La sensación en el Gobierno es que, dentro de la tragedia "inenarrable" que está viviendo Afganistán, el caos absoluto, y las "imágenes dramáticas" que llegan desde el aeropuerto de Kabul, la gestión de España de la crisis está siendo "más que satisfactoria".
Las fuentes cercanas al presidente Pedro Sánchez evitan cualquier comentario de autocomplacencia, por pudor y porque la operación de evacuación está sólo empezando, pero transmiten una legítima satisfacción tras la llegada del segundo avión con "nuestros afganos", como los definió el ministro José Manuel Albares esta semana.
Este sábado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; y el Alto Representante, Josep Borrell han acompañado al jefe del Ejecutivo en una visita de trabajo al campamento construido en las instalaciones del aeropuerto militar de Torrejón. Previamente, Sánchez mantuvo una reunión con todos ellos. El presidente aprovechó la ocasión para forzar la situación ante Von der Leyen y Michel para impulsar una reacción europea a la crisis.
Pero no la respuesta urgente que ya se está dando, "a pesar de algunos ejemplos lamentables", apuntan las fuentes, sin querer ejemplificar. Lo que busca el Gobierno español es que la UE solvente su mayor debilidad y la más peligrosa: la falta de una política de migración común, combinada con una ausencia total de unión en política exterior, de seguridad y militar. Sánchez pretende aprovechar la buena gestión de la crisis afgana para "tensionar" la UE e impulsar una Unidad Militar de Emergencias (UME) europea, a imagen y semejanza de la española.
En unas instalaciones que se han construido "en tiempo récord", y han sido aplaudidas por los socios europeos y las instituciones de la UE, el presidente español ha apretado a la alemana líder del gobierno europeo y al belga coordinador de todos los jefes de Estado y de Gobierno.
"Es un espaldarazo que hayan confiado en España para ser el hub de llegada de todos los evacuados por la Unión", apunta este funcionario con acceso directo a Presidencia. Y ese punto abre una ventana de oportunidad para que España ejerza ese liderazgo, se interpreta en Moncloa. Según Moncloa, la UE no puede seguir siendo "un espectador" de la realidad internacional, o el proyecto europeo se va a debilitar.
La UE, emparedada
Tal como ha sabido este periódico, ésta no es la primera vez que Sánchez sugiere la exportación del modelo de la UME a la Unión Europea. De hecho, en este punto no hallarían oposición en el PP, ya que el propio Partido de Pablo Casado lanzó esta idea en mayo del año pasado. Pero éste sí será el inicio de una serie de acciones concretas para que la UE no se quede emparedada "en una lucha de superpotencias" en la que no pinta nada.
Los 27 miembros de la UE han demostrado desunión, descoordinación e ineficiencia en la crisis de Afganistán, tras la toma de Kabul por los talibanes. No más que Estados Unidos o la OTAN, se admite en el entorno del Gobierno, pero es el elemento añadido de debilidad -con una política exterior dividida en 27 voces que apenas puede coordinar Borrell, y una estrategia de seguridad inexistente- el que pone a Europa en peligro ante el nuevo escenario.
"China y Rusia saben leernos desde fuera", apuntan las fuentes. Y lo que interpretan es que los escrúpulos democráticos y la bandera de los derechos humanos nos hacen poco eficaces. Al mismo tiempo, la retirada de las tropas estadounidenses, "sin comunicarse con los aliados" y de esa manera tan precipitada, ha mostrado a un líder del mundo libre en horas bajas. Por su parte, el foro de los aliados, la Alianza Atlántica, ha estado ausente...
Pero chinos, rusos y estadounidenses tienen un poder económico y militar abrumador en comparación con la UE. Por eso, porque Europa es un viejo continente acosado por "enemigos" y "rivales" -China y Rusia- y abandonado por su socio de referencia -EEUU-, Moncloa ha insistido en que la UE debe dotarse de su propia fuerza.
Eje Madrid-Roma
Entre otras cosas, porque Pekín y Moscú ya han tomado posiciones con los talibanes, están interesados geoestratégicamente en el establecimiento de ese régimen, y no les duelen las violaciones de derechos humanos si la situación renta beneficios a sus regímenes. Y a la vista de la situación, en el Gobierno se tientan la ropa advirtiendo a los socios europeos de que nadie nos asegura que no haya "un plan" detrás de todo lo que ha pasado.
Moncloa cree que la UE tiene que ser ambiciosa. Y fiel a su historia de dar pasos adelante decisivos en los momentos de crisis, aprovechar esta manifestación clara y explícita de sus flancos más débiles para reforzarse dotándose de la pata clave que le falta. Así hay que interpretar las palabras de Josep Borrell esta semana, admitiendo que "los talibanes han ganado la guerra" y que, por eso, "tenemos que hablar con ellos".
Las fuentes consultadas indican que el Alto Representante buscaba provocar. Porque si de esta situación no sale un acuerdo migratorio potente -y recuerdan que el pasado mayo, tras la invasión de Ceuta, Sánchez y el italiano Mario Draghi ya forzaron el debate en el Consejo extraordinario-, seguido de una estrategia de defensa y seguridad, "lo podemos pasar muy mal".
Sánchez siente que se está quedando sin referencias claras en Europa, al menos las tradicionales. Angela Merkel está de salida, y con Alemania no se podrá contar como locomotora política hasta que consolide un nuevo liderazgo. Y Emmanuel Macron, que se ha ido diluyendo, se deberá centrar este curso en preparar su reelección -que también es necesaria para Europa, ya que la alternativa es Marine Le Pen-. Y dado el escenario, el eje Madrid-Roma va tomando fortaleza.
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