El abrazo, la cordialidad y el "buen rollo" exhibidos este martes, durante el día de La Almudena, entre Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, más el mensaje de unidad de ambos, supone un importante punto de inflexión en la guerra por el PP de Madrid. La sintonía entre la presidenta y el alcalde madrileños señala directamente al secretario general de los populares, Teodoro García Egea, principal responsable del rumbo que han tomado los acontecimientos por parte de la dirección nacional con respecto a la batalla interna. Y fuerza a intervenir a Pablo Casado, ante una situación que le está empezando a afectar en las encuestas.

Fuentes de la Puerta del Sol consideran evidente que García Egea ha "fracasado" en el empeño. Desde el Ayuntamiento no son tan tajantes, pero el distanciamiento con la mano derecha de Casado es cada vez mayor. Ya hace tiempo que en el entorno de Almeida desconfiaban de los pasos dados por García Egea en esta crisis.

Incluso cuando antes del verano el número dos del PP, en una entrevista en televisión, mostró su apoyo a Ayuso como eventual presidenta de los populares madrileños, el alcalde pensó que lejos de despejar el balón hacia adelante, como se pensaba en Génova, el número dos del partido había agravado el problema. Ya en septiembre el propio García Egea, en una rueda de prensa, se tuvo que desdecir de sus palabras, asegurando que apoyó a Ayuso "como hubiera apoyado a cualquiera".

García Egea y Ayuso. EFE

  

Además, a él se atribuye la estrategia de doblarle el pulso a Ayuso reiteradamente sobre la fecha de celebración del congreso del PP de Madrid. Primero, cuando se negó a adelantarlo, como pedía la presidenta madrileña, y después manteniendo que su celebración se dilate bastante en el tiempo, seguramente hasta mayo o junio, dentro de la horquilla temporal del primer semestre de 2022, en el que debe tener lugar el cónclave. Algo que a juicio de Ayuso irá en contra de la proyección de las candidaturas municipales para las elecciones de 2023, sobre todo en ciudades con alcalde socialista donde se ganó claramente el pasado 4-M, y donde urgiría ir preparando candidatos.

Por otra parte, García Egea fue más lejos que nadie de la dirección nacional en público al contestar a los ataques de la ex presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, firme partidaria de Ayuso. El número dos popular llegó a decir que "lo que destrozó al PP de Madrid fue la corrupción, y eso no lo vamos a permitir". La filosofía de fondo que fuentes del partido expresan en privado es que la concentración de poder de Aguirre, que compaginó las presidencias autonómica y del partido, explicaría los grandes casos de corrupción de aquella época, que llevaron a la cárcel a dos pesos pesados como el ex presidente Ignacio González y el que fuese vicepresidente, Francisco Granados.     

Ante esta evolución de los acontecimientos, Casado aparece cada vez más forzado a dar un golpe de timón en la crisis madrileña. Así lo desean Sol y Cibeles y así se lo piden otros sectores dentro del partido para enmendar una situación que empieza a afectar electoralmente al primer partido de la oposición. Como reflejan los datos del último sondeo de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, Casado ha bajado 17 escaños en el último mes, perdiendo en porcentaje de voto su ventaja sobre el PSOE del último año. 

En esta coyuntura, mantener abierto el frente de Madrid se dibuja cada vez más como un 'suicidio' político. Más aún cuando los en principio antagonistas de esta crisis, Ayuso y Almeida, muestran cada vez mayor sintonía en público, como quedaba de manifiesto este martes, con la Virgen de la Almudena de testigo.  

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