El contenido de la conferencia de Pere Aragonès en Madrid ha empezado a asomar a través de la mera composición del público: dos ministros del Gobierno de España –su socio de referencia–, diputados de Podemos y de Bildu... y nadie de Junts per Cat –los afines de Puigdemont que gobiernan Cataluña con el propio Aragonès–.
Todo esto podría traducirse en la solidez de la alianza Gobierno-Esquerra Republicana y en la fractura que asola no sólo a Cataluña, sino también a la facción separatista. En ese contexto, Aragonès se ha acercado al micrófono y ha retado a Moncloa a convocar un referéndum de autodeterminación: "Atrévanse a ganar y a perder. Yo me atrevo. Pero tengo el convencimiento de que nuestra opción ganaría".
El presidente de Cataluña ha reiterado su amenaza: en caso de que no se produzcan avances en la "negociación" con Moncloa referidos a ese referéndum, se explorarán "otras alternativas". Pero Aragonès, ante las repreguntas de los periodistas, no ha querido aclarar cuáles son esas alternativas.
Lleno absoluto en el Club Siglo XXI, que viene celebrando sus coloquios en el hotel Eurobuilding, a orillas del Paseo de la Castellana, desde la Transición. Josep Tarradellas fue invitado en 1985. La diferencia entre su mensaje y el de Aragonès da la medida de la situación en la que se encuentra Cataluña.
La tesis de Aragonès es la de "amnistía y autodeterminación" y, pese a sus llamadas a la negociación, no parece que esté dispuesto a ceder. Se ha inclinado, casi en tono personal, por una mayoría del "cincuenta por ciento más uno" para que la independencia pueda ser realidad.
Sin embargo, ha admitido que, si Moncloa se abriera, podría hablar de condiciones como las "mayorías reforzadas" y una "participación" cualificada. Un mensaje que han escuchado los ministros Joan Subirats [Universidades] e Isabel Rodríguez [portavoz].
Manuela Carmena, que ha presentado a Aragonès en la tribuna, lo ha definido como "un hombre de diálogo". Pero a continuación, el "diálogo" encarnado por el presidente de la Generalitat no ha rebasado ninguna frontera que no sea el referéndum de independencia.
Lo ha anticipado él mismo en el preámbulo, casi como queriendo asegurar que su mensaje iba a entenderse en esa clave, y no en otra: "Soy un president independentista, republicano y de izquierdas. Verán esas señas ideológicas a lo largo de la intervención".
Aragonès, en su visita a Madrid, ha pedido "respeto a la voluntad mayoritaria de Cataluña", que pasa por "decidir el futuro del país de forma pacífica y democrática". Acto seguido, ha lamentado "la incapacidad del Estado español de facilitar esa demanda".
"Queremos decidir sin miedo y en libertad. Eso hacen las democracias maduras y avanzadas", ha incidido. El político independentista no ha querido deslizar ninguna fecha para la próxima reunión de la "mesa de diálogo" con el Gobierno, pero ha mencionado el "principio de 2022" como algo pactado.
"Lo que frena la negociación es la ausencia de propuestas por parte de las instituciones del Estado", ha culpado Aragonès. En ese instante, ha lanzado una batería de preguntas a Pedro Sánchez.
"¿Reconocerán a Cataluña como nación? ¿Se reconocerá la acción exterior de Cataluña para que podamos relacionarnos con otros Estados? ¿Se respetarán las leyes que acuerde el Parlament?", ha inquirido.
A modo de presión, Aragonès ha dicho a PSOE y Podemos que "esta es la última oportunidad para resolver el conflicto catalán a través de las urnas". Lo ha dicho en referencia a esas encuestas que auguran una posible mayoría de gobierno conformada por PP y Vox.
Sin embargo, para tranquilidad de Sánchez, el político separatista ha aclarado que "estarán siempre en un frente progresista contra la ultra derecha", se avance o no en la negociación. Aunque luego ha pedido que eso no se utilice como "excusa" para dilatar los plazos.