Suele decirse que las crisis, económicas o de otro tipo, son también tiempo de oportunidades para quien sepa jugar sus cartas adecuadamente. Con esa filosofía se enfrenta el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, con poco más de un mes en el cargo, al abrupto final de la guerra de Afganistán veinte años después de la invasión liderada por EEUU.
No es ningún secreto que una de las tareas que le había encomendado Pedro Sánchez cuando le nombró sustituto en el Palacio de Santa Cruz de Arancha González Laya era arreglar las maltrechas relaciones con EEUU (también con Marruecos, en lo que trabaja su departamento intensamente y que ya ha dado el fruto del acuerdo de hace una semana para la devolución de los menores de Ceuta) y más en concreto con la Administración de Joe Biden.
Albares está aprovechando el repligue español, y el hecho de que nuestro país esté sirviendo como una suerte de cabeza de puente del repliegue general de las fuerzas occidentales, con el "hub internacional" improvisado estos días en la base aérea de Torrejón de Ardoz, para estrechar lazos con la Casa Blanca. Una manera de enmendar pasados tropiezos, algunos como el breve paseo entre Sánchez y el presidente americano en la cumbre de la OTAN que provocó gran hilaridad.
La comunicación con su homólogo americano, el secretario de Estado Antony Blinken, es muy fluida, confirman fuentes gubernamentales. Este mismo viernes, el jefe de la diplomacia norteamericana publicaba un mensaje en su perfil de Twitter dando cuenta de la llamada que ambos acababan de mantener.
Blinken afirmaba estar en estrecho contacto con su colega -cuya cuenta de Twitter enlazaba, un detalle siempre relevante en esa red social- y haber tenido una conversación "productiva". Todo ello en aras a coordinar esfuerzos para, decía el responsable de Exteriores de EEUU, proceder a la evacuación de las personas que aún permanecen en suelo afgano de manera "segura y rápida".
Horas después de ese mensaje el secretario de Estado acompañaba a Biden y a la vicepresidenta Kamala Harris en la primera rueda de prensa del presidente americano tras la toma de Kabul el pasado domingo.
El propio Albares, entrevistado a primera hora del viernes en Televisión Española, resaltaba el mensaje de su homólogo como prueba de las buenas relaciones bilaterales. Indudablemente, la retirada de Afganistán obliga a un importante esfuerzo de coordinación trasatlántica entre Washington y Bruselas.
En esto último también quiere hacerse valer España, como quedará de manifiesto este mismo sábado con la visita conjunta de Sánchez, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al campamento construido para la ocasión en Torrejón de Ardoz (Madrid).
"Tenemos buena fama"
Allí han aterrizado ya hasta cuatro aviones procedentes de Kabul, previa escala en Dubai. Los dos A400M del Ejército español y otros dos más, uno procedente de Roma y otro de París. Será desde la localidad madrileña donde en los próximos días y semanas sean distribuidos por diferentes países de la Unión Europea (UE) quienes abandonaron Afganistán huyendo de los talibanes.
Fuentes de Moncloa resaltan la "buena fama" que tiene España entre los socios comunitarios a la hora de "organizar operativos".
En Exteriores y también en Defensa valoran muy positivamente, pese a las críticas de imprevisión lanzadas esta semana por la opisicón política en nuestro país, la imagen que se está proyectando en el exterior.
El jueves la llegada del primer avión a la base de Torrejón fue portada en The Washington Post, uno de los grandes periódicos americanos, algo nada frecuente. En el ministerio que comanda Margarita Robles difunden estos días ese y otros impactos en medios internacionales, tanto escritos como audiovisuales, sobre el repligue organizado por España.
En síntesis, el Gobierno cree que el operativo de repligue y la base europea en Torrejón se han organizado "en tiempo récord" y que el impacto mediático de ese operativo redunda en beneficio de la imagen exterior del país. Y que, como consecuencia de lo anterior, y de la sapiencia en el terreno de las relaciones internacionales de Albares, con una amplia experiencia diplomática en su currículum, por primera vez desde la llegada de Biden al poder el pasado enero se abre una ventana de oportunidad para afianzar las relaciones con EEUU. O para que la gran potencia tenga más en cuenta a España que hasta ahora.
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