Cuando se les pregunta por el número de diputados que tienen y por las negras expectativas, en Ciudadanos responden: "Da igual cuántos, lo que importa es para qué sirven; todo lo que puedes hacer con ellos". En la era de la fragmentación, con diez escaños –insisten los liberales– "se puede hacer mucho". O se podía. A la vista quedan aquellas semanas en las que el Gobierno amagó unos Presupuestos pactados con los naranjas. La cuestión es: ¿se reanudarán esas conversaciones con las nuevas cuentas?
La respuesta es "no". Con algunos matices, pero no habrá cumbres bilaterales en Moncloa ni papeles sobre la mesa; es decir: los de Arrimadas no participarán en la redacción del anteproyecto de ley. Entonces, ¿cuál es el matiz? "Al contrario que PP y Vox, no enmendaremos a la totalidad. Presentaremos nuestras enmiendas cuando los Presupuestos ya estén en el Congreso. Es una cuestión de responsabilidad. Rascar lo máximo posible para el bien común", reseña un importante dirigente de Ciudadanos.
Hace más de un año, Arrimadas sí estuvo cerca de Moncloa en la fase embrionaria de las cuentas. Distintos portavoces, en charla con este diario, prefieren no desvelar la fecha del arranque de aquella negociación frustrada, pero reconocen que existió. Y que fue casi paralela a la mantenida por PSOE y Podemos.
"La situación de hoy no tiene nada que ver. Sánchez ya ha elegido sus socios, que son los mismos que en la investidura. Somos incompatibles con eso. Además, ni siquiera se han puesto en contacto con nosotros", asevera otro miembro de la Ejecutiva liberal.
"Moncloa Ha marcado su camino con la política de indultos. Ya aguantamos suficiente el año pasado. Si el Gobierno te engaña dos veces, la primera es su culpa, pero la segunda sería la nuestra. Y no nos va a engañar", reseña esta misma fuente.
El año pasado, Moncloa jugó a dos barajas. Lo llamó "geometría variable" y mantuvo en marcha las negociaciones con Cs y con los separatistas hasta el final para acabar dejando tirada a Arrimadas.
PP y Vox hicieron sangre de aquello y recriminaron a la jerezana su "ingenuidad". De ahí que la dirección naranja esté también preocupada por ese retrato que les endosaron las dos organizaciones a su derecha.
El siete y medio
La negociación de los Presupuestos anteriores llevó al límite a Arrimadas. "Aguantamos la posición como en el siete y medio. A punto estuvo de romperse la cuerda", recuerda un dirigente de Ciudadanos. Se refiere a la llamada Ley Celaá, que borró la condición "vehicular" del castellano en plena negociación del Gobierno con los liberales.
En un primer momento, Arrimadas reaccionó deslindando la reforma de la ley de educación de las conversaciones presupuestarias, pero parte de su cúpula y muchos de sus votantes la advirtieron del riesgo: "Era un ataque a nuestros principios fundacionales". Finalmente, la negociación fracasó y las aguas volvieron a su cauce en el seno de la Ejecutiva de Ciudadanos.
Así que, salvo sorpresa mayúscula, no habrá puentes entre Moncloa y Arrimadas hasta la fase de enmiendas: "Intentaremos que se reduzca la presión fiscal, que se promueva la igualdad de trato entre las Comunidades autónomas, etcétera. Todo lo que tiene que ver con nuestro programa".
Pero, ¿y si Sánchez reclama una reunión a Ciudadanos en esta fase primigenia de las cuentas? "Es que ni nos han llamado ni nos van a llamar. Ya ha elegido a sus socios. Los que han cerrado la puerta son ellos", reiteran en Alcalá, 253.
De hecho, en las reuniones entre grupos parlamentarios anunciadas por el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, no está previsto siquiera que la delegación gubernamental trate las cuentas públicas con Ciudadanos.
El futuro se antoja delicado para Arrimadas. La negociación de los Presupuestos otorgó influencia y cuota mediática al partido en un momento de extrema necesidad. Hoy, esa necesidad no ha disminuido, pero sí mermarán tanto la influencia como la cuota mediática, ya que Cs no será determinante.