El Ministerio de Educación y la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) están de acuerdo en cambiar el proceso de selección de profesores de infantil, primaria y secundaria introduciendo una prueba extra a la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU o EVAU).
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, fuentes de ambos organismos han recibido con buenos ojos la propuesta de la Conferencia de Decanos y Decanas de Educación que plantea la realización de una prueba que imite al modelo finlandés para aquellas personas que quieran dedicarse a la docencia. Esta prueba la realizaría la Universidad como paso previo a cursar la carrera de Magisterio.
El planteamiento realizado por los decanos se encuadra en la reforma de la profesión docente que introduce la nueva ley educativa, LOMLOE, conocida como Ley Celaá. Se trata de un documento que lleva varios meses trabajándose tanto en el Ministerio de Educación como por parte de las Universidades y, si todo va según lo previsto, verá su primer borrador en enero.
El objetivo que proponen los decanos es "afinar más" el proceso de selección de futuros profesores armonizando el número de plazas que se ofertan anualmente y añadiendo un proceso selectivo "que vaya más allá de la nota". De momento cuentan con el apoyo de la ministra Pilar Alegría, pero el ministro de Universidades, Manuel Castells, no ha tenido ningún contacto con ellos.
"En la Conferencia de Decanos llevamos trabajando en la cuestión de la reforma de la profesión desde hace cuatro años. Los planes de estudios tienen doce años y no hemos podido modificarlos porque son comunes en todo el Estado, y la introducción de materias nuevas y cambios sustanciales no podemos hacerlo nosotros", dice la presidenta de la Conferencia Nacional de Decanos de Educación, Carmen Fernández Morante.
En su empeño de proponer una prueba de acceso específica, los decanos han trabajado ya con la CRUE, las consejerías de Educación y el Ministerio. El objetivo es que todos los actores estén de acuerdo para tener un "modelo de maestro". "Un perfil marco competencial para todos".
40.000 alumnos al año
La propuesta sigue la tendencia de Finlandia donde, para acceder al programa de docencia, se realizan dos pruebas competenciales. Por un lado, el examen nacional de ingreso llamado Vakava (que sería como la selectividad en España) y, por el otro, una prueba de aptitud.
El examen de ingreso es único para todo el Estado, simplificando así el procedimiento de admisión y aumentando la cooperación entre las universidades. La segunda fase, por el contrario, se desarrolla en cada universidad y puede incluir entrevistas individuales, pruebas basadas en determinados materiales como ensayos sobre educación.
El modelo finlandés hace que sólo sean profesores los mejores. De hecho, y según los datos del país, solo uno de cada diez candidatos a las pruebas de acceso consiguen ser admitidos en los programas de formación docente.
Por el momento, los docentes españoles llevan casi dos meses de reuniones con la Dirección General de Educación. Las bases de esta prueba competencial se coordinaría desde ese órgano. También dependería de él otra gran reclamación: que se formen menos docentes.
En este sentido, Carmen Fernández asegura que hay que regular el número de plazas de acceso porque es "desorbitado" y "no se corresponde con las posibilidades de empleo". Por poner un ejemplo, cada año en España ingresan 40.000 alumnos en las facultades de Magisterio.
Una vez se reduzcan estas plazas, los docentes creen que hay que apostar por una mayor "experimentalidad de los títulos". Es decir, un mayor nivel práctico que requiere, a su vez, "un trabajo más personalizado". "Si tienes un nivel de experimentalidad alto trabajas con menos alumnos", añade.
MIR educativo
Para terminar, otro tema que deberá abordar Educación y Universidades es cómo se incorporan los docentes al mundo laboral. Durante el Gobierno de Mariano Rajoy se llegó a hablar de un MIR educativo. Un proyecto que reactivan desde Ciudadanos y que los Decanos de Educación aceptan pero con matices.
Fernández no quiere hablar de MIR porque asegura que no se puede estipular una oferta cerrada, como tienen los médicos. Sin embargo, sí piensa que debería de haber un primer año de trabajo en el que se formara al alumno con una evaluación "seria y basada en competencias", explica Carmen Fernández.
"El acceso a la plaza por el sistema de oposición no permite seleccionar a los más idóneos. Si hubiera un proceso de iniciación de un año se podría avanzar en un proceso de selección mucho más centrado en la práctica", señala.
La idea es que, tras ese primer año, el docente no se tuviera que presentar a una Oferta Pública de Empleo (OPE). No obstante, eso es algo que se vislumbra, casi, como imposible.
"El sistema de contratación en la Educación Pública tiene que estar mucho más centrado en la práctica. Debe haber un proceso informativo que permita hacer unas pruebas de acceso iniciales con una evaluación competencial y una acreditación final que te dé o no una plaza", explica.