos con alguien?
Jamás, jamás, me resulta completamente ajena y extraña esa situación. Las he arreglado con palabras o no las he arreglado en absoluto, pero no he llegado a las manos nunca. Cuando era niño, seguro que en el recreo algún empujón me habré llegado a llevar, pero no tengo experiencia en una pelea: si llegara a estar en una pelea a tortas, seguro que me las llevaría todas.
Qué libros va a aprovechar para terminar.
No tengo una lista de libros empezados, pero sí tengo algunos pendientes. Ahora estoy leyendo uno, Berta Isla, de Javier Marías, y espero terminármelo tranquilamente. Pero voy muy lento en lectura este año. Tengo muchas cosas pendientes que leer de Almudena Grandes, estoy descubriendo más de ella porque tiene cosas muy buenas, aunque la he leído desde que publicó su primer libro.
¿Va a pasar algún día con un adversario?
Nos encontraremos seguramente, pero no tengo previsto pasar un día con Almeida, ni creo que él lo tenga previsto tampoco. Aunque suelo encontrarme con políticos de otros partidos porque veraneamos por la misma zona en fechas similares, tenemos amigos comunes…
¿De quién no quiere saber nada hasta septiembre?
No voy a decirle que de aquí a septiembre no quiero saber nada ni del alcalde ni de la vicealcaldesa de Madrid, Almeida y Villacís, porque no quiero parecer grosero y tenemos una relación cordial.
No querría saber nada de violencia machista. Nunca más, ni una mujer muerta más. Y ni una agresión homófoba o xenófoba más, de ningún tipo. No es que no quiera saber nada de esto, es que no quiero que haya ni una sola agresión más. Paremos esto ya, por favor. Entre todos y todas, tenemos que conseguirlo este verano.
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