La presentación del libro Política para adultos del expresidente Mariano Rajoy ha hecho posible este miércoles la foto más esperada: la del reencuentro entre Pablo Casado y la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso después de tres meses de guerra soterrada, enfrentados desde las sedes de la calle Génova y la Puerta del Sol.
Pero el reencuentro apenas duró unos minutos, en medio de un ambiente de frialdad. Casado y Ayuso llegaron al Casino de Madrid por separado y sin hacer declaraciones, perseguidos por una marea de cámaras, entre nervios y empujones.
Ambos posaron junto a Mariano Rajoy, el alcalde José Luis Martínez-Almeida y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.
Junto a ellos, actuando como anfitrión, estaba el periodista Carlos Herrera, encargado de presentar el libro, al que Rajoy definió como "brillantísimo comunicador, buena gente y persona de fiar".
La soledad con la que Cayetana Álvarez de Toledo (expedientada por romper la disciplina del partido en el Congreso) presentó el lunes su libro Políticamente indeseable contrastaba con la capacidad de convocatoria de Rajoy: el acto contó con la presencia de casi todos los exministros de sus Gobiernos.
Pero la imagen de unidad del PP tuvo mucho de espejismo. Una vez retirados del photocall, un Pablo Casado con semblante serio e Isabel Díaz Ayuso apenas hablaron un minuto, sin el menor gesto de cordialidad, junto a la escalinata del Casino de Madrid. Los escoltas de Rajoy se apresuraron a apartar a empujones a los fotógrafos y cámaras de televisión.
A su llegada al Casino, el alcalde José Luis Martínez-Almeida intentó restar importancia al pulso que mantienen Casado y Ayuso. En el PP no es necesario cerrar heridas, porque para eso deberían estar abiertas, argumentó.
Pero la fractura entre ambos líderes populares ensombreció la imagen de un PP que, en torno al expresidente Rajoy, intentaba demostrar que está listo para recuperar el Gobierno.
El "milagro" de Herrera
Cuando Rajoy tomó la palabra, intentó despejar estas sombras repartiendo elogios a partes iguales. Dijo que Pablo Casado debe "asumir pronto la presidencia del Gobierno para el bien de todos, también de aquellos que no le votan".
Y a continuación elogió la "valentía" de Isabel Díaz Ayuso porque "fue capaz de tomar decisiones en momentos difíciles, en los fáciles las toma cualquiera", dijo en relación con la gestión de la pandemia. Y encontró especialmente "absurdas" e "incomprensibles" las críticas a la construcción del hospital Isabel Zendal, que permitió aliviar la situación de las UCI en los momentos más duros de 2020.
Antes, el periodista Carlos Herrera había intentado romper la tensión bromeando al afirmar que a veces la Navidad "produce milagros", sin aludir directamente al reencuentro entre Casado y Ayuso que había mantenido en vilo a todos los asistentes.
En primera fila, escuchaban sus palabras Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, a ambos lados de la esposa de Rajoy, Elvira Fernández.
Nacionalizar bancos
El expresidente del Gobierno convirtió la presentación de su libro en un alegato contra la infantilización de la política y los populismos ("el camino de la destrucción de la democracia", dijo citando a Vargas Llosa), en presencia de los principales miembros de sus Gobiernos.
Entre los asistentes se encontraban la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y exministros como Iñigo Méndez de Vigo, Ana Pastor, Fátima Báñez, Rafael Catalá, Alfonso Alonso, Ana Mato o Íñigo de la Serna. Pero también representantes del poder económico como el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y el expresidente de Telefónica César Alierta.
Ante ellos, señaló que "no hay mejor forma de hacer política que atender la economía, porque es la vida de la gente y fortalece las democracias". Tras criticar que el actual Gobierno quiere derogar la reforma laboral y la de las pensiones "por puro sectarismo", recordó que su Gobierno tuvo que "nacionalizar tres bancos, para evitar que entraran en quiebra, y luego los privatizamos, como es natural".
Rajoy identificó como una de las señas de identidad de los populismos los juicios paralelos y, entre aplausos, recordó las 120 portadas que El País dedicó a Francisco Camps, que finalmente ha salido indemne de todas las causas judiciales.
Hubo varios aplausos, uno de ellos cuando mostró su apoyo al Rey Juan Carlos que, dijo, ha sido "atropellado injustamente e inmisericordemente en este país".
Carlos Herrera también aludió a la infantilización de la política al constatar que "en España hay un número notable de imbéciles que creen que Twitter es el mundo real. Han entrado en proceso de histeria que les transforma en nuevos adolescentes de ayer y hoy". Herrera concluyó su presentación citando a Quevedo: "Todos los que parecen estúpidos lo son, y además lo son la mitad de lo que no lo parecen". Nadie en el auditorio se dio por aludido, incluidos los periodistas.r