Fátima Pareja, andaluza de 25 años que cursa primero de Enfermería en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), tuvo que examinarse forzosamente en catalán, pese a no dominar el idioma, porque un profesor le negó una copia de la prueba en castellano. "Me pagan por enseñar y no por traducir", le espetó el docente.
Este, eso sí, ofreció una alternativa: que una joven de otro curso leyera el examen e identificara las palabras más difíciles de entender. Él las traduciría entre paréntesis para sus siete alumnos no catalanohablantes. En caso de dudas, tendrían que levantar la mano para ser atendidos cada vez que no entendieran una pregunta. Una prueba tipo test que había que completar en una hora. Y así fue.
Pareja ha denunciado esta semana lo sucedido en redes sociales, causando un importante revuelo: "Necesito vuestra ayuda porque sois la última baza que me queda para intentar que los profesores que se niegan a entregar una copia del examen en castellano a las personas de fuera de Cataluña lo hagan".
Fátima explica a EL ESPAÑOL que en los dos meses que lleva en la UAB no ha tenido problemas similares, pese a que solo dos de las asignaturas que cursa se imparten en castellano. Y todo gracias a que la estudiante se apresuró a comienzo de curso a enviar un correo electrónico avisando a todos los docentes de que no hablaba catalán.
Así, el primer día de examen la mayoría de los profesores "nos tenían preparada una copia en español". Pero la petición no fue atendida en la asignatura Funció del Cos Humà [Función del Cuerpo Humano], en cuya prueba final se produjo el esperpento que Fátima denuncia en el vídeo. Y en el que abunda ahora en conversación con este periódico.
"He suspendido con un 3,5, y eso que había aprobado los tres primeros parciales [fueron en castellano]. Fue todo un estrés psicológico y mental. Tienes que pensar el doble, levantar la mano para que él venga, te traduzca... Y todo en una hora", denuncia.
"No creo que tenga que demostrar en esa asignatura si sé o si no sé catalán, sino si tengo conocimientos", censura Fátima Pareja, que no se habría matriculado en Enfermería de haber conocido de antemano las condiciones. Unas condiciones que se juraban distintas en la página web de la UAB.
¿50% en castellano?
La universitaria andaluza, afincada desde hace cinco años en Cataluña, asegura que cuando se matriculó se le aseguró que "el idioma de la carrera es un 50% catalán y un 50% castellano". "Si no, no me hubiera matriculado. Y esto no se cumple. A excepción de dos clases o tres que se dan en castellano, el resto son todas en catalán", relata.
Una anécdota que refleja bien el estado de la cuestión en la UAB es que cuando Fátima Pareja se matriculó, una amiga suya "independentista" se extrañó de que la mitad de las clases fueran a desarrollarse en español. "Dudo de que en la Autónoma te den el 50% en castellano, pero si es así, qué suerte", le comentó.
Al ver que esta promesa no se ha cumplido, Fátima y algunos de sus compañeros -no todos porque, dice, "la gente tiene miedo"- han enviado un mensaje al Consejo de Estudiantes mostrando su malestar. Y aún siguen esperando respuesta. "Todavía estoy esperando a que me respondan. Hacen referéndum para ver si se hace evaluación continua para la gente que trabaja, pero no hacen referéndum para que los alumnos que no hablamos catalán podamos examinarnos en castellano. Es alucinante".
"Los derechos se luchan"
La llamada desesperada de la joven ha tenido mucho eco, por cuanto ha coincidido temporalmente con la sentencia del Tribunal Supremo tumbando la inversión lingüística monolingüe en catalán, obligando al Govern a que al menos el 25% de las horas lectivas transcurran en castellano, tal y como prescribe la Constitución Española.
Una circunstancia que ella, según admite, desconocía a la hora de publicar el vídeo en redes sociales. Y por eso se ha sentido abrumada por la repercusión que este ha alcanzado. "Yo no estoy muy metida en política", admite la joven andaluza, que ironiza: "Si lo llego a hacer queriendo, no me sale mejor. Casualidades de la vida...".
Sobre si ha recibido amenazas, Fátima dice haber privatizado su cuenta de Twitter porque no ha "querido leer mucho más": "Así solo voy a hacer mala sangre". Admite, eso sí, saber que hay quien la ha acusado de estar "contra el catalán", pero "¡ni mucho menos!".
Ella sólo reivindica poder completar sus estudios sin trabas adicionales. Y Fátima, luchadora nata (superó recientemente un cáncer de mama), no piensa desistir en su empeño: "¿Qué hago? ¿Me arrodillo? Quizá este curso no consiga nada, pero el año que viene puede que venga gente que quiera hacer ruido y hagamos ruido. Los derechos del estudiante no se consiguen callando, se consiguen luchando".