Los barones críticos con Pedro Sánchez en el interior del PSOE salían a mediodía de la sede del partido doblemente mosqueados. Primero, con el resultado de la reunión a la que habían sido convocados. Y segundo, con la nota pública emitida por el partido, que daba a entender que había un acuerdo interno para que todos los socialistas vayan de la mano en el nuevo modelo de financiación autonómica. Porque la verdad era que no hay ni acuerdo, ni pacto ni nada que se le acerque.
De hecho, en pocos días Emiliano García-Page y otros representantes "de la España despoblada" acudirán a una reunión convocada por Alberto Núñez Feijóo, tan barón como ellos, tan despoblado como ellos... pero del Partido Popular. Otros ya lo han hecho, también con el PP, por la misma razón pero con otros intereses, como Ximo Puig.
El portavoz de uno de los socialistas molestos con Sánchez, en conversación con este periódico, hacía hincapié en dos mensajes principales, a la salida de la reunión convocada en Ferraz: el primero, que "el mensaje clave es que queremos negociar con el PP, porque en esto no somos socialistas ni nos va a dividir la ideología, sino los intereses de nuestra tierra".
Y el segundo, que "no hay que hacer caso alguno a la nota del partido, no hay acuerdo interno que valga".
A la cita no sólo acudieron los líderes autonómicos del PSOE. Por parte de la Ejecutiva Federal, estaban la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez; la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra; el secretario de Política Autonómica, el presidente extremeño Guillermo Fernández Vara.
En cuanto a los presidentes autonómicos, estaban el de Aragón, Javier Lambán; el citado castellano-manchego, Page; la de Baleares, Francina Armengol; el de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig; el de Asturias, Adrián Barbón; la de La Rioja, Concha Andreu; y representantes de los gobiernos socialistas de Navarra y de Canarias, cuyos presidentes no han podido asistir.
El fracaso lleva a Feijóo
Era una reunión de trabajo importante pero informal, porque no estaba convocada como Ejecutiva, ni como comité territorial... nada. Y allí estaba la titular de Hacienda, anticipando alguna de las líneas maestras del modelo de financiación que su Ministerio tiene comprometido presentar este mes de noviembre.
Así, el desacuerdo a la salida daba cuenta no sólo del fracaso de las intenciones del secretario general, sino de que sus planes han empujado aún más a sus barones críticos a los brazos de Feijóo.
Page, por ejemplo, se revolvía contra sus compañeros socialistas que le reprocharon su acercamiento a los líderes autonómicos del PP. Y ante los medios de comunicación espetó: "Hay quien llama a eso frentismo y, sin embargo, cuando habla con los independentistas lo califica de diálogo". El enfado de sus palabras, escondido en buenas formas, era evidente.
Por eso a la dirección del PSOE no le quedó más remedio que reconocer admitir, como en el 40º Congreso de Valencia hace tres semanas, las diferencias que separan a sus líderes autonómicos en el debate sobre la reforma del sistema de financiación. Y quiso orientar la interpretación de su comunicado más a que era un llamamiento al PP para dejar fuera la "confrontación partidista", haciendo virtud de la necesidad de pactar con los populares.
A Sánchez no le queda más remedio que asumir que los barones hablarán con otras Comunidades gobernadas por otros partidos. La cita de Santiago de Compostela está prevista para el 23 de noviembre, y a ella acudirán hasta ocho presidentes, los de Galicia (PP, anfitrión), Extremadura (PSOE), Asturias (PSOE), Aragón (PSOE), Castilla y León (PP), Castilla-La Mancha (PSOE), La Rioja (PSOE) y Cantabria (PRC)... ahí está, más o menos, la nómina de socialistas díscolos ante Sánchez.
El doble papel de Vara
Y eso que Guillermo Fernández Vara no sólo es presidente de la Junta de Extremadura, sino enviado de Sánchez para poner orden en todo este embrollo.
Desde el Congreso de Valencia, Vara es también secretario de Política Autonómica del PSOE. Un cargo de nueva creación que, de hecho, inventó el líder del PSOE para poner en fila a todos sus barones en este asunto. La ministra de Hacienda se comprometió a presentar un plan este noviembre... pero la bronca interna en el Partido Socialista ha estallado incluso antes de ver un solo papel.
La cúpula del partido convocó este viernes en Ferraz a una cita para acercar posturas. Pero a la salida seguían patentes los intereses contrapuestos entre los despoblados, los que se consideran "infrafinanciados" según su población... y los insulares, que reclaman tratamiento propio.
El comunicado emitido por el PSOE se incluyen algunos de los "principios generales" que deberán inspirar la reforma... pero que no cambian en nada del "pacto de mínimos" alcanzado en el congreso de Valencia.
Que la reforma debe guiarse por la "solidaridad entre nacionalidades y territorios", que debe garantizar la "suficiencia financiera" y la "equidad en la prestación de servicios públicos", y que debe promover la "autonomía financiera y corresponsabilidad fiscal, en coordinación con la Hacienda estatal". Es decir, ninguna concreción para no molestar a nadie.