La bronca entre Yolanda Díaz y José Luis Escrivá en todos los capítulos que les toca negociar no es nueva. Este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, estaban ambos, y se lanzaron dardos en público sin misericordia. Él le reprochó haber criticado su propuesta sobre la sostenibilidad de las pensiones "sin haber leído siquiera la entrevista" de la que hablaba. Y ella le reclamó, con gesto tenso, "más cautela".
En un Consejo de Ministros lleno de ayudas, subvenciones, prestaciones, coberturas y escudo social, comparecían la vicepresidenta segunda y el ministro de Inclusión separados por la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez.
Escrivá dijo estar sorprendido de "la poca gente que leyó" su entrevista en el diario 'Ara'. Porque si no, dijo que "no se explicarían algunas críticas recibidas", mientras Díaz gestualizaba en silencio al otro lado de la mesa. "Más que con prudencia", que es lo que le reclamó la líder morada al día siguiente, "en este tema hay que actuar con beligerancia", espetó.
Los hechos son que en las páginas del periódico catalán, Escrivá afirmaba que hay que acometer "un cambio cultural en España" que le permita seguir la "tendencia clara" que hay en el resto de Europa, donde "entre los 55 y los 70 o 75 años se trabaja cada vez más".
Al día siguiente, es decir, este lunes mientras ellos mismos y los técnicos de sus dos ministerios caminaban a reunirse con los agentes sociales para buscar una solución a los ERTE, la vicepresidenta segunda contestaba beligerante: "Las medidas que se han esbozado [por el ministro] no se contemplan en el acuerdo de Gobierno", espetó en una entrevista concedida a la Cadena Ser en Canarias. Y le exigió "prudencia" en un debate, el de las pensiones, de la "máxima importancia".
Un ministerio desgajado
La tensión entre ambos viene de lejos... tanto como el día en que se selló el acuerdo del Gobierno de coalición. El ministerio del expresidente de la AIReF es un pedazo desgajado del que le fue designado a la hoy líder de Unidas Podemos, que hasta enero de 2019 se llamaba "de Trabajo y Seguridad Social". Y eso, más allá de sus lejanas posiciones en casi todo, no se termina de perdonar.
Como una árbitro separando a los dos púgiles, la también titular de Política Territorial trató de marcar las zonas donde debían pisar de cada uno de ellos, e incluso llegó a buscar un enemigo común para que pactaran una tregua.
"La clave es que el Partido Popular", a quién si no iba a elegir, "dejó claro ayer mismo que sigue en sus planes recortar las pensiones, es en eso en lo que deben fijarse los jubilados presentes y futuros". Rodríguez citó incluso por su nombre al expresidente Mariano Rajoy, en referencia a su participación en la convención itinerante del PP, ante Pablo Casado.
Pero enfrentados por sus opuestísimas concepciones de la sostenibilidad de las pensiones y del mantenimiento de los ERTE, Díaz y Escrivá no se dieron por aludidos.
En lo primero, el ministro recordó que este jueves defenderá su decreto para revalorizar las pensiones al IPC en el Congreso... ése que él mismo descafeinó el día de su firma al advertir de que los babyboomers deberán "elegir entre cobrar algo menos o trabajar algo más" cuando se diseñe la parte que queda de la reforma.
Se le olvidó reconocer que este capítulo debe estar cerrado antes del 31 de diciembre por exigencias de Bruselas y que este lunes, volvió a quedar postergado para más adelante entre cruces de declaraciones con Díaz.
Negociar en bandos opuestos
Y en lo segundo, ambos compitieron en presentar datos y más datos sobre los ERTE y el nuevo mecanismo aprobado... que no es otra cosa que un cierre medio en falso, a la espera de que en febrero se imponga "el mecanismo estable que sustituya este instrumento", improvisado para la pandemia.
Yolanda Díaz, del bando morado pero sin estar afiliada a Podemos; José Luis Escrivá, del ala socialista, pero sin carné... ella es militante del Partido Comunista y él fue uno de los autores del programa económico del Gobierno de Rajoy... aunque este martes trataba de borrar esa línea de su currículum presumiendo de que "en esta crisis se ha recuperado el empleo en año y medio y en la anterior se tardó una década". Nada ha dicho de si fue o no con las recetas que le preparó de la mano de José Ángel García Margallo al presidente popular.
En todo caso, juntos han estado negociando estas semanas con empresarios y sindicatos las pensiones, el Salario Mínimo y los ERTE. Ambos en nombre del Ejecutivo, pero siempre en bandos opuestos.
Porque la vicepresidenta hizo equipo con los sindicatos exigiendo un SMI mayor del logrado, retroactivo a 1 de septiembre y con plazos para 2022 y 2023. Porque él trató hasta ayer mismo de imponer que las exoneraciones de cuotas sociales, a partir de este mismo viernes, fueran vinculadas a que las empresas den formación a los trabajadores protegidos por el Estado. Y el uno y la otra porque en la sostenibilidad de las pensiones opinan justo lo opuesto.
Yolanda Díaz sostiene que lo que el Gobierno "ha de hacer es mejorar las pensiones públicas", al coste que sea, "y suprimir el factor de sostenibilidad" porque "este sistema de protección es lo mejor de la política social de nuestro país". Al otro lado de la mesa, Escrivá simplemente apretaba los dientes.
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