El Gobierno de coalición está dividido, partido por el eje de la reforma laboral. Han pasado meses de miradas de soslayo, desafíos con los medios de comunicación de por medio, o frases lapidarias en las respuestas a la oposición en el Congreso... ese escenario en el que no puedes más que aplaudir a tu compañero de partido. Y la reunión de este lunes por la noche en el Congreso no ha servido para nada.
La cita "urgente" a propósito de la crisis abierta entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz, las dos vicepresidentas de Pedro Sánchez, se cerró "sin consenso sobre la reforma laboral" y los representantes de PSOE y de Unidas Podemos se dijeron mutuamente que habrá que seguir hablando.
La comisión permanente de seguimiento del acuerdo de coalición se reunió entre las 19.38 y las 21.18, casi dos horas de discusiones entre los enviados de la vicepresidenta primera y la vicepresidenta segunda. Calviño quiere que se cumplan las jerarquías y coordinar ella la política económica para hacer "una nueva ley" del mercado de trabajo. Díaz reclama que se respete su ámbito ministerial como titular de Trabajo y "derogar" la reforma laboral.
Por parte del PSOE, estaban presentes la vicesecretaria general, Adriana Lastra; el portavoz del Grupo parlamentario, Héctor Gómez; el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños; y la ministra de Hacienda y Función Pública, Maria Jesús Montero.
Del lado de Unidas Podemos, Josep Vendrell, jefe de gabinete de Díaz; Joaquín Pérez, secretario de Estado de Empleo; Enrique Santiago, secretario de estado para la Agenda 2030; la propia Belarra; Irene Montero, ministra de Igualdad; y Pablo Echenique, portavoz en el Congreso.
Sólo uno de los negociadores presentes se mostró algo más optimista con el resultado de la negociación y, en conversación con este diario, calificó de "positivo" el encuentro.
"Momento delicado"
Desde el PSOE se limitaron a reconocer la falta de resultados concretos: "Nos hemos emplazado a seguir hablando". Sin embargo, fuentes oficiales de Unidas Podemos incidían más en el desencuentro al matizar que "será necesario seguir negociando dado que por el momento no hay un consenso sobre la reforma laboral".
Yolanda Díaz acusaba por la mañana a Nadia Calviño de querer que "se mantenga" la ultraactividad de los convenios, es decir, "la pérdida de derechos de los trabajadores" en la negociación con las patronales, y la "prevalencia del convenio de empresa sobre el del sector".
Fuentes de Unidas Podemos advierten de que sólo los morados quieren hablar de contenidos y de que "es la primera vez que la líder morada en el Gobierno saca a la luz las discrepancias". Ese hecho y el tuit del viernes pasado de Ione Belarra les parecen "suficientes muestras" de que este conflicto "no es sólo ruido, sino que va en serio".
La vicepresidenta segunda se mostró "dolida" con la actitud de su cimpañera de Gobierno -y jefa jerárquica-, reclamó al PSOE que "se aclare" y admitió que el Gobierno de coalición vive un momento "muy delicado" porque "hay una parte" que no quiere cumplir el acuerdo.
Por su parte, Nadia Calviño trataba de templar gaitas, en una comparecencia pública junto al comisario económico europeo, Paolo Gentiloni. La vicepresidenta primera se negaba a entrar en la discusión pública aunque, eso sí, afeaba a quienes "se pelean por supuestos liderazgos", en lugar de tratar de buscar "una posición de gobierno" con la que negociar, después, en el diálogo social.
Poco después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tomaba partido por la vicepresidenta económica, pero tratando de mantener el equilibrio dialéctico con su socia morada. Así, prometió en público que la reforma laboral se hará "con diálogo social y con vocación de consenso".
Para consumo interno, aunque Gentiloni se mantenía atento, arremetió contra el enemigo común que comparte con Podemos, el PP. Y de este modo, explicó que la ley que hizo en 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy, con el aval de Bruselas, no contó con el consenso necesario en España.
El presidente incidió en que cuenta con el apoyo de "todo el Gobierno" -al fin y al cabo, él es el jefe- y abogó por avanzar en las transformaciones y las reformas estructurales que necesita España "con el mayor de los consensos" posibles. "En estos últimos años, hemos sufrido muchísimo con las reformas", afirmó ante un comisario europeo que traía en su portafolios un recuerdo: aquella reforma se hizo de la mano de Bruselas y si se toca es para "profundizarla", no para "derogarla".
Los fondos de recuperación del año 2022 dependen de tres cosas: de que se haga ley antes de diciembre; de que se haga con acuerdo con los sindicatos y también con los empresarios; y de que se haga con el aval de la Unión Europea... es decir, Comisión y Consejo: todos los países miembros tendrán algo que decir. Al fin y al cabo, es el dinero de todos el que está en juego. Miles de millones de deuda mancomunada.