El presidente del Gobierno está "orgulloso de serlo", pero confesó ante sus parroquianos de Ponferrada que también los está "de ser secretario general del PSOE". Este domingo se reunió con los militantes de esta localidad del Bierzo, teloneado por Luis Tudanca y otros dirigentes locales y provinciales. E hizo un ejercicio preparatorio de lo que se espera para el próximo fin de semana, cuando en Valencia todo sean fanfarrias, alfombras rojas y loas al líder, en el 40º congreso federal del PSOE.
...tanto lo hizo que se puso a sí mismo como "ejemplo ante los ojos del mundo". Cierto que lo hizo por la gestión de su Gobierno "en vacunación y recuperación económica". Pero todo su discurso estaba cosido alrededor de que es el Partido Socialista el que "siempre hace avanzar a España en cohesión económica, social, territorial" mientras que "otros se instalan en el insulto, el bloqueo y la corrupción".
Porque, remató, "esos que dicen que bajarán impuestos, lo que en realidad hacen es mentiros o esconder un recorte de los servicios sociales". Ésos "que hoy son más necesarios que nunca", tras salir de la pandemia "si queremos que la recuperación se a justa y llegue a todos". Y además, añadió ufano, "luego son los mismos que se llevan el dinero a Suiza o aparecen en los papeles de Pandora".
Los tres oradores que habían precedido a Pedro Sánchez en Ponferrada, curiosamente, no hablaron de otra cosa que del Partido Popular, de Pablo Casado, de su convención, del empeño que tienen los populares en "bajar las pensiones un 40%", en "bajar el Salario Mínimo" o "volver al pelotazo de la construcción, que tan bien les salió la otra vez".
Como si estuvieran compinchados con el equipo de comunicación del presidente -lo estaría, qué duda cabe-, lo siguiente más nombrado fue José Luis Rodríguez Zapatero. Cierto que fue presidente del Gobierno, que fue socialista y que era leonés. Pero también lo es que hoy se le reivindica desde el PSOE tanto o como al actual líder, pese a que fue él quien hizo el mayor recorte social de la historia de la democracia, en mayo de 2010, con el voto afirmativo -por cierto- del joven diputado Pedro Sánchez.
Aquello le valió a Zapatero para salir de Moncloa con la cabeza aún más baja que Sánchez de aquel comité federal de 2015 en el que lo echaron del partido...
Porque, curiosamente, ese comité federal también fue rememorado. En su empeño por cazar titulares en la semana previa al cónclave de Valencia, el PSOE, por detrás en las encuestas a pesar de la salida de la pandemia y de que las cifras de desempleo se han recuperado rápido tras la crisis -en menos de dos años-, parece celebrar ahora cualquier hito: los victoriosos porque sí, los humillantes porque el socialismo de más de 140 años "siempre renace para cuidar de los más vulnerables, para una España cohesionada y justa".
Bueno, todo eso, claro, porque en una semana Pedro Sánchez estará cerrando el 40º Congreso Federal del PSOE. Y todos quieren ponerse a bien con el jefe, que promete una reducción de la Ejecutiva "actualmente hiperpoblada porque tuvimos que coser heridas, pero ya no" y una renovación de caras. "Toca un partido más joven, un nuevo impulso para consolidar la recuperación", dicen las fuentes del partido. E insuflar algo de aire porque los sondeos son tozudos desde el pasado mayo y ni la revolución del Gobierno en julio ha cambiado nada.
Quién manda aquí
Y muy clarito lo dejó el presidente y líder socialista desde el atril. "Quiero recordar cómo vuestro secretario general, Luis Tudanca, lo entendió muy bien desde el principio", advirtió Sánchez. "Entendió lo que nos jugábamos en ese 39º congreso federal y me apoyó desde el principio", sentenció el líder socialista ente un hipo de silencio de la concurrencia, "y te lo quiero agradecer, Luis. Yo también te apoyaré para que seas el próximo presidente de Castilla y León".
Durante los anteriores 25 minutos, Pedro Sánchez había hecho un mitin autorreivindicativo. Llegó a citar a Felipe González -de pasada, eso sí- para reivindicar "lo que siempre pasa cuando gobernamos nosotros, el PSOE, que España avanza". Frente a "los años de Gobierno conservador, en los que no se hacía absolutamente nada".
También insistió en la "descentralización de las instituciones" para que "salgan de Madrid y apoyemos de ese modo a la lucha contra la despoblación". Para el presidente, ése es "un debate que tenemos que tener, y que nosotros ya hemos lanzado". De hecho, recordó "el Centro de Capacidades digitales de Renfe, que hemos llevado a Miranda de Ebro", anunció el refuerzo del Incibe, "el centro de referencia de ciberseguridad en León", e insistió en "el Centro de Datos que la Seguridad Social va a abrir en Soria".
Los fondos europeos, la "reindustrialización enfocada a la transición ecológica" y la inmensa cantidad de inversiones que abordará el Estado en los próximos años "para reconstruir nuestra industria" le dan a Sánchez la oportunidad de ir regando el país de compromisos. "Cada vez que gobierna el PSOE la sociedad española avanza en derechos y oportunidades", lució con una sonrisa.
"Y por eso en la última conferencia de presidentes", la de Salamanca, "acordamos cumplir con un mandato de la última que presidió Rajoy y luego no hizo nada", volvió a sonreír. "Sacamos adelante un plan para el reto demográfico con 10.000 millones de euros".
Dónde hablar
Ponferrada es lugar propicio a aplaudir todo lo que tenga que ver con la lucha contra la despoblación. Y un auditorio lleno de banderas del PSOE y retratos de Pedro Sánchez se entrega fácil a la ovación si hay arietes contra el PP de Pablo Casado -el exjefe de gabinete de José María Aznar, que presidió la autonomía antes que España-, heredero de Rajoy, desalojado por una moción de censura a causa de la corrupción del partido.
Así que, a favor de viento, Sánchez siguió ofreciendo oportunidades para que lo interrumpieran las palmas de los congregados. "El compromiso de este Gobierno, además, es que la unidad de drones del Ejército se quede en León", dijo. "Y quiero hacer dos anuncios más", anticipó, gustándose.
"Vamos a reactivar Ciuden, el centro de innovación tecnológica vinculado con el medio rural", es decir, la Fundación Ciudad de la Energía de Ponferrada. "Y en una tierra muy cercana, en Zamora, los Presupuestos del año que viene prevén una partida de 20 millones para rehabilitar el cuartel de Montelarreina y garantizar, así, la presencia territorial del Ejército en otras provincias".
Y es que, aunque se habló muy poco de ello, el Gobierno de Sánchez está en plena negociación para sacar adelante las cuentas públicas de 2022. Sin ellas no habría fondos europeos ni inversiones, ni "reversión de los recortes en dependencia", ni "récord histórico en becas para los jóvenes", ni nada.
"Por eso invito a la oposición, empeñada en bloquear e insultar, a que se una a nosotros y empiece a pensar en avanzar y llegar a acuerdos", apuntó Sánchez para cerrar su círculo discursivo. Porque, en realidad, de eso iba el mitin de Ponferrada, de que el PSOE es el que hace avanzar y el PP retroceder. Y de que la convención itinerante de la semana pasada quedará borrada por la grandilocuencia del agasajo que el Partido Socialista le hará a su líder único e indiscutible de aquí a siete días, en Valencia, el mismo escenario.
...donde serán las primeras elecciones después de este primer impasse en los últimos años. Aunque eso es para otra crónica.